La multimillonaria expansión del Canal de Panamá se pondrá en marcha este fin de semana en medio de un bajón en el comercio mundial y la industria marítima: la caída del petróleo y de los fletes en barcos graneleros hacen a otras rutas mucho más atractivas que la vía interoceánica de este país y provocan desbalance en sus cuentas.
La principal ruta que sirve el canal, que va del norte de Asia hacia la costa este de Estados Unidos, sufre los embates por el bajo crecimiento de las economías china y estadounidense.
Pero el administrador del canal panameño Jorge Luis Quijano dijo el miércoles en una entrevista con The Associated Press que todo este panorama es cíclico y que tarde o temprano vendrá un repunte en las economías y el comercio, que encontrará a la vía en una mejor posición producto de su expansión y lista para atrapar nuevos negocios.
«Las cosas no se mantienen en cero, el mundo va a seguir creciendo», señaló Quijano en su oficina del legendario edificio de la administración y a tres días antes de la inauguración de una mega obra que tiene un retraso de algo más de un año.
«Eventualmente va a ver una mejora y lo bueno de esto es que ya estamos preparados para recoger cuando eso ocurra», agregó.
La expansión, con un costo original de cinco mil 250 millones de dólares, duplicará la capacidad operativa de la centenaria vía interoceánica y permitirá el paso de buques de mayor magnitud que pueden llevar hasta tres veces más carga que los barcos más grandes que utilizan el actual canal.
Los expertos dicen que la obra va a ayudar a la expansión del comercio entre Asia y Norteamérica. De hecho, 32 % de los ingresos del actual canal lo genera la ruta que va del norte de Asia hacia la costa este de Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la administración.
Pero el tonelaje de la carga neta transportada de la costa este de Estados Unidos hacia Asia cayó 10.2 % en 2015 respecto del año anterior. Entretanto, el canal sufrió la partida de varios servicios de navieras importantes que se fueron al Canal de Suez, en Egipto, por no poder pasar sus grandes embarcaciones por la vía panameña.
Por otro lado, la baja en el precio del barril de petróleo a 50 dólares ha hecho que buques utilicen otras rutas como Suez o se vayan por el Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África pese a ser recorridos de mayor distancia.
El canal ha superado algunas crisis económicas mundiales en el pasado reciente que, incluso, han golpeado a EU, desde donde se genera y llega 70 % de la carga. «Eso también nos crea un desbalance», admitió Quijano. «Pero todo esto es cíclico», reiteró.
Se estima que la expansión acortaría en cerca de una semana el trayecto desde Asia hasta la costa este de Estados Unidos, eliminando la necesidad de pasar por el Cabo de Hornos para llegar al Atlántico.
Quijano estimó que el bajón en el comercio se mantendrá por uno año y medio o dos y admitió que el canal ampliado tendrá tropiezos al principio y le costará acomodarse.
Primeras reservaciones
Pero fue optimista con lo que ya se está produciendo. Aseguró que ya han reservado 162 tránsitos de buques más grandes que los que pueden cruzar el actual canal hasta diciembre y que una estimación conservadora en la actual coyuntura apunta que la expansión tendrá aportes por 400 y 450 millones de dólares en su primer año entero de operación.
La actividad de las viejas esclusas, que seguirán dando su servicio simultáneamente al carril ampliado, generó ingresos por dos mil 440 millones de dólares y dividendos a las arcas del Estado por más de mil millones en 2015.
Algunos expertos en la industria portuaria consideran que es difícil determinar a ciencia cierta el impacto que tendrá la expansión en medio de una coyuntura internacional volátil.
«Veremos cambios aunque es difícil de predecir exactamente», dijo a AP el presidente de la Asociación Internacional de Puertos, el español Santiago García-Milá Llovera. Sin embargo, «creo que una infraestructura de esta envergadura y por tanto una inversión hacia futuro genera siempre cambios positivos».
Quijano recordó que el canal ya ha superado algunas crisis económicas mundiales en el pasado reciente que, incluso, han golpeado a Estados Unidos, desde donde se genera y llega 70 % de la carga que pasa por la vía de 80 kilómetros de largo.
«El canal ha tenido la capacidad de absorber bajones cíclicos de las economías mundiales», destacó, mencionando el hecho de que en el pasado reciente el crecimiento de las economías latinoamericanas ayudó a mitigar los problemas de clientes cruciales como Estados Unidos y China.
Pero ahora el panorama se complica más porque países como Chile, principal usuario latinoamericano del canal, también enfrenta la caída en sus exportaciones de materias primas.
Quijano puso buena cara de todas maneras y ensalzó el hecho de que el canal ampliado ofrecerá la alternativa de permitir barcos con mucho más carga, que ahorrarán costos y contaminarán menos.
También insistió en que abrirá potenciales negocios a futuro, principalmente el relacionado a la incipiente actividad exportadora de gas natural de Estados Unidos hacia mercados asiáticos.
«Nosotros sentimos que los Estados Unidos va a tener un crecimiento importante en el futuro para su nueva capacidad de exportación de productos de petróleo y de gas natural», apuntó Quijano, quién llegó al canal en 1975 durante la administración estadounidense y fue escalando hasta convertirse en administrador en septiembre de 2012.
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