Había una vez, en la Dinastía Han del Este, un hombre llamado Zhong Mou. Creció siendo pobre, y labraba la tierra para ayudar a su hermano y cuñada.
Le encantaba leer en su tiempo libre, y eventualmente se convirtió en un hombre ilustrado. Debido a su destacado carácter noble fue recomendado a ocupar el puesto de magistrado del condado de Xindu.
Como magistrado, gobernó con justicia y aprovechó cada oportunidad para enseñarle a la gente cómo mejorar su carácter. A mucha gente le gustaba su política y comenzaron a mudarse a su condado. Como resultado, la población se triplicó en tres años.
Zhong Mou fue promovido para ser el jefe de la provincia durante una hambruna. Viendo el dolor de la gente, inmediatamente ordenó que las provisiones de alimentos del propio gobierno sean distribuidas entre el pueblo. Sin embargo, algunos funcionarios temían ser luego culpados de tomar de los bolsillos del gobierno. Planearon denunciarlo.
“Pero si esperamos su aprobación, más personas morirán en la espera. Estoy dispuesto a asumir toda la culpa si esto significa salvar vidas”, respondió Zhong Mou.
Finalmente, las noticias sobre las acciones de Zhong Mou llegaron a los oídos del Emperador Shun, y el emperador alabó personalmente a Zhong Mou por haber salvado vidas. Un año más tarde su provincia tuvo una buena cosecha, y los graneros del gobierno fueron repuestos. Los robos y hurtos asimismo desaparecieron completamente en su provincia.
Zhong Mou luego ocupó un puesto de oficial militar en la frontera del país. Toda la gente admiró su virtud y vivió en paz. Se convirtió en un ejemplo acerca de cómo una firme voluntad puede cambiar el corazón de la gente.
Historia recojida de la 66ª Biografía de los Funcionarios Rectos, Volúmen 76, Libro de Han
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