El virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus comenzó a circular en Brasil en la primera semana de febrero, en plena época de carnaval y casi 20 días antes de haber sido diagnosticado el primer caso, según un estudio divulgado este lunes por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el mayor centro de investigación médica de Latinoamérica.
Según el estudio, el COVID-19 comenzó a circular en el gigante suramericano hacia el 4 de febrero, de acuerdo con los resultados de la investigación, que utilizó una metodología estadística con base en registros de defunción para identificar el comienzo de la transmisión.
El primer caso con el COVID-19 en Brasil -y que también fue el primero registrado en Latinoamérica, fue identificado el 25 de febrero en un ciudadano brasileño que regresó de Italia a la ciudad de Sao Paulo.
A partir del 13 de marzo comenzó a darse en el país la denominada transmisión comunitaria del virus, es decir, cuando ya no es posible rastrear el origen de la enfermedad.
Como la llegada del virus precede a la transmisión comunitaria, los datos indican que su introducción en Brasil tuvo lugar a finales de enero.
La metodología aplicada permitió a los científicos afirmar que mientras los países monitorearon a los viajeros y confirmaron los primeros casos importados de la enfermedad, la transmisión comunitaria de la enfermedad ya estaba en marcha.
Esto significa que la circulación del virus del PCCh «comenzó hasta cuatro semanas antes de que se registraran los primeros casos en países de Europa y América», según el informe divulgado por la Fiocruz.
De acuerdo con el análisis, en Europa la circulación de la enfermedad comenzó aproximadamente a mediados de enero en Italia y entre finales de enero y principios de febrero en Bélgica, Francia, Alemania, Holanda, España y el Reino Unido.
A comienzos de febrero también estalló la propagación del virus en la ciudad de Nueva York, según el estudio.
La investigación fue publicada en la revista científica Memórias, del Instituto Oswaldo Cruz y contó con la participación del Laboratorio de SIDA e Inmunología Molecular del Instituto, la sede en Bahía de la Fiocruz, la Universidad Federal de Espírito Santo y la Universidad de la República (Udelar) en Uruguay.
Según el estudio, encontrar el comienzo de la transmisión comunitaria a través del análisis genético tiene como obstáculo el poco tiempo transcurrido desde el comienzo de la epidemia y la cantidad limitada de genomas de COVID-19 que ya fueron secuenciados en la mayoría de los países.
Con el método estadístico desarrollado, los científicos estimaron el inicio de la transmisión comunitaria a partir del número de muertes en las primeras semanas.
Según el estudio, el número total de muertes se considera el dato más confiable, debido a la falta de pruebas y al gran número de casos asintomáticos.
El número de hospitalizaciones por enfermedad respiratoria aguda también fue otro factor que el estudio tuvo en cuenta, ya que los ingresos de pacientes desde mediados de febrero es superior al observado desde esa misma fecha en 2019.
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