ANÁLISIS: Enfoque autoritario del PCCh acelera la fuga de inversiones extranjeras de China

Se produce una salida récord de capitales tras las redadas y la ampliación de la ley contra el espionaje

Por Jenny Li y Olivia L
10 de mayo de 2023 2:47 PM Actualizado: 10 de mayo de 2023 2:47 PM

Mientras la economía china sigue en declive, las autoridades chinas han adoptado en las últimas semanas un enfoque de mano dura para «regular» las empresas extranjeras. Estas tácticas han enfriado la inversión extranjera en China y han provocado una salida masiva de capitales.

Mientras tanto, el primer ministro chino dio una efusiva bienvenida a los ejecutivos internacionales en el Foro de Desarrollo de China celebrado a finales de marzo. Según los expertos, estos movimientos contradictorios —acogida y desconfianza a la vez— ponen de manifiesto la ambivalencia del Partido Comunista Chino (PCCh) y su «filosofía de lucha».

El periodista independiente Zhuge Mingyang cree que las redadas reguladoras contra empresas extranjeras son «una tonta medida de represalia» del PCCh ante las sanciones tecnológicas y económicas impuestas a China por Estados Unidos y otros países occidentales.

Según la empresa de análisis de inversiones Exante Data, del 21 al 26 de abril, los inversores mundiales retiraron 3170 millones de dólares netos de las acciones chinas a través del canal de inversión transfronterizo Shanghái-Hong Kong/Shenzhen-Hong Kong Stock Connect.

El éxodo de capitales —la mayor salida de fondos de capital de los últimos cinco meses— se produjo pocas semanas después de que el PCCh iniciara una serie de duras medidas para reprimir a las empresas extranjeras.

Redadas, detenciones e incautaciones

A principios de marzo, las autoridades chinas detuvieron a un empleado de la empresa farmacéutica japonesa Astellas Pharma.

El 26 de marzo, Mintz Group, empresa estadounidense de investigación empresarial, declaró que las autoridades chinas habían realizado una redada en la oficina de la empresa en Beijing y detenido a sus cinco empleados en China.

El 31 de marzo, las autoridades anunciaron una auditoría de ciberseguridad de Micron Technology, fabricante estadounidense de memorias informáticas.

En abril, en una redada sorpresa, los reguladores chinos visitaron la oficina de Shanghái de la consultora estadounidense Bain & Company, incautaron teléfonos y computadoras e interrogaron a los empleados. El Financial Times reportó por primera vez de la redada el 26 de abril.

Más recientemente, agentes chinos realizaron redadas en varias sedes de la consultora Capvision, según reportaron los medios estatales chinos el 8 de mayo. En un reporte publicado el martes, el South China Morning Report afirmaba que «la empresa fue acusada de ayudar a filtrar información sobre la industria de tecnología militar china a extranjeros».

En consonancia con las redadas, el 26 de abril, el régimen publicó la ley antiespionaje revisada de China, ampliando la definición de espionaje y aumentando los poderes coercitivos de las agencias de seguridad nacional. Las enmiendas, las primeras modificaciones desde la publicación de la ley en noviembre de 2014, permiten a las agencias gubernamentales inspeccionar las instalaciones y los dispositivos electrónicos de las empresas, así como los teléfonos inteligentes y los computadoras portátiles de las personas.

A los ejecutivos extranjeros les preocupa que, en virtud de la ley revisada, algunas operaciones comerciales normales —como la recopilación de información sobre los mercados locales, los competidores y los socios comerciales— puedan considerarse actividades de espionaje.

Alienar a las empresas extranjeras

Anders Corr, fundador de Corr Analytics Inc. y editor del Journal of Political Risk, declaró a The Epoch Times el 1 de mayo que las agresivas medidas del PCCh disuadirán a las empresas extranjeras de hacer negocios en China.

«Las empresas extranjeras no querrán que sus datos sean fácilmente inspeccionados por el gobierno chino, que podría copiarlos mediante técnicas de ciberespionaje y proporcionárselos a sus competidores chinos. Esto disminuirá la disposición de las empresas extranjeras a establecer grandes operaciones comerciales en China, o a viajar a China con datos confidenciales comerciales», afirmó.

Hay otra cuestión que está frustrando a las empresas extranjeras. En los últimos meses, el PCCh ha restringido o incluso cortado el acceso de las empresas extranjeras a diversas bases de datos. Las restricciones de «caja negra» limitan el acceso a la información de registro de empresas, patentes, documentos de contratación, revistas académicas y anuarios estadísticos oficiales.

Por ejemplo, muchos clientes se han encontrado con que ya no pueden acceder a Wind Information Technology Co. con sede en Shanghái, según un reporte del Wall Street Journal. Wind Information es una de las bases de datos más importantes de China, y sus datos económicos y financieros son muy utilizados por analistas e inversores chinos y extranjeros.

«Los inversores se están poniendo nerviosos por las medidas enérgicas de China contra las empresas de contabilidad y diligencia debida, y su corte de las tuberías de datos que solían alimentar a los inversores internacionales con información cuantificable y en tiempo real sobre los mercados que servía de entrada para sus modelos y algoritmos de negociación. Sin ellos, es difícil que los inversores comprendan el verdadero valor de los activos invertibles», afirmó Corr.

Lucia Dunn, catedrática de Economía de la Universidad Estatal de Ohio, declaró a The Epoch Times el 6 de mayo que las recientes acciones del PCCh indican un rápido deterioro de las relaciones económicas de China con los países desarrollados.

«China ha estado poniendo las cosas cada vez más difíciles a los países que quieren comerciar y hacer negocios con ella. Las tácticas que el PCCh está empleando ahora —redadas en oficinas de entidades extranjeras, detención de empleados de empresas extranjeras, etc.— son inaceptables en el resto del mundo, y el PCCh debe ser consciente de ello. Así que parece que pueden haber adoptado una estrategia deliberada para librar a su país de la influencia extranjera», afirmó.

Manifestación de la «filosofía de lucha»

Las acciones del PCCh parecen contradictorias: el recién nombrado primer ministro chino, Li Qiang, expresó recientemente una calurosa bienvenida a las empresas extranjeras, incluso cuando empezaban a circular noticias de las redadas.

A finales de marzo, Li dijo a ejecutivos extranjeros, entre ellos el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, que «las puertas de China se abrirán cada vez más», y les instó a «invertir en China y echar raíces en China».

Sin embargo, según un reporte de febrero de Nikkei Asia, la inversión de las empresas extranjeras en China cayó a su nivel más bajo en 18 años en la segunda mitad de 2022, ya que la inversión extranjera directa en China disminuyó un 73 por ciento en el año, la caída más pronunciada desde 1999.

Los datos de la Administración Estatal de Divisas de China (SAFE, por sus siglas en inglés) indicaron que hubo una salida neta de 11,200 millones de dólares de China entre octubre y diciembre del año pasado, la mayor salida de capital desde el tercer trimestre de 2019, según Nikkei Asia.

Foxconn reduce su dependencia de China

En solo un ejemplo, el gigante tecnológico Foxconn ha sido noticia recientemente por sus medidas para reducir su dependencia de China.

Uno de los mayores proveedores de Apple, en febrero se informó que Foxconn había recibido la aprobación para invertir 270 millones de dólares en una fábrica en Vietnam.

En 2022, Foxconn inició la producción del iPhone 13 en India.

Además, el lunes, Foxconn adquirió una propiedad de 13 millones de pies cuadrados en el área de Devanahalli del país, pagando 37 millones de dólares por el sitio, ya que busca expandir su presencia de fabricación en India.

Alrededor del 70% de los ingresos de Foxconn proceden actualmente de China, según un reporte  del Wall Street Journal del 15 de marzo.

La inversión extranjera ha desempeñado un papel clave en el rápido desarrollo económico de China. Las empresas extranjeras también han apoyado en gran medida a las ciudades chinas de primer nivel. Las ciudades más desarrolladas y prósperas de China —Beijing, Shanghái, Guangzhou y Shenzhen— son los lugares más deseados por la inversión extranjera.

Por ejemplo, según el medio de comunicación estatal chino Global Times, a principios de febrero, Shanghái albergaba las sedes regionales de 891 empresas multinacionales y 531 centros de I+D extranjeros. Según el informe, la ciudad atrajo la cifra récord de 23,900 millones de dólares en inversión extranjera en 2022.

El éxodo de capital extranjero, por tanto, provocará inevitablemente un desempleo masivo. Según estimaciones oficiales divulgadas por los medios estatales chinos, las empresas con inversión extranjera en China representan más de 45 millones de trabajadores empleados directamente.

«Atreverse a luchar»: una nueva política exterior

Zhuge cree que la ofensiva del PCCh contra las empresas extranjeras ilustra la extrema ambivalencia del PCCh, cuyo enfoque podría describirse como «engaño, malicia y lucha».

La represión también puede verse como una manifestación de la ideología de Xi Jinping de «atreverse a luchar«, una nueva doctrina de política exterior declarada en la Conferencia Nacional Popular de marzo de este año.

Dunn también compartió su opinión sobre la ideología de «atreverse a luchar» de Xi.

«Es difícil para una persona de fuera comprender plenamente la mentalidad de ‘atreverse a luchar’. Tal vez el presidente Xi piense que ha hecho que Occidente dependa económicamente de China, hasta el punto de que ahora puede ‘tirar [del] enchufe’ que socavará las economías occidentales», afirmó.

«Sin embargo, creo que este tipo de estrategia sería subestimar enormemente la resistencia económica de los países occidentales. Creo que tras un periodo de ajuste [durante el cual] estos países se destetarán de la mano de obra barata china y de la esquiva promesa de acceder a un mercado de consumo de 1400 millones de personas, veremos que a los países occidentales les va realmente mejor con una menor implicación con China».


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