Con la llegada del comunismo a Corea del Norte a mediados del siglo pasado, el país experimentó una debacle económica que ha derivado incluso en épocas de hambruna en su población.
Según estimaciones de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), el Producto Bruto Interno (PIB) -en paridad de poder adquisitivo- del país asiático ronda apenas los u$s 40 mil millones (en cifras estimadas de 2014), alcanzando el puesto N° 115 del ranking global.
Sin embargo, ciertamente son pocas las naciones del mundo que cuentan con los recursos necesarios para desarrollar un ambicioso plan militar como el expuesto por Pyonyang.
Entonces, ¿quién financia a Corea del Norte?
Corea del Norte exporta anualmente productos por u$s 4.152 millones de dólares (en cifras de 2015), un monto similar al de países sumamente pequeños o pobres, como los africanos Chad o Namibia.
Las exportaciones están compuestas básicamente de minerales, productos metalúrgicos, manufacturas (incluyendo armamentos), textiles, productos agrícolas y pesqueros.
A pesar de que la economía norcoreana es una de las más cerradas del mundo, el régimen de Kim Jong-un cuenta con un aliado clave que le permite generar las divisas necesarias para adquirir la sofisticada tecnología de su plan armamentístico: China.
De hecho, del total exportado, un 75% va dirigido hacia su vecino del norte y principal socio comercial.
¿Cómo hace Pyonyang para costear un ambicioso desarrollo armamentístico?
Más allá de que el comercio internacional -principalmente con China- le permite generar divisas, ciertamente los números no se condicen con la necesidad de recursos que implica un desarrollo militar con capacidad nuclear.
Solo para ilustrar el punto: el PIB per cápita de Corea del Norte es de solo us$1.800, similar al de Burkina Faso o Haití. ¿Se imagina a alguno de estos países con la capacidad de desarrollar bombas nucleares?
Por eso un aspecto insoslayable a tener en cuenta es la naturaleza del sistema político norcoreano: un régimen comunista autocrático que le permite a Kim distribuir arbitrariamente los recursos generados por el país, aun teniendo que pasar por el hambre del pueblo.
De hecho es conocido que a fines del siglo pasado, Corea del Norte experimentó una hambruna generalizada que tuvo que recurrir a la ayuda alimentaria de la comunidad internacional para paliarla (hasta el año 2009).
Ciertamente, a juzgar por los números, la economía esencialmente centralizada y planificada de Pyonyang privilegió el desarrollo de la industria pesada (y su plan armamentístico) por encima del bienestar de su población.
Si bien se cree que su producción agrícola interna ha mejorado un poco en los últimos años, -según el CIA World Factbook- la sociedad norcoreana se encuentra bajo problemas económicos crónicos.
«Una gran parte de la población sigue sufriendo de malnutrición prolongada y malas condiciones de vida», detalla el libro de la CIA.
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Otras fuentes de divisas
Por otro lado, otra fuente de divisas también proviene de la inversión extranjera, aunque no es mucha.
En 2013-14, el régimen puso en marcha 20 nuevas zonas de desarrollo económico – que ya suman 25 – establecidas para los inversores extranjeros, aunque en la realidad la iniciativa nunca pudo avanzar sustancialmente.
Sin embargo, aunque parezca extraño, desde Corea del Sur -aunque en la retórica estén enfrentados- provienen los principales inversores del régimen de Kim Jong-un.
Asimismo, se cree que otra fuente de ingresos extranjeros en los últimos años (y que va en aumento) es el hackeo a distintos sistemas informáticos, sobre todo de bancos en el exterior. Particularmente, el último ciberataque a escala mundial, perpetrado el viernes 13 de mayo, se piensa que fue ejecutado desde Corea del Norte.
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¿Quién le vende la tecnología?
Por el hermetismo que rodea al régimen es difícil saber a ciencia cierta de dónde provienen los insumos militares de Pyonyang.
Aunque según se infiere de los cálculos de la CIA, las miradas nuevamente apuntan a Beijing.
Nuevamente, China aparece en el primer lugar del origen de las compras de Corea del Norte en el exterior, representando -en cifras del 2015- un 76,3% del total.
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Además, se cree que en los casi 70 años de dictadura comunista, el régimen ha logrado desarrollar una tecnología propia que le permite avanzar en su programa nuclear.
La influencia de China y Estados Unidos
Durante mucho tiempo, Estados Unidos ha tratado de asfixiar la economía norcoreana, pero el rol de China le ha permitido al régimen de los Kim -una y otra vez- mantenerse a flote.
Es por eso que el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que ha conversado con su par chino, Xi Jinping, para que el gigante asiático se acople a la política de Occidente.
De hecho, en febrero de este año Beijing anunció que suspendía la compra de carbón norcoreano en todo 2017.
Sin embargo, especialistas creen que China no le soltará tan fácil la mano a Corea del Norte, ya que este mantiene una fuerte e histórica disputa con Corea del Sur, uno de los principales aliados de Washington en Asia.
«El objetivo de la prohibición del carbón claramente no es derrocar al régimen norcoreano», escribió Stephen Haggard, miembro del Instituto Peterson para Estudios Económicos, antes de que fuera anunciada la medida.
El comercio bilateral con China, los hackeos a los bancos, algo de inversión extranjera y décadas invirtiendo en un plan armamentístico sofisticado -en sacrificio del pueblo norcoreano- son algunos de los elementos que explican la fuente que financia el ambicioso plan militar de Pyonyang.
Pero, como todo lo que implica al régimen de Kim Jong-un, el hermetismo parece esconder muchas otras cosas.
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