Imagine el lector -solo por un momento- la ciudad de Buenos Aires con una temperatura de 37/ 40° durante varios días de enero. Al prender el aire acondicionado o ventilador, funciona un par de horas ¡y luego la ciudad entera sufre un colapso de la energía eléctrica! La anhelada lluvia no se hace presente. Al otro día se desata un huracán muy violento que derriba muchos árboles en las plazas de la ciudad y alrededores. En la semana próxima, llueve tanto que la ciudad se inunda, aunque se hayan realizado todas las obras necesarias para que esto no suceda. Finalmente, el resto del año sequía total en toda la provincia. ¿Puede la gente aguantar situaciones como éstas? ¿Cómo impactarían estos hechos en la vida de la gente? Muchos pueden pensar “¡es imposible que esto suceda!”, ¿es imposible que esto suceda?
Sucesos como los mencionados podrían aparecer si los habitantes de nuestro planeta -y de América latina en especial, continúan ignorando el cambio climático. Se habla sobre este fenómeno, pero en palabras simples ¿qué es? Es el cambio a nivel mundial por el aumento de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono. A lo largo de la historia, el clima siempre fue cambiando pero ahora ese cambio es enorme y afecta al medioambiente y a la gente, afirma la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Si bien existen causas naturales, los cambios que más contribuyen y aceleran los efectos, vienen de la mano del hombre. Desde 1950 estos cambios “no tienen precedentes” pues la población sigue creciendo junto a las industrias necesarias para proveer a más gente y por eso las emisiones de gases de efecto invernadero se han intensificado, agrega FARN.
Dado que globalmente el sector de energía contribuye con la mitad del crecimiento de emisiones y el uso de tierra representa un 25% (en países como Argentina es alrededor del 50%), la investigación señala que las estrategias de reducción de emisiones más significativas se relacionan con estos dos sectores.
En temas de energía, FARN insta a establecer hábitos de menor consumo y más eficiencia. En este sentido –agrega la fundación- es necesario desarrollar proyectos en las ciudades como minimizar los residuos, la reutilización, el reciclaje y mejorar la calidad de los productos. En otro nivel, se deben realizar mayores inversiones en fuentes de energías renovables (sin emisiones) y aplicar algunos incentivos económicos –ya existentes- como impuestos al carbono y subsidios para el uso de energías renovables, agrega.
En cuanto al uso de la tierra, la organización ambientalista recomienda llevar a cabo el manejo sustentable de la tierra de cultivos y pastizales, y reforestar donde sea necesario.
La ONG aclara que para impulsar estos cambios es necesaria la colaboración entre los niveles gubernamentales y miembros del sistema internacional.
Los cambios y desafíos para América Latina
Los efectos del cambio climático ya se vienen sintiendo en América Latina. Eventos como las gigantescas sequías amazónicas de 2005 y 2010, el aumento en la frecuencia de huracanes en el Atlántico y la pérdida del 90% de los glaciares tropicales son evidencia clara de esta situación, señala Jorge Familiar, Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, el 2 de diciembre de 2014.
“El cambio climático es una amenaza clara y terrible para América latina y el Caribe”, manifiesta el especialista del Banco Mundial.
Los impactos y riesgos pronosticados por el organismo internacional para la región incluyen amenazas a la producción de comida, cambios a los ecosistemas marinos y terrestres, incendios forestales, inundaciones, y variaciones en los niveles de nieve.
Asimismo, esta entidad remarca que América Latina está “a la vanguardia en legislación para evitar o mitigar los efectos del cambio ambiental”.
Por citar algunos ejemplos, el Banco Mundial menciona casos en Bolivia, Ecuador y Costa Rica. “Brasil también ha demostrado liderazgo al aprobar uno de los regímenes de conservación más efectivos del mundo para la Amazonia, frenando la deforestación”, agrega.
“La región entera –América latina y el Caribe- busca implementar soluciones para el cambio climático que sean reproducibles a nivel global”, señala Familiar detallando que Chile, Perú, México, Bolivia, Ecuador y Costa Rica son países que han demostrado su voluntad de actuar hoy.
Además, el ejecutivo señala que ya existen estructuras para respaldar los programas de los países de la región. Dos ejemplos de ello son el Fondo de Inversión Climático (realizado entre el Grupo del Banco Mundial y otros bancos multilaterales) para inversiones nacionales en tecnologías limpias y renovables, y el Fondo Verde para el Clima que servirá para la asistencia financiera que les permitirá a los países cubrir los costos que el cambio climático impondrá sobre el crecimiento económico.
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