China se consolidó como el principal prestamista para los mercados emergentes de empresas de energía que no tienen acceso al capital.
Durante el crudo deslizamiento del 64 por ciento de Brent en los últimos 24 meses, China más que ningún otro país canalizó enormes cantidades de fondos para ayudar a compañías de energía en los mercados emergentes como Rusia y Brasil.
Con el tiempo, China afinó su enfoque. Al evitar compras inmediatas para favorecerse de los préstamos y las participaciones minoritarias, puede obtener el suministro de energía necesario a largo plazo sin la molestia de ser propietario.
A principios de marzo, Gazprom controlada por el Estado ruso aseguró un préstamo de 2 billones de euros a cinco años procedentes del banco chino, el más grande que alguna vez se haya hecho. Proporciona una ayuda muy importante para Gazprom con el fin de que pueda continuar sus ambiciosos proyectos de infraestructura.
El mes pasado, la asediada estatal Petrobras de Brasil, acudió a China para un préstamo de US$ 10 billones del Banco de Desarrollo de China a cambio de la garantía de suministro de petróleo a las compañías chinas. Petrobras es la empresa más endeudado de la industria del petróleo, y ha estado al borde de la quiebra en los últimos dos años ya que los precios del petróleo han caído a precios muy bajos.
Apuestas arriesgadas salen mal
Los recientes acuerdos, estructurados en forma de préstamos a cambio de contratos para suministro de energía, son el eje predilecto de China para adquirir activos en el área de la energía.
Consideremos una lección aprendida del fiasco de Nexen, la mayor adquisición de energía en el extranjero de China, que terminó como un fracaso y vergüenza.
A finales de 2012, China National Offshore Oil Corp. (CNOOC) completó un hito al comprar en 15 mil millones de dólares la perforadora en arenas petrolíferas canadiense, Nexen Inc. después de mucho escrutinio. El acuerdo fue aprobado por el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y en el momento, China se comprometió a mantener estable los puestos de trabajo y potenciar el crecimiento en Canadá.
CNOOC envió a su jefe Fang Zhi para manejar a Nexen con sede en Calgary, y descubrió que la empresa se encontraba en peor estado de lo imaginado.
La compañía luchó mucho para extraer valor de su proyecto en las arenas petrolíferas de Long Lake. El proyecto ha experimentado sobrecostos durante años, y es una de las operaciones menos productivas en las arenas petrolíferas en Alberta, de acuerdo con un informe de BMO Capital Markets.
Además de los decepcionantes rendimientos financieros, Nexen se convirtió en un dolor de cabeza en las relaciones públicas. Un oleoducto de Nexen estalló en 2015, derramando más de 30.000 barriles de petróleo crudo en Alberta y disminuyendo la producción temporalmente. Fang tuvo que disculparse públicamente, y el desastre redujo la producción de energía de Nexen durante meses.
Nexen también está despidiendo trabajadores. El 17 de marzo, anunció 400 recortes en América del Norte y el Reino Unido, a causa de los bajos precios del petróleo.
China ha codiciado durante mucho tiempo las arenas petrolíferas de Canadá, que tienen las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Sin embargo, sus altos costos de extracción de crudo y de baja calidad, tienen un punto de equilibrio en alrededor de 50 dólares por barril para los productores, de acuerdo con un análisis de TD. El bajo precio del petróleo de hoy ha perjudicado la valoración de Nexen desde que CNOOC la compró, y se destaca como la peor adquisición de energía por una empresa china.
Préstamos a cambio de suministro
El precio del petróleo crudo colapsó después de las sanciones occidentales contra Rusia en 2014. China, intervino para participar en varios proyectos de petróleo y gas, llenando la brecha tecnológica y de financiación dejada por las empresas occidentales, en particular por los proyectos en la zona ártica de Rusia y Siberia.
Como el segundo mayor consumidor de energía del mundo, China tiene razones para tomar ventaja de los productores de energía con problemas de liquidez durante un período de dificultad que tenga la industria. Pero ha madurado desde su malograda compra de Nexen. China se ha vuelto selectiva, confiando más en la deuda y las asociaciones estratégicas.
Rosneft NK OAO, el mayor productor de petróleo de Rusia, está en conversaciones para que las empresas chinas inviertan en sus proyectos en alta mar del Ártico, los que fueron cancelados originalmente en el 2014 después de que ExxonMobil se retirara de la empresa conjunta debido a sanciones. Rosneft el año pasado consiguió un acuerdo de 20 años con China, por un valor aproximado de 500 mil millones de dólares, según su director general, Igor Sechin, este podría sustituir a Arabia Saudita por Rusia como proveedor de petróleo Nº 1 de China.
De acuerdo con un informe de Global Risk Insight, Moscú también está considerando relajar sus normas restrictivas de propiedad estatal para permitir a las empresas chinas que adquieran participaciones en determinados proyectos.
Mientras que los últimos 2 billones del préstamo en euros para Gazprom es pequeño en relación con las necesidades generales en gastos de capital de la compañía, es importante ya que es el primer gran acuerdo de financiación entre un importante banco chino y una compañía rusa.
Gazprom firmó un acuerdo de suministro por 30 años en noviembre de 2014, con China National Petroleum Corp. (CNPC) por valor de más de US$ 400 mil millones en ese momento. Con el tiempo, China reemplazaría a Alemania por Rusia como el mayor cliente que le suministra el gas.
Y China ha sido selectivo en el momento de ampliar créditos. Cuando se firmó el acuerdo de suministro de CNPC, Gazprom también estaba finalizando un paquete de financiación de 25 mil millones de dólares con China para financiar su nuevo gasoducto en construcción, denominado «El Poder de Siberia», para suministrar gas natural a los países del Lejano Oriente. Pero el acuerdo finalmente se vino abajo, después de que Beijing empujó por tasas de interés más altas de lo que la compañía estaba dispuesta a pagar.
Como acreedor de estas empresas, China mantiene todo el apalancamiento, gana intereses, y asegura un futuro suministro de energía.
En los raros casos en que los productores de energía empiecen a fallar o incumplir, improbable dado que son propiedad del Estado, China podría mantener la opción de reestructurar o convertir sus préstamos en acciones o participaciones.
Lo más importante es que no tiene que enfrentarse a los problemas políticos y ambientales al manejar el negocio.
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