Cómo podría ganar Estados Unidos una guerra comercial con China

06 de enero de 2017 2:00 AM Actualizado: 06 de enero de 2017 8:53 AM

El presidente electo, Donald Trump habla con lenguaje fuerte sobre China y designó a los halcones de la política comercial Wilbur Ross y Peter Navarro en posiciones clave de su gobierno. Amenazó con tarifas globales a los bienes chinos, y habló directamente con la presidenta de Taiwán, algo que anteriormente se consideraba una gran ofensa diplomática.

Según el autor de “Camino a la ruina”, James Rickards, ésta es la forma de Trump abrir las negociaciones con China para arribar a una relación comercial mutuamente beneficiosa.

“Trump dice a China: ‘Este es el punto de partida ¿qué tienen para ofrecernos? ¿Están dispuestos a ser más flexibles en la inversión extranjera directa? ¿Están dispuestos a tratar a las compañías estadounidenses en China más justamente? ¿Están dispuestos a terminar con el robo de propiedad intelectual?’” dijo Rickards a la BBC.

“Si China hace concesiones en estos puntos, él puede decir, ‘Bien, ahora mi tarifa es más baja’. Es el arte de la negociación; la gente no entiende eso de Trump”.

No obstante, en cualquier negocio, la otra parte también tiene fichas sobre la mesa para negociar, y China, por ejemplo, puede perjudicar a las empresas estadounidenses que exportan a China o que operan en China.

Así que ¿quién tiene ventaja  en las negociaciones? Según un informe de la empresa de investigación Geopolitical Futures (GPF), Estados Unidos sufriría algo de daño en una guerra comercial, pero ganaría al final.

“China sentiría más el impacto de las medidas proteccionistas de EE.UU. que EE.UU. cualquier represalia que China tenga a su disposición”, afirma el informe.

¿Qué está en juego?

El punto más importante para ambos países es la relación simbólica entre China, el exportador, y Estados Unidos, el importador, entre trabajadores chinos que producen bienes baratos y consumidores estadounidenses que los compran.

Según el censo de EE.UU., Estados Unidos importó el valor de U$S 483 mil millones en bienes de China en 2015. Desde que China se unió a la OMC en 2001, Estados Unidos ha sido el máximo importador de bienes chinos todos los años menos uno.

En un experimento extremo, alrededor de 15 millones de trabajadores chinos en el sector de exportaciones podrían perder sus trabajos si Estados Unidos dejara de importar de China por completo, una pesadilla para el régimen chino, que depende del empleo para mantener a la gente feliz y a sí mismo en el poder. Por otro lado, Estados Unidos depende de China para las importaciones baratas. Por ejemplo, más del 90 por ciento de todos los paraguas y bastones importados vienen de China. China produce el 22 por ciento de todas las cosas que importa Estados Unidos.

Conseguir estos productos de otro lado o producirlos en tierra será difícil y casi seguramente los haría más costosos. Sin embargo, esto es nada comparado con el impacto de dejar a 15 millones de personas sin empleo.

“La dependencia de EE.UU. en los bienes chinos es un asunto de conveniencia”, afirma el informe de GPF. Los analistas dicen que Estados Unidos tiene una amplia capacidad en manufacturas para compensar el déficit eventualmente.

Según la Reserva Federal, la utilización de la capacidad industrial total en Estados Unidos fue sólo del 75,1 por ciento en octubre de 2016.

“Claro, aumentar la capacidad no sería fácil. Una advertencia es que muchos de estos grupos industriales han visto sus capacidades atrofiarse luego de años de deplorable desempeño. Pero estas industrias son semejantes a los músculos, se atrofian en malos tiempos y se fortalecen en buenos tiempos”, afirma el informe.

Un ejemplo es la industria mobiliaria. El diecisiete por ciento de toda la venta de mobiliario de EE. UU. en 2015 provino de exportadores chinos. La utilización de la capacidad de EE.UU. para producir mobiliario fue sólo del 75 por ciento durante la mayor parte del año. En un supuesto poco probable, si Estados Unidos aumentara la producción al 100 por ciento podría compensar todas las importaciones chinas, aunque a un precio mayor. El mismo principio aplica a muchas otras industrias, desde textiles hasta goma sintética. Uno de los mayores beneficios sería disminuir el desempleo de EE.UU.

Poder monopólico

En la discusión sobre comercio con China, frecuentemente escuchamos que China tiene el monopolio de elementos poco comunes de la tierra, un componente crítico para muchos productos digitales. Si las cosas se agravasen, China podría simplemente cortar las exportaciones a Estados Unidos como lo hizo con Japón en 2010.

No obstante, según GPF, este es otro ejemplo clásico de precios y no de disponibilidad real. En 2016, China produjo el 89 por ciento de elementos poco comunes de la tierra a nivel global. Sin embargo, Estados Unidos tenía su propia empresa produciéndolos hasta 2015, cuando Molycorp Inc. tuvo que declararse en bancarrota porque no podía competir con los bajos precios chinos.

GPF estima que la producción potencial por Molycorp sería suficiente para satisfacer la demanda de elementos poco comunes de la tierra de EE.UU., pero también a un precio más alto que los actuales de China y con un desfase temporal.

“El resultado no sería una catástrofe y de hecho generaría capacidad para la producción de elementos poco comunes de la tierra en Estados Unidos o en otro país, como Australia, del cual Estados Unidos podría importar”, afirma el informe.

Represalias

¿Qué pasa si China toma represalias e impone aranceles sobre los productos estadounidenses exportados a China?

Según GPF, la última vez que eso pasó no terminó bien para China. Cuando el presidente Barack Obama impuso un arancel de 35 por ciento a los neumáticos chinos de automóviles y camiones ligeros en 2009, China tomó represalias imponiendo un arancel sobre la carne de pollo de EE.UU.

El impacto de los aranceles sobre los neumáticos estadounidenses fue limitado: las importaciones de China cayeron un 50 por ciento hasta 2015, sólo para ser reemplazados por fabricantes surcoreanos y otros. Esto muestra el límite de cuántos trabajos pueden regresar a Estados Unidos, pero también demuestra que Estados Unidos no depende de China para el suministro de bienes.

Lo mismo aplica a las corporaciones multinacionales que pueden tener que mudar la producción a otros países asiáticos si China eligiera hacerles la vida difícil.

No obstante, los aranceles dejaron su marca en la industria de los neumáticos en China. “La utilización de la capacidad de China en los varios segmentos de la industria de neumáticos cayó entre el 50 y 60 por ciento. Cientos de fábricas de neumáticos cerraron sus puertas, y los fabricantes chinos de neumáticos están bajando los precios al máximo sólo para mantenerse competitivos en el mercado” afirma el informe.

¿Y qué pasa con los pollos estadounidenses? Las exportaciones se duplicaron de 2011 a 2016, y la producción total de aves en Estados Unidos aumentó durante todo el período.

“Es probable que las futuras medidas en represalia den resultados similares: un impacto a corto plazo para EE.UU., seguido de una recuperación”, afirma el informe.

Compensación

A pesar de que compañías como Apple pueden mudar su producción a otro lugar, tomaría tiempo y costaría dinero. Starbucks, que realiza el 5,7 por ciento de sus ventas globales en China, no podría simplemente reemplazar un mercado para más de mil millones de consumidores. Lo mismo aplica a Boeing, que ganó el 13,1  por ciento de sus ingresos exportando a China, el mercado de aviones que crece más rápidamente.

De todos modos, hay varias multinacionales chinas que operan en Estados Unidos (la compañía de inversiones Fosun, por ejemplo) o que están realizando actividades bancarias en Estados Unidos para convertirse en su próximo gran mercado (Alibaba).

Según el informe de GPF, ambos países perderían en una verdadera guerra comercial, pero es Estados Unidos el que tiene la ventaja. Trump entiende esto, y es el por qué está presionando a China para que ofrezca un mejor trato a EE.UU. Si China también entiende que está en una posición más débil, podrá evitar un escenario en el que ambos pierdan.

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