El régimen comunista chino informó el 9 de agosto sobre 94 contagios locales entre 125 nuevos casos de COVID-19 en 24 horas.
El brote actual en China está impulsado por la variante delta, altamente contagiosa. Las autoridades dijeron que la infección de esta variante se propagó por primera vez entre los trabajadores de un aeropuerto de la ciudad de Nanjing, en el este de China, y desde entonces avanzó por todo el país, con registros desde la provincia tropical de Hainan, en el sur, hasta Mongolia Interior, en el extremo norte.
Beijing, la capital del país, que no había notificado ningún nuevo contagio local desde hacía dos días, anunció el 8 de agosto que no se permitirá la entrada en la ciudad a los viajeros procedentes de regiones con contagios del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) notificados en las dos últimas semanas. El virus del PCCh provoca la enfermedad de COVID-19.
La capital cortó todos los servicios de tren de pasajeros hacia estas regiones y detuvo todos los autobuses de pasajeros de otras ciudades excepto los de la cercana ciudad de Tianjin y la provincia de Hebei.
La ciudad de Ruili, en la provincia suroccidental china de Yunnan, anunció el 9 de agosto que todos los residentes del centro de la ciudad estarían en cuarentena en sus casas hasta el 17 de agosto. Las autoridades también prohibieron el traslado de pasajeros y los camiones deben cambiar de conductor en los puntos de control para entrar o salir. Con estas normas, los lugareños no pueden salir y la gente de fuera no puede entrar.
El domingo, la ciudad de Nanjing, la capital de la provincia de Jiangsu y la supuesta zona cero del nuevo brote, anunció a los residentes una sexta ronda de test masivos de COVID-19, mientras que la vecina ciudad de Yangzhou anunció su quinta ronda de test masivos el lunes.
Fuera de control
El régimen comunista anunció el lunes que se administraron 1780 millones de dosis de vacunas contra COVID-19, pero que esto no impedirá que la gente se infecte con el virus del PCCh. También anunció nuevos contagios locales en las provincias de Henan, Jiangsu, Hunan y Hubei.
En Zhengzhou, la capital de la provincia de Henan, en el centro de China, afectada por las inundaciones, el gobierno de la ciudad anunció el domingo que 116 residentes habían dado positivo en el test de COVID-19 desde que se detectó el brote actual el 30 de julio, y 40 de ellos fueron diagnosticados el domingo. Como el régimen no cuenta a los pacientes sin síntomas como infectados por COVID-19, se notificaron aparte a otros 12 casos como «portadores asintomáticos».
El brote de Zhengzhou se detectó por primera vez en el Hospital nº 6 y el gobierno de la ciudad afirmó que se encontraba «fuera de control» a causa de la variante delta, que es muy contagiosa.
«Hemos desinfectado exhaustivamente el Hospital Nº 6 más de diez veces [desde el 31 de julio]», dijeron las autoridades el lunes.
«Un médico del Hospital nº 6 fue puesto en cuarentena y sometido a pruebas ocho veces desde el 31 de julio hasta el 6 de agosto. Los resultados de las siete primeras veces fueron negativos, y la última vez fue positiva. Se le diagnosticó como paciente de COVID-19 [después de que mostrara síntomas] el 7 de agosto», explicaron las autoridades en relación al test el mismo 7 de agosto.
La noche del 9 de agosto, el régimen actualizó la lista de zonas afectadas por COVID-19 para incluir 15 regiones de «alto riesgo» y 201 de «riesgo medio».
A todos los residentes de las regiones de alto riesgo no se les permite salir de sus casas y el régimen los mantienen bajo un cierre total. A los residentes de las regiones de riesgo medio no se les permite salir de sus recintos residenciales y se les considera en aislamiento parcial.
Las regiones clasificadas como de «riesgo medio» abarcan la mayor parte de China, desde el extremo norte de Mongolia Interior hasta la capital, Beijing, pasando por el este de Jiangsu, Shandong y Shanghai, el centro de Henan y Hubei, y el suroeste de las provincias de Sichuan y Yunnan, el centro-sur de Hunan y el sureste de Fujian.
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