El Diario del Pueblo, el periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista Chino, publicó una editorial con una severa advertencia a los ex dirigentes del Partido que aún se entrometen en los asuntos de sus sucesores.
El lenguaje utilizado en la redacción, así como el momento en que se publica, el contexto político y la interpretación casi unánime de su intención en la Internet china, parece apuntar a un objetivo: el ex jefe del Partido Comunista, Jiang Zemin.
En los primeros párrafos del texto, se marca una línea clara entre los buenos y los malos líderes retirados. «Muchos de nuestros líderes del partido, una vez que han dimitido de sus cargos, manejaron correctamente el cambio de su situación. Ellos no interfieren en el trabajo de la nueva dirección».
«Sin embargo», señala, «hay líderes del Partido que, mientras aún siguen en el poder, nombran a sus ‘ayudantes’ de confianza para que asuman posiciones clave con el fin de extender su influencia en el futuro. Es más, después de que estos líderes del partido han dimitido, no están dispuestos a renunciar a ejercer su influencia en cuestiones importantes…».
Aunque el artículo en ningún lado menciona directamente a Jiang Zemin, la conclusión parece irresistible para los entendidos en política china. Los periódicos del partido son famosos por hacer alusiones codificadas a las figuras políticas. Es ampliamente reconocido que la violenta y desenfrenada Revolución Cultural comenzó con la publicación, en el Diario del Pueblo, de una crítica a una obra literaria sobre el despido de un funcionario de la dinastía Ming.
«Para los que tienen los ojos para ver, está claro a simple vista que este artículo es una crítica a Jiang Zemin, sin nombrarlo», escribió Hu Ping, un comentarista político veterano que vive en el exilio en Nueva York, en el sitio web de la Radio Asia Libre.
Agence France-Presse, la principal agencia de noticias de Francia, dio a entender que es muy probable que Jiang haya sido el objetivo.
«La tan publicitada acción de Xi contra la corrupción atrapó a una larga lista de funcionarios senior y junior entre ellos el ex zar de la seguridad del país, Zhou Yongkang, quien en junio fue sentenciado a cadena perpetua», escribió la AFP. «Zhou es considerado como un aliado del ex presidente Jiang Zemin … ha circulado la especulación de que Jiang podría ser objetivo de Xi y del departamento de investigación interna del partido, la Comisión Central de Control Disciplinario (CCCD)”.
La hipótesis de que Jiang Zemin es el objetivo final de la campaña de Xi Jinping para purgar el partido – encubierta bajo el pretexto de atacar la corrupción- ha sido parte de los informes de la Gran Época sobre la escena política china desde hace varios años. Columnistas y reporteros del periódico predijeron desde principios de 2012 la caída de Bo Xilai, la de Zhou Yongkang y la de otros, antes de haberse convertido en objetivos oficiales. Sus juicios se basaron en sus propias interpretaciones de las tendencias políticas chinas y su contacto frecuente con fuentes de alto nivel dentro del régimen. La línea editorial general del periódico ha sostenido que otros ayudantes principales de Jiang y el propio Jiang, en última instancia, también son blancos.
La editorial del Diario del Pueblo utiliza una analogía un poco vaga para dar su punto: la idea de que «el té se enfría cuando la persona se va», una frase que se remonta a la dinastía Ming. El artículo incluye esta frase en el título, que se publicó online en la sección de opinión y en la página 7 de la edición impresa. El titular dirige a los lectores a » ver como correcto » que el té se enfríe cuando corresponda, es decir, que no deben apoyar un funcionario del Partido, que busca mantener el poder después de salir de la oficina.
«Teóricamente, en un ambiente de trabajo, que el té se enfríe cuando la persona se va es lo normal. ¿Por qué hay personas que insisten en que el té se mantenga caliente cuando la gente se va?»
Bajo ese lenguaje codificado se da una puntada afilada: «Al estar infelices de retirarse… hacen todo lo posible para extender su poder, sin importarles las políticas que se implementen, sin preocuparse por el impacto en una gobernación virtuosa, haciendo todo lo posible para asegurarse de que el ‘té’ se mantenga caliente todo el tiempo».
Jiang Zemin es mal visto por haber ubicado a muchos miembros de su facción en el Comité Permanente del Politburó, el centro neurálgico del Partido, cuando dejaba su cargo en el año 2002. A lo largo de su mandato también ubicó a miembros de su facción por todo el Partido y en el aparato de Estado, garantizándoles la capacidad de enriquecerse a sí mismos como una manera de comprar su lealtad política, dado que Jiang no había establecido una base de poder solida en el régimen cuando tomó inesperadamente el mando en 1989. Antes de renunciar a sus posiciones militares y títulos en 2004 y 2005, Jiang también se encargó de que sus propios hombres -muchos de los cuales han sido encarcelados por el actual líder, Xi Jinping, efectivamente controlaran el ejército.
Con esta red posicionada, Jiang ejerció un gran control sobre los nodos claves de la política china durante más de una década después dejar su cargo. Esto fue más evidente en el caso de Zhou Yongkang, el ex jefe del aparato de seguridad nacional, a quien Jiang ascendido rápidamente después de que Zhou demostró su lealtad en la aplicación de la violenta campaña para perseguir y eliminar la práctica espiritual Falun Gong, un plan político interno de Jiang Zemin. Falun Gong es una disciplina de qigong tradicional que incluye ejercicios lentos y los principios morales de verdad, benevolencia y tolerancia. Esta práctica es perseguida en China desde 1999, bajo las órdenes directas de Jiang.
Li Hongkuan, un comentarista de la política china que durante muchos años dirigía “VIP Reference”, el primer newsletter electrónico estilo guerrilla dentro de China, dijo en una entrevista con New Tang Dynasty Television que «el propósito de tal artículo no es generar discusión … es para advertir a ciertas personas».
Un número de columnistas de la edición china de La Gran Época hace mucho tiempo llegaron a la conclusión de que Jiang Zemin era el principal objetivo de la campaña anticorrupción de Xi Jinping. En los últimos tres años, estas predicciones parecen ir validándose cada vez más con la evolución de los sucesos, ya que los leales a Jiang uno tras otro van siendo removidos por la agencia de policía secreta interna del Partido, sujetos a interrogatorios, luego llevados ante el sistema judicial controlado por el Partido y condenados a años de prisión o a cadena perpetua.
En febrero Zeng Qinghong, el verdugo y cerebro político clave de Jiang, parecía haber sido señalado de manera similar que en esta editorial del Diario del Pueblo, por la Comisión Central de Control Disciplinario del Partido, referenciándolo con un príncipe corrupto durante la dinastía Qing. Zeng nunca fue nombrado, pero los entendidos en política china rápidamente entendieron la analogía.
El reciente artículo del Diario del Pueblo se publicó bajo el nombre de Gu Bochong, identificado como oficial encargado del Departamento Político del Ejército Popular de Liberación.
Los usuarios chinos de Internet, en los comentarios que dejaron en Sina Weibo que no fueron eliminados, hicieron numerosas observaciones que permiten identificar a Jiang Zemin como destinatario de la editorial, en la típica forma velada. «¿Se está hablando aquí sobre el sapo», escribió «Night Grass«. La identificación de Jiang como un sapo es un meme popular en el ciberespacio chino, en referencia directa a la apariencia del ex líder, con grandes anteojos y el hábito de andar con los pantalones muy por encima de su cintura.
«Gran Papá Xi va a hacer un movimiento en contra de Ha Ha», escribió otro usuario, utilizando un juego de palabras con el primer carácter de la palabra china para sapo (Hama).
«Me da mucha curiosidad», dijo el usuario yanhing, «¿Entrará el sapo a Internet y se dará cuenta cuanta repulsión genera?».
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