Una de las campañas políticas más feroces de China, la persecución de la práctica espiritual Falun Gong, una de las comunidades espirituales más grandes de China, ha durado 17 años. Pero este año, a pesar de que las órdenes de los altos líderes permanecen sin cambios, las jurisdicciones de todo el país se han resistido silenciosamente a llevar a cabo actos de persecución.
En una ciudad, los arrestos masivos han continuado, con casi 20 practicantes arrestados repentinamente a principios de diciembre. Por el contrario, los tribunales locales, los departamentos de la fiscalía y las comisarías de policía se han negado a presentar cargos contra los practicantes, citando «pruebas insuficientes» para su detención.
Los observadores de la persecución dicen que la respuesta más ligera, donde se ha visto esto, es probablemente a causa de la simpatía de los funcionarios locales hacia los practicantes y la falta de un continuo impulso político por parte de los líderes principales. Al mismo tiempo, si no hay ningún cambio de política, tales casos de indulgencia seguirán siendo las excepciones en el gobierno, como es el caso este año.
‘Persecución y cambios’
Desde que el ex líder del Partido Comunista Chino Jiang Zemin ordenó la erradicación de Falun Gong en 1999, más de 4.000 practicantes han sido asesinados por tortura, mientras que cientos de miles siguen detenidos, según Minghui, un sitio web de Falun Gong que sirve como un centro de intercambio de información sobre la persecución. Debido a la dificultad de obtener información de China, Minghui cree que el número real de muertes es mucho mayor.
Los practicantes en detención son vulnerables a ser víctimas de la práctica del régimen de extraerles los órganos estando aún con vida, dicen los investigadores. El régimen chino ha realizado entre 60.000 y 100.000 trasplantes cada año del 2000 al 2015, con órganos procedentes de presos de conciencia, la mayoría de los cuales son practicantes de Falun Gong, según un informe de casi 700 páginas publicado en junio. La sustracción de los órganos sin su consentimiento asesina a los «donantes».
Siguiendo las cifras, la persecución de Falun Gong permanece sin cambios en 2016.
Minghui ha reportado casi 3.000 casos de persecución, de acuerdo con la cifra de 2015. En los primeros 10 meses de 2016, el régimen chino arrestó y procesó a 961 practicantes.
El 7 y 8 de diciembre, agentes de seguridad internos y policías de Tianjin arrestaron a casi 20 practicantes de Falun Gong, informó Minghui. En la mayoría de los incidentes, los agentes de policía visitaron a los practicantes en sus casas y trataron de obligarlos a renunciar a sus creencias ante las cámaras. En otros casos, realizaron saqueos y metieron a las víctimas en vehículos policiales.
El 7 de diciembre también se vio que el Tribunal Segundo Intermedio de Tianjin rechazó una apelación para revocar un caso relativo a Zhou Xiangyang y Li Shanshan, una pareja casada cuya grave situación a lo largo de los años ha atraído la atención internacional y hubo reclamos por este caso.
Sarah Cook, experimentada analista de Freedom House, dice que las detenciones son «un esfuerzo de la policía para evitar cualquier activismo a favor de ellos por practicantes locales de Falun Gong» en este importante caso.
Pero este mes de septiembre, los abogados de derechos chinos que representaban a Zhou y Li lograron defender los principios fundamentales de Falun Gong; verdad, benevolencia y tolerancia, en la sala de audiencias y no los castigaron por defender a los practicantes.
Mientras tanto, un informe del 14 de diciembre de Minghui señaló siete casos este año, donde el aparato legal del régimen se negó a procesar a los practicantes, en las provincias de Shanxi, Hebei, Liaoning y Jiangsu y en las ciudades de Beijing y Qiqihar, con argumentos de insuficiente evidencia incluso para justificar un arresto. Esta indulgencia es casi desconocida.
Según un abogado chino que ha defendido a los practicantes de Falun Gong y ha hablado en forma anónima por razones de seguridad, él y otros han pedido a los funcionarios de seguridad que sigan su conciencia al tratar con los practicantes de Falun Gong y «levanten el rifle un centímetro hacia arriba» y eviten imponer un castigo severo.
Los funcionarios «no levantaron el rifle un centímetro, pero lo hicieron un poco», dijo, añadiendo que nunca «pronunciaron una palabra de protesta contra mis sugerencias». Los abogados de derechos chinos han enfrentado detención y tortura sólo por defender a Falun Gong.
El abogado dijo que sus colegas se han encontrado con jueces que declaran claramente que «si no podemos sentenciarlos, no lo haremos; si no podemos arrestarlos, no lo haremos».
Los jueces también están haciendo condenas más ligeras, de dos a tres años de cárcel en lugar de siete años de cárcel y algunos centros de detención incluso permiten a los practicantes hacer los ejercicios de Falun Gong en sus celdas, dijo el abogado.
Simpatizantes locales
Los recientes escenarios contradictorios en China pueden ocurrir debido a las simpatías de los funcionarios locales, en lugar de un claro cambio en la política.
«Por un lado, existe una amplia evidencia de que el estado central en China continúa las actividades anti-Falun Gong mediante una serie de métodos», dijo Stephen Noakes, profesor de política china en la Universidad de Auckland, en un correo electrónico.
«Por otro lado, también hay evidencia de que muchos de los que tienen actividades anti-Falun Gong, en el terreno ven estos esfuerzos como inútiles … y de un ineficaz uso de los recursos, dado el rango de desafíos sociales que una China todavía en desarrollo enfrenta en este momento», agregó.
«Una vez que una campaña política se convierte en política del Partido, es muy difícil cambiar de rumbo», dijo Heng He, comentarista de la televisión New Tang Dynasty (NTD), una compañía hermana de La Gran Época. Dichas campañas continuarán hasta que se den órdenes desde arriba para detenerlas, dijo.
«Sin embargo, sin el propio Jiang Zemin, ni sus principales colaboradores como Zhou Yongkang, conduciendo la persecución, deja espacio para aquellos que no quieren asumir la responsabilidad personal por ello, o [aquellos que quieren] hacer algo bueno con su propia conciencia», dijo.
Dado que la política todavía está en los libros, la reciente resistencia dentro del sistema es significativa, agregó.
«En el futuro, podremos ver más casos de este tipo».
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