El régimen norcoreano reconoció el viernes que las sanciones recientemente impuestas están teniendo un tremendo impacto en el aislado estado comunista.
Los medios de comunicación norcoreanos describieron las restricciones de la comunidad internacional como un “desastre humanitario”.
La situación se volvió tan grave para Corea del Norte que creó un comité encargado específicamente de evaluar los daños causados por las medidas.
A principios de este mes, ya se había informado que los suministros de gas a Corea del Norte se estaban agotando, y que el mismo sólo podía ser comprado por oficiales militares y comunistas.
La última ronda de sanciones se centró específicamente en el suministro de gas natural y petróleo al régimen de Kim Jong-un, así como en la exportación de productos textiles.
Sin embargo, en lugar de reducir su programa de armas nucleares y entablar conversaciones con los Estados Unidos, Pyongyang se compromete a no abandonar las armas.
Los líderes comunistas “nunca renunciarán a su preciada espada nuclear por la justicia que fue afilada para derrotar a los agresores imperialistas de Estados Unidos”, declararon los medios de comunicación estatales norcoreanos.
El director de la CIA, Mike Pompeo, el 19 de octubre remarcó que el régimen rebelde está a sólo meses de perfeccionar sus capacidades de armas nucleares.
La población de Corea del Norte sufrió durante décadas bajo el gobierno de la familia Kim. Millones de personas murieron en hambrunas y su modelo económico comunista, planificado centralmente, sofocó la innovación y el crecimiento económico durante años.
El régimen depende del trabajo esclavo, tanto a nivel nacional como internacional, para una parte significativa de sus ingresos. Un desertor de alto nivel que habló en la Asia Society a principios de esta semana señaló que se calcula que hay entre 40.000 y 50.000 norcoreanos trabajando en el extranjero, y que la mayor parte del salario va a parar al gobierno norcoreano.
El desertor, Ri Jong Ho, que fue funcionario durante 30 años del régimen y tiene un conocimiento profundo del funcionamiento financiero de Corea del Norte, afirmó que toda la ayuda enviada al país va a los militares.
El país asiático también carece de la producción de electricidad necesaria para proporcionarla a las fábricas y los hogares.
Pero a pesar de todo esto, Corea del Norte, bajo el liderazgo de Kim Jong-un, gastó cientos de millones de dólares en sus armas nucleares y programas de misiles. Desde su llegada al poder en 2011, después de la muerte de su padre, Kim Jong Il, el joven dictador realizó unas 85 pruebas de misiles.
Se calcula que el costo de uno solo de estos ensayos realizados por el régimen es de unos 30 millones de dólares.
Nuevas sanciones
El mes pasado, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso nuevas sanciones al régimen tras la presión del gobierno de Trump.
En particular, China, que se estima que representa el 90 por ciento del comercio de Corea del Norte, también impuso sanciones adicionales a Pyongyang.
El mes pasado, el Banco Central de China ordenó a los bancos de ese país que dejaran de prestar servicios financieros al régimen de Kim, y también determinó el cierre de las empresas norcoreanas que operan en territorio chino en un plazo de 120 días.
La movida sin precedentes de Beijing se produjo después de meses de presión del presidente Donald Trump.
Desde que asumió sus funciones en enero, el mandatario estadounidense procuró encontrar una solución al problema norcoreano, exigiendo la desnuclearización del régimen.
Trump dio instrucciones al Secretario de Estado Rex Tillerson para que busque una solución diplomática a la crisis.
Asimismo, Estados Unidos está trabajando con otros 20 países para aumentar la presión económica, lo que podría obstaculizar la capacidad de Corea del Norte de costear su programa nuclear y forzarlo a sentarse en la mesa de negociaciones.
Trump está utilizando simultáneamente opciones diplomáticas, económicas y militares para mantener la presión sobre el régimen, instruyendo a sus altos mandos a elaborar opciones militares detalladas sobre Corea del Norte, que podrían ser utilizadas si Estados Unidos tiene que defenderse a sí mismo o a sus aliados.
Jack Keane, un general retirado de cuatro estrellas y ex vice Jefe de Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, remarcó que estas opciones militares del gobierno de Trump están haciendo que la solución diplomática sea más realista.
“El equipo de Trump entiende que la amenaza de la fuerza militar fortalece la opción diplomática. El principal esfuerzo es la diplomacia y las sanciones económicas”, enfatizó Keane en Fox Business.
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