El rumor dice que el consejero especial Robert Mueller está cerrando la investigación sobre Rusia. Si esto es cierto, es una gran noticia para los Estados Unidos.
El presidente Donal Trump sería totalmente reivindicado. La realidad es que el mito de la colusión con Rusia fue manufacturado por los democratas para derrumbar a Trump. Su intento falló, pero un gran daño ya ha sido infringido.
La reputación de Trump ha sido manchada por las mentiras de la colusión con Rusia y su agenda ha sido entorpecida por la investigación. El presidente ha sido visto con sospecha por muchos demócratas y América se encuentra amargamente dividida, tanto como los rusos querían.
Cuando la investigación de Mueller termine de debilitarse, investigaciones concretas sobre la corrupción en organismos gubernamentales y las conspiraciones contra Trump deberían comenzar. Para reestablecer la confianza del pueblo americano en el sistema federal de gobierno, aquí mencionamos tres casos específicos que el Departamento de Justicia debería investigar inmediatamente.
El primer caso es el servidor privado no autorizado que utilizó la exsecretaria de Estado Hillary Clinton. Toda esa tensa investigación estuvo llena de irregularidades.
Por ejemplo, cuando el FBI entrevistó a Clinton en Julio de 2016, no se le solicitó tomar juramento para decir la verdad. El FBI identificó 13 aparatos electrónicos potencialmente utilizados por clinton para enviar emails de su servidor privado, pero el buró no fue capaz de recuperar ninguno de ellos porque fueron destruidos con martillos por aliados de Clinton.
Extrañamente nadie fue acusado por destruir evidencia. Aún más, el caído en desgracia antiguo director del FBI James Comey redactó declaraciones exonerando a Clinton dos o tres meses antes que el FBI la investigara al igual que a otros testigos claves.
El segundo caso es el escándalo de Uranium One. Uranium One era una compañía minera canadiense que fue adquirida por una compañía estatal rusa. De acuerdo al congreso americano, tanto el FBI como el Departamento de Justicia tenían evidencia sobre delitos de la compañía rusa desde el 2009, pero el congreso y el resto de la administración, no fueron informados de los esquemas ilegales hasta años después. Si esa conspiración delictiva se hubiera conocido, la adquisición no se hubiera completado.
Al menos cinco personas relacionadas con la compañía rusa han sido acusadas y algunos han sido condenados. Sin embargo, El FBI y el Departamento de Justicia hicieron el mayor esfuerzos para que esos casos no salieran a la luz pública.
Un informante del FBI, William Campbell, quién ayudó al Departamento a ganar sentencias en el 2015, fué amordazado por el Departamento de Justicia durante la administración Obama sin motivo aparente. (La mordaza fué implementada durante la gestión de Jeff Sessions.) Campbell fué también coaxionado por el Departamento para abandonar una demanda, que habría hecho el caso mucho más visible durante la elección de 2016.
¿Qué trataron el FBI y el Departamento de Justicia esconder durante la era Obama? Al pueblo americano se les debe una explicación.
El exdirector de la CIA John Brennan negó que supiera quién comisionó el infame dossier Steele y afirmó en frente del Congreso, que la CIA nunca se basó en ese documento de investigación. Pero la evidencia indica que Brennan fue el primer oficial de alta jeraquía de Obama en promulgar el dossier y pudo haber llevado al FBI a iniciar la investigación de la colusión con Russia.
Cuando ciudadanos americanos son «incidencialmente» capturados en acciones de vigilancia de objetivos extranjeros, sus identidades son usualmente ocultas, tal como es requerido por ley. Esto no representó ninguna dificultad para los oficiales de Obama: Susan Rice, Samantha Power y Ben Rhodes. Ellos simplemente solicitaron que las identidades fueran reveladas. Power, la embajadora de Obama en las Naciones Unidas realizó en promedio, más de una solicitud por día laboral en 2016. A menos que Power sea un agente de la CIA, ella no tuvo ninguna necesidad oficial aparente para solicitar que le revelen las identidades.
También está el Dossier Steele comprado y pagado por el Comité Nacional del Partido Democrata (DNC por sus siglas en inglés) y la campaña de Hillary Clinton. El documento difamatorio, fue milagrosamente admitido como genuina fuente de inteligencia y utilizado para justificar la intervención telefónica de los asociados de Trump y muy posiblemente al mismo Trump.
¿Sabía Obama de todo esto? ¿Cuando lo supo? ¿Hubo coordinación entre Obama y la campaña de Clinton para sembrar la cacería de brujas sobre la colusión rusa? Solo una minuciosa investigación lo dirá.
Puede haber un cuarto caso. En 2016, el Comité Nacional Demócrata alegó que los servidores de email de la organización fueron hackeados por hackers rusos respaldados por esa nación con el propósito de asistir al entonces candidato Trump. El Comité, sin embargo, rechazó repetidamente la solicitud del FBI de examinar los servidores hackeados. Como resultado, aquellos que hackearon los servidores ¿Que propósito tenían? Lo que fue robado está rodeado de misterio.
En este momento, el caso de los servidores de email puede volver a la luz pública gracias al Comité Democrata. En una demanda introducida el 20 de Abril, el Comité Nacional Demócrata afirmó que la campaña de Trump, Rusia y Wikileaks coludieron para ganar la elección de 2016. Suponiendo que la demanda sobrevive la solicitud de desestimación, la campaña de Trump seguramente usará tácticas para forzar al Comité a entregar los mencionados servidores para ser examinados. ¿Es esto lo que el Comité Demócrata realmente quiere? ¿O fueron los servidores destruidos con martillos antes que la demanda fuera introducida? Ya veremos.
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