El célebre compositor de ópera Giuseppe Verdi conquistó definitivamente el corazón de los italianos y más adelante de la comunidad internacional con el debut de Nabucco, la tarde del 9 de marzo de 1842 en el Teatro de la Scala de Milán, llevando a la fama una de sus grandiosas arias, Va Pensiero sull’ali dorate (Va el pensamiento sobre las alas doradas).
Era ya su tercera ópera. El libreto corresponde a una magnífica obra del poeta Ternistocle Solera, que fue inspirada en el guión escrito sobre un salmo, que describe el lamento del pueblo hebraico después de la destrucción de Jerusalén y el exilio a Babilonia.
El relato comienza justamente en Jerusalén, cuando los hebreos se esconden del Rey Nabucodonosor de Babilonia, quien se encuentra con su ejército frente a las puertas de la ciudad.
El pueblo en coro canta la composición Gli arredi festivi.
Zaccaria, el guía religioso de los hebreos, busca calmar al pueblo, explicando que Fenena, hija de Nabucodonosor, había sido capturada y encarcelada, lo que podría significar una posible negociación hacia la paz. La voz del bajo estadounidense Samuel Ramey interpreta a Zaccaria en la siguiente aria de Verdi: Sperate, Oh figli (Esperen, oh hijos!..)
La princesa Fenena había quedado en custodia a cargo de Ismael, nieto del rey de Jerusalén, pero ambos jóvenes se enamoran e intentan fugarse. Un encuentro con los babilonios al mando de la otra hija de Nabucco, Abigail, frustró el escape. Abigail manifiesta una escena de celos y rabia.
Nabucodonosor está listo para el gran saqueo de la ciudad, y en respuesta, Zaccaria lo amenaza con poner fin a la vida de Fenena. En esta escena interviene Ismael, quien la declara liberada, sana y salva. Nabucco, Zaccaria, Ismael, Fenena, Abigail, junto a Ana, hermana de Zaccaria, cantan el aria final del primer acto: O vinti, il capo a terra… Mio furor non più costretto. (Vencidos, el gobernador fue derrocado…).
Nabucco va al campo de batalla y designa a su hija Fenena como la regente durante su ausencia. La princesa, quien se convierte a los judíos, utiliza su poder, y da la orden de liberar a todos los hebreos. En el siguiente video, Apostol Milenkov, interpretando a Zaccaria, canta a Fenena, Vieni, o Levita. Otra versión de esta aria es el registro de la célebre voz de Nicolai Gjiaurov.
Abigail se opone a su hermana Fenena, y mientras intenta tomar el poder, Nabucco regresa de la batalla. El monarca, luego de burlarse del espíritu de los paganos que domina su pueblo, y de la divinidad de los judíos, exige ser adorado a sí mismo como el único gran Dios, amenazando a todos de dar la muerte a quienes no se dobleguen a su voluntad.
Dichas estas palabras, un rayo de tormenta lo golpea directamente en la cabeza y su corona cae al suelo. Nabucco comienza a mostrar signos de confusión, y Abigail aprovecha la oportunidad para tomar el control. Renato Bruson, en el papel de Nabucco, canta Chi mi toglie il regio scettro? (¿Quién me quita el cetro real?).
El Rey Nabucco llama a los guardias cuando escucha que las trompetas anuncian el ajusticiamiento de los judíos y de su propia hija Fenena, pero éstos, obedeciendo a Abigail como la nueva reina, lo encierran en su habitación.
Los judíos se encuentran en las orillas del Eufrates y con nostalgia recuerdan a su patria perdida. En coro cantan: «Va Pensiero, sull’ali dorate» (Va el pensamiento sobre alas doradas).
En el siguiente video realizado en la plaza Plebiscito de Nápoles, al sur de Italia, los coros y orquestas del Teatro San Carlo y la Academia Nacional de Santa Cecilia de Roma rinden homenaje a Giuseppe Verdi, el 17 de Julio de 2009, con esta magnífica aria bajo la dirección de Antonio Pappano.
Zaccaria calma a la gente y profetiza que un castigo va a destruir al enemigo. Nabucco, por su lado se despierta encarcelado en su habitación, y pide perdón y ayuda a Dios. Minutos más tarde entra uno de sus fieles oficiales, Abdallo, que le ofrece colaborar en la recuperación del trono. Renato Bruson, como Nabucco, canta Dio di Giuda.
Con una brillante voz, la cantante lírica Elizabeth Kulman, en el papel de Fenena, canta el aria Oh, él abrió los cielos!, frente a Ismael y Zaccaria, cuando se encuentra lista para ser ajusticiada.
Nabucco recupera el trono, concede la libertad a los judíos y ordena la construcción de un templo. Su hija Abigail se arrepiente y confiesa ante todos sus pecados, pero ya es tarde porque ha sido envenenada y muere.
Con una extraordinaria interpretación, la soprano Rose-Marie Farkas, Abigail, canta esta dramática escena final.
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