El imperio del Tibet (618-842 AD) era un reino emergente y poderoso cuando el rey Songstan Gampo se casó con la princesa Wencheng durante la dinastía Tang hace 1400 años. A medida que el imperio se fue haciendo más poderoso, sus relaciones con China se fueron deteriorando.
Sin embargo, el imperio no colapsó debido a sus guerras con China. Alrededor de 200 años después, el rey comenzó a atacar al budismo y una serie de desastres naturales surgieron. El imperio finalmente colapsó, pero el budismo todavía sobrevive.
El budismo fue introducido al Tibet poco después que el rey Songstan Gambo fundara el imperio. Él construyó el templo Jokhang y el palacio Potala. Sus sucesores apoyaron al budismo, y algunos de los reyes y príncipes que le sucedieron renunciaron a sus títulos y se convirtieron en monjes. El imperio tibetano gradualmente se volvió más poderoso con el surgimiento del budismo.
El surgimiento del budismo y el fortalecimiento del imperio del Tibet
El imperio tibetano se volvió tan poderoso luego de la muerte del emperador Taizong de la dinastía Tang que China no tenía el poderío para detener la invasión tibetana. El Tibet extendió su ofensiva militar a Qinghai, Sichuan y Gansu, y ocupó Chang’an, la capital del imperio Tang. Los emperadores de la poderosa dinastía Tang: Gaozong, Suzong y Xianzong no pudieron conquistar al Tibet.
El rey Langdarma persiguió a los monjes
Cuando el rey tibetano Ralpacan murió, de acuerdo con el texto Nueva historia de Tang, el rey Langdarma asumió el trono. Los mensajeros de la dinastía Tang lo describieron como un adicto al alcohol que amaba la cacería. Se le conocía como un gobernante severo que no escuchaba a sus consejeros. Langdarma lanzó la persecución al budismo que llevó al caos dentro del gobierno.
El rey Langdarma forzaba a los monjes a cazar y lo consideraba como una renuncia al budismo. Mató a todos quienes se negaron a renunciar a su fe. Langdarma cerró todos los monasterios y templos budistas. Convirtió al templo de Jokhang en un matadero y al monasterio de Ramoche en un rodeo.
Langdarma ordenó que preciados murales, reliquias y artefactos fueran reemplazados por pinturas de monjes tomando alcohol en los templos para así dañar la reputación del budismo. Hizo que clavaran clavos en las estatuas de Buda, que ataran cuerdas a los cuellos de estas y las lanzaran a los ríos.
Los desastres naturales devastaron al imperio tibetano en el año 839 AD: terremotos, deslaves en las regiones montañosas de lo que hoy en día son las provincia de Sichuan y Gansu, corrientes de agua que fluían de vuelta en el río Tao, plagas, y gente que despertaba para descubrir que sus familiares habían muerto. Algunas personas escucharon golpes de tambor misteriosos en el medio de la noche en lo que hoy en día es la provincia de Qinghai.
El rey Langdarma murió de causas no naturales tres años después en el año 842 A.D. Como no tenía hijos, su concubina hizo que su sobrino fuera el sucesor, pero este fue asesinado por un ministro del gabinete.
Es por eso que el otrora una vez poderoso imperio del Tibet no fue vencido por los gobernantes de la dinastía Tang (que gobernó las regiones adyacentes Han de China desde el año 617 A.D hasta el 907 AD), sino que cayó a manos de un rey tonto. Sin embargo, el budismo quedó firmemente establecido en el Tibet.
Fuente: «Nueva Historia de Tang» la historia oficial sobre la dinastía Tang. Contiene diez volúmenes y 225 capítulos.
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