Ahorro y sencillez: un camino hacia la felicidad

Por JEFF MINICK
10 de septiembre de 2020 8:05 PM Actualizado: 10 de septiembre de 2020 8:05 PM

«Úselo, desgástelo, hágalo funcionar o prescinda de él».

Ese viejo proverbio de Nueva Inglaterra, a veces traducido como «cómalo, gástelo, haga que funcione», era supuestamente una frase favorita de Calvin Coolidge. Benjamín Franklin era otro creyente en la frugalidad y el ahorro, acuñando dichos como «un centavo ahorrado es un centavo ganado» y «prefiero irme a la cama sin cenar que endeudarme». Los Boy Scouts incluyen el «ahorro» como una de sus 12 Leyes Scout.

Cómo han cambiado los tiempos.

Deudas atrasadas

En julio de 2020, la deuda pública de Estados Unidos fue de 26.48 billones de dólares, lo que supone un aumento de 4.45 billones de dólares con respecto al año anterior.

La deuda de las tarjetas de crédito estadounidenses fue de casi 1 billón de dólares, un récord.

Unos 43 millones de estadounidenses adultos tienen una deuda estudiantil combinada de 1.5 billones de dólares.

Y si alguna vez se ha preguntado cómo es un trillón de dólares, lo descubrirá aquí.

¿Dónde está Ben Franklin cuando se necesita?

Ahogándose en las deudas

Durante 20 años, mi esposa y yo luchamos con las deudas. Durante ese tiempo operábamos un hostal y una librería, trabajábamos tiempo parcial, y aún así teníamos problemas para pagar la hipoteca y las tarjetas de crédito. Después de la repentina muerte de Kris en 2004, me quedé en el hostal durante otro año, pero mantener el lugar abierto se volvió imposible.

Un día un vecino adinerado se acercó y en menos de una hora me ofreció comprar el lugar, le dije inmediatamente que sí a su propuesta. El dinero de esa venta pagó la hipoteca y todas mis deudas, y corté las tarjetas de crédito y empecé a enseñarle a los niños en casa a tiempo completo. Debido a estas circunstancias y a mi mala planificación financiera, como tantos estadounidenses, siempre tendré que trabajar.

Una nota adicional: durante esos años, estuve lleno de dolores de cabeza, algunos tan severos como para enviarme a la cama por el día. En los 14 años desde que vendí mi negocio y pagué mi deuda, puedo contar con una mano el número de veces que he tenido dolores de cabeza.

La otra cara de la moneda

Ahora una historia muy diferente.

Un hombre que conozco bien se graduó en la universidad, se casó y encontró un trabajo lucrativo como vendedor. Tanto él como su esposa, que también trabajaba a tiempo completo, vivían modestamente, ahorraron su dinero y compraron una casa de tres apartamentos en mal estado. Vivieron en uno de los apartamentos y alquilaron los otros dos, ahorraron su dinero y comenzaron a comprar otras casas antiguas y pequeños edificios de apartamentos, cambiando algunos y alquilando otros. Hoy en día son dueños de 14 propiedades de este tipo y tienen la intención de invertir en más. Utilizan una agencia de servicios para alquilar estas residencias y encargarse del mantenimiento y las reparaciones. A finales de este año, este hombre planea retirarse de su trabajo en ventas y continuar sus actividades en el mercado inmobiliario.

Tiene 32 años.

«Mary y yo vivimos de forma bastante sencilla», me dijo. «Solo tenemos que pagar la hipoteca y el seguro, y poner comida en la mesa para los niños. No tengo ningún deseo de llevar un estilo de vida lujoso. De todos modos, veremos qué pasa».

Penny-Wise

Podemos encontrar todo tipo de blogs en Internet que celebran la idea de ahorro de este joven. En Choosing Voluntary Simplicity, por ejemplo, hay varios artículos sobre la moderación y las alegrías de la vida sencilla: «Son las cosas sencillas las que cuentan», «Nuestro viaje a una vida sin deudas», «¿La moderación significa que no se deben tener cosas bonitas?», y otras. Otras páginas web tratan temas similares: vivir el momento, despójese de posesiones innecesarias, tome el control de las finanzas, ahorrar e invertir.

Aunque la pandemia actual ha llevado tristeza y dificultades a muchos hogares —la muerte de un pariente o amigo, pérdida de empleos, soledad y lo que conlleva, depresión— la cuarentena también nos dio la oportunidad de buscar opciones de ahorrar que de otra manera nos habrían eludido.

¿Es posible trabajar más desde casa, ahorrando dinero en viajes, ropa y comida? ¿Pueden nuestros hijos recibir una educación mejor y menos costosa en casa que en las escuelas primarias y secundarias? ¿Necesitamos realmente gastar sumas exorbitantes de dinero en una educación universitaria? ¿Podemos comer más sano y menos caro cuando no frecuentamos restaurantes tan a menudo? ¿Podemos comprar nuestra ropa en tiendas de segunda mano? ¿Podemos guardar el dinero que gastamos el año pasado en eventos deportivos, películas y otros entretenimientos?

Algunos gastos pueden parecer insignificantes, pero como advirtió Ben Franklin, «Cuidado con los pequeños gastos; una pequeña fuga puede hundir un gran barco».

Consejos sobre el verdadero ahorro

Como Franklin sabía, la clave de esta práctica de la moderación es la capacidad de separar las necesidades de los deseos. ¿En realidad necesitamos un auto nuevo? ¿Necesitamos una casa de cinco habitaciones para una familia de cuatro? ¿Comemos filetes cada semana o compramos el mejor vino?

Muy a menudo confundimos la moderación con tacañería o la avaricia. Pensamos en Ebenezer Scrooge en «El cuento de navidad», que envidiaba el carbón de sus empleados para el fuego y que comía comidas baratas, sin disfrutar de su riqueza. Aquellos que cuidamos nuestro dinero y tenemos pocos deseos encontramos que podemos ser generosos con los demás. Podemos dar a la caridad, ayudar a un amigo en un momento difícil o enviar regalos a nuestros hijos y nietos en ocasiones especiales.

También podemos darnos pequeños lujos. Durante los meses de cierre extremo aquí en Virginia, necesitaba desesperadamente un corte de pelo, sentía como si llevara una gorra en la cabeza. Cuando se lo mencioné a mi hija, me habló de una amiga, una madre divorciada con hijos todavía en casa, que va a las casas de los clientes para cortarles el pelo. Mi corte de pelo fue excelente, la conversación encantadora, el gasto extra de 5 dólares y una propina trivial. No más viajes a la barbería para mí.

La esencia de la felicidad

Como Franklin y tantos otros nos han dicho, hay tres formas básicas de aumentar la riqueza personal: ganar más, gastar menos o combinar ambas. Como individuos tenemos el poder de hacer estas cosas.

A mis lectores más jóvenes, por favor presten atención a mi advertencia sobre mis errores. Empiecen a pensar ahora cómo pueden llevar una vida libre de deudas y ahorrar dinero para su vejez. Hablen con las personas que han logrado hacer estas cosas con éxito y aprendan de ellas.

A mis lectores mayores, particularmente a los que ya pasaron los 60 años y se encuentran con pocas esperanzas para jubilarse, asumamos la responsabilidad de quién, qué y dónde estamos, y apreciemos lo que tenemos. En mi caso, tengo poco dinero, pero he vivido una vida plena y generalmente me despierto cada mañana deleitándome con simples placeres: ese primer café en la terraza, escribir y leer, el paseo recomendado por el médico por el vecindario, las conversaciones por teléfono con la familia o los amigos.

La moderación es una defensa contra el endeudamiento, la simplicidad es un regalo que a menudo trae la libertad. Practicar ambas cosas nos permite llevar la alegría donde sea que la encontremos.

Jeff Minick tiene cuatro hijos y un creciente pelotón de nietos. Durante 20 años, enseñó historia, literatura y latín en seminarios de estudiantes de educación en casa en Asheville, Carolina del Norte. Hoy en día, vive y escribe en Front Royal, Virginia. Visite JeffMinick.com para seguir su blog.


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