A pesar de las investigaciones que se han realizado sobre la filogenia de las aves modernas, todavía quedan muchas incógnitas por resolver sobre los dinosaurios, sus antepasados directos. Para ampliar y entender mejor el árbol genealógico de estos seres vivos, un equipo de científicos de EE UU ha analizado más de 390.000 muestras de genoma secuenciado.
El estudio, publicado en la revista Nature, permite establecer cinco grandes grupos aviarios. El primero de ellos incluye guabairos, vencejos y colibríes. El segundo une a los cucos y las avutardas con palomas y gangas. Otro engloba a las grullas y sus familiares. El cuarto agrupa a las aves acuáticas y marinas. Y el último comprende las aves terrestres.
Jacob Berv, investigador de la Universidad Cornell (EE UU), destaca la importancia de utilizar al grupo externo de los crocodilios en los análisis para hallar una raíz común a la filogenia de las aves. “Resulta útil porque nos permite confirmar que el grupo de los paleognatos (el cual incluye avestruces, kiwis, y tinamús, entre otros) es el grupo hermano de todas las aves que existen en la actualidad”, declara a Sinc el científico.
Dentro de esta amalgama de seres vivos habría que destacar al hoacín (Opisthocomus hoazin), la única especie viva del orden de los Opisthocomiformes y la que tiene una línea de ascendencia más antigua, de unos 64 millones de años.
Además, el trabajo señala que la identificación de una nueva y más amplia ramificación del grupo de aves acuáticas y marinas ha revelado una restricción evolutiva en la diversificación ecológica de las aves.
“Es posible que una temprana colonización de los nichos acuáticos y terrestres impidiese la evolución de nuevas especies en esos hábitats. Podría ser que su especialización previniera a las nuevas generaciones de desarrollar ciertas adaptaciones. También cabe la posibilidad de que se crearan especies con menor tendencia a evolucionar hacia otros estilos de vida”, expone a Sinc Richard Prum de la Universidad de Yale (EE UU).
Los investigadores destacan la dificultad de descifrar la filogenia de las neoaves debido a que el proceso de evolución se produjo rápidamente en el tiempo. Sin embargo, el estudio revela que esta adaptación se produjo en unos niveles más elevados después de la extinción masiva que tuvo lugar hace unos 65 millones de años.
La herencia viva de los dinosaurios
Los dos autores principales del estudio subrayan que las aves son ‘dinosaurios vivientes’ y que el conocimiento de su filogenia es fundamental, “porque cuanto más sepamos sobre ellas, más fácil será inferir datos sobre los grandes dinosaurios extintos”, señala Jacob Berv.
A pesar de ello, la escasez de material con el que trabajan los científicos (muestras de fósiles muy limitadas) dificulta en gran medida profundizar en la sistemática de estos enormes reptiles.
Según señala el trabajo, debido a estas limitaciones, será necesario descubrir más sobre el origen de algunos grupos de aves (como los neognatos o los paleognatos) en el Mesozoico para seguir avanzando.
Los científicos afirman que el siguiente paso será ampliar el número de especies a estudiar para ahondar en la filogenia de las aves. “Creo que sería razonable analizar entre el 30-50% de las aves del mundo en los próximos dos años, e intentar conseguir llegar al 95% en los tres siguientes”, concluye Prum.
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