Un nuevo estudio divulgado el 1 de agosto indicó que las personas que tienen a las carnes rojas como principal fuente de proteínas tienen una esperanza de vida menor que las que consumen más proteínas vegetales.
Sin embargo, no todas las proteínas animales tienen el mismo nivel de riesgo señaló el Dr. Mingyang Song, investigador en nutrición en la Facultad de Salud Pública e impulsor de la investigación.
«Observamos que la proteína de la carne roja- en particular de la carne roja procesada- está firmemente asociada con la mortalidad», explicó. «La proteína del pescado o del pollo no se asocia realmente con la mortalidad».
Los hallazgos mostraron que el riesgo de muerte prematura se redujo un 34% si las personas comían menos carne roja procesada, un 12% si comían menos carne roja no procesada y un 19% si consumían menos huevos. «La carne roja procesada incluye el tocino, las salchichas y los fiambres» dijo Song.
Del mismo modo el estudio reveló que los huevos y los productos lácteos no son tan malos como la carne procesada o roja, pero no son tan buenos como el pollo o el pescado.
Para este estudio, Song y sus colaboradores analizaron los datos de dos grupos de estadounidenses y les hicieron un seguimiento de su dieta durante 3 décadas.
Los estudios contaron con la participación de más de 131.000 personas cuyo consumo diario de calorías fue de un promedio de un 14 % de proteína animal y un 4% de proteína de origen vegetal. Fue interesante ver que el aumento del riesgo de mortalidad asociado a la proteína animal solamente se produjo en las personas con hábitos poco saludables como el tabaco, falta de ejercicio o consumo de alcohol.
La asociación desapareció en los participantes con un estilo de vida saludable y eso que el estudio no fue diseñado para demostrar que comer mucha carne roja provocaría un aumento del riesgo de muerte prematura.
Song explicó que esto es así porque las personas conscientes de su salud, tienden a optar por fuentes más saludables de proteína animal y no solo limitarse a las carnes rojas.
«Los patrones dietéticos entre los grupos saludables y no saludables son muy distintos, especialmente en las fuentes de proteína y la cantidad de consumo», dijo. «Las personas del grupo no saludable tienden a consumir proteína de la carne roja y productos lácteos, sobre todo los ricos en grasa. Las personas del grupo del estilo de vida saludable consumieron principalmente proteína animal del pescado o del pollo».
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