Desde tiempos remotos, los chinos celebran tres fiestas importantes de acuerdo con calendario lunar: el Año Nuevo chino, el Festival de los Botes Dragón y el Festival de Medio Otoño. Este último se diferencia de los otros dos por su estilo más apacible y suave de celebración. Las festividades del Año Nuevo lunar y las regatas de botes dragón son eventos acompañados por grandes despliegues y mucha algarabía. También son celebraciones esencialmente diurnas.
En contraste, el Festival de Medio Otoño es una celebración más tranquila, elegante y esencialmente nocturna. Por lo general, no se hacen grandes alardes ni tampoco muchos despliegues sonoros. Más bien, es una especie de celebración familiar, íntima y de naturaleza delicada.
El décimo quinto día del octavo mes del calendario lunar chino, la luna se ve extremadamente redonda, grande y brillante. En esta fecha, el pueblo chino celebra el Festival de la Luna, también llamado Festival de Medio Otoño.
El Festival de Medio Otoño es una festividad tradicional china de larga historia. Admirar la luna, saborear los pasteles de luna y encender coloridas linternas se han convertido en tradiciones durante estas noches. Pero detrás de todos esos rituales, yace un importante significado: este es un momento para reunirse con la familia.
La dama de la luna
Una de las leyendas más comunes sobre la luna en China es la de Chang E, esposa de Hou Yi, quien se tomó el elixir de la inmortalidad y desde entonces vive en el único satélite que tiene la Tierra. El matrimonio había recibido el elixir como recompensa por llevar una vida de caridad.
La historia cuenta que hace muchos años, aparecieron nueve pájaros que se transformaron en nueve soles y no hacían más que chamuscar toda la Tierra. Ante eso, Chang E se apresuró por consumir el elixir, pero después de tomarlo y en el apuro, derribó lo que quedaba del mismo antes de que su marido pudiera tomarlo. Pero Hou Yi, un robusto arquitecto y arquero, decidió salvar a la humanidad de una inevitable catástrofe y derribó con sus flechas los soles extras.
Pero para aflicción de Hou Yi, tras tomarse el elixir, Chang E comenzó a sentirse liviana como el aire. Desafiando la gravedad, se elevó por los cielos y llegó a su nuevo hogar en la Luna. La tradición dice que es en esta época, cuando la luna parece estar más cerca de la Tierra que los esposos tienen una oportunidad de reencontrarse.
En otra leyenda, tres hadas se transformaron en tres ancianos y bajaron a la Tierra para pedir algo de comer a un zorro, un mono y un conejo. El zorro y el mono les dieron algo de comida que tenían, pero el conejo, que no tenía nada para darles, se ofreció a sí mismo como alimento. Las hadas se conmovieron mucho por el sacrificio del conejo, así que lo convirtieron en una divinidad y le permitieron vivir en el Palacio de la Luna, donde se convirtió en el “Conejo de Jade” y en la mascota de Chang E.
Estas románticas leyendas han sido también fuente de inspiración para muchas obras de arte en China. Muchos grabados antiguos sobre la luna tenían siempre la hermosa figura de Chang E y su conejo moliendo el elixir de la inmortalidad para aquellos seres humanos que cumplieran los requisitos para convertirse en inmortales.
En las noches de otoño, los padres chinos suelen contarles la leyenda de Chang E a sus hijos cuando observan los misteriosos contornos de la luna. Y cuando alguna nube pasajera perturba un poco la claridad de la luna, los mayores dicen que es el travieso conejo dando brincos en la superficie del cuerpo astral.
Por lo general, la cena de esa noche debe ser al aire libre. Se suele hacer una parrillada, acompañada por abundantes pasteles de luna y pomelos. El pomelo se produce para esta época del año y, por su forma redonda, tiene una asociación romántica con la luna.
Los pasteles de luna
Los pasteles de luna, cuyo nombre se debe a la forma generalmente redonda que tienen, simbolizan la unidad familiar y la perfección. Es costumbre regalar tales pasteles para esta época del año. Su origen se pierde entre las nieblas del tiempo.
Históricamente hablando, existe un incidente relacionado con los pasteles de luna. Los mongoles invadieron China en 1279 y fundaron la dinastía Yuan. Durante casi un siglo, los invasores impusieron un fiero reinado acompañado por un rígido control en todo el territorio chino. Los chinos estaban ya hartos de la dominación externa y deseaban alzarse en armas, pero no había forma de comunicar la intención a todos los compatriotas.
Chu Yuan-chang, líder del movimiento rebelde, tuvo una excelente idea para transmitir el mensaje a todos los chinos. Se le ocurrió esconder una nota en papel en cada pastel de luna. Los mongoles rehusaban comer dichos pasteles por temor a que estuviesen envenenados y por contener una masa negruzca –la pasta del poroto aduki de la que están rellenos– que a ellos les parecía sospechosa.
Así, en la noche del Festival de Medio Otoño de 1368, todas las familias chinas que comieron los pasteles de luna se sorprendieron al descubrir una nota que revelaba que a medianoche iba a ser la rebelión.
Tal como se había previsto, a la medianoche y mientras los mongoles dormían, los chinos se alzaron en armas contra el invasor, expulsándolo a su territorio más allá de los confinesde la Gran Muralla. Posteriormente, Chu Yuan-chang fundó la dinastía Ming.
Cada provincia en China tiene su forma peculiar de preparar los pasteles de luna. En algunos sitios, como en Taiwán, la cubierta es más crujiente y quebradiza. En otros lugares, como en Guandong, la cubierta es suave y más fina. Cada tipo de pastel de luna tiene su propia textura y sabor. Resulta imposible decir qué tipo es el más sabroso.
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