Los antiguos sabios dejaron muestras en la cultura y tradiciones chinas sobre las conexiones de los colores con significados en la naturaleza y sus correspondencias con los reinos celestiales. Aquí analizaremos el significado del color amarillo, que no por casualidad es el color estandarte de los cinco mil años de la cultura china, el color superior que durante largo tiempo fue exclusivo de la corte, ya que al pueblo no se le permitía vestirlo.
Algunos piensan que la identificación del amarillo con la cultura china surge de una mera casualidad de la naturaleza que ha teñido con ese tono a aquella raza. Pero la historia parece no ser tan simple. Por razones más profundas, el amarillo ha marcado a la civilización china desde el mismo comienzo: se dice que la cultura china se originó en la “Meseta Amarilla”, que la cuna de la nación china es el “Río Amarillo” y que los chinos son descendientes del Emperador Amarillo.
Confucio (551 a. C. – 479 a. C.) definió al negro, el rojo, el cian (azul verdoso), el blanco y el amarillo como los “colores puros” y “colores supremos”. Aplicó estos colores a los ritos como manifestaciones de los valores tradicionales de “benevolencia, rectitud, ritual, sabiduría y confianza”. Hasta la dinastía Han (concluida en el año 220), los emperadores solían elegir un color simbólico para sus reinados basados en la correspondencia de estos cinco colores con los cinco elementos –agua, fuego, madera, metal y tierra– de la teoría del Yin Yang.
Los antiguos chinos decían que los cinco elementos son los factores fundamentales que componen todas las cosas de la naturaleza y que son el origen de todo, incluidos los colores. Estos, por lo tanto, se relacionan indisolublemente con los principios de los cinco elementos en operación de las leyes celestiales. Los ancestros incluso elegían el color de su ropa de acuerdo con el cambio natural de las estaciones y la teoría de los cinco elementos.
En la Dinastía Han (206 a.C – 220 d.C) se acentuó la consideración del amarillo como símbolo de la tierra. Según la teoría de los cinco elementos, la tierra supera al agua, y el amarillo era la tierra, así que el amarillo se volvió muy popular para entonces. En ese tiempo, adivinos del horóscopo también combinaban la teoría de los cinco elementos y el concepto de cinco dimensiones en el horóscopo, asumiendo que el color amarillo simboliza la tierra así como el centro del universo.
En este concepto, el cian se interpreta como el sinónimo de madera y simbolizaba el Este; rojo es sinónimo de fuego y simbolizaba el Sur; el blanco representa al metal y simboliza el Oeste, y el color negro representa al agua y al Norte. Como el color amarillo está en medio de los cinco elementos, se considera un color neutro y el primero de todos los colores.
Siendo el color más noble, naturalmente en la dinastía Han el amarillo tenía el rol protagónico en las ropas de los emperadores. Al Primer Ministro de la corte se le concedía el “sello de oro” con una cinta de seda púrpura, que era un símbolo del poder más alto junto al del emperador. Así, el amarillo consumaba, junto al púrpura, su lugar supremo en la cultura tradicional china.
Como el color amarillo está en medio de los cinco elementos, se considera un color neutro y el primero de todos los colores
En la Dinastía Tang, el amarillo amplió su espectro en la cultura tradicional y en las artes. En las grutas de Dunhuang hay más de 10 mil valiosos frescos que cubren una superficie total de más de 50 mil metros cuadrados. Los colores de los frescos varían en los diferentes períodos. Por ejemplo, los frescos hechos en el período de Wei del Norte son principalmente de color rojo-marrón, acompañado de azul y negro; el amarillo aún se guardaba en normas de exclusividad. A partir de la Dinastía Tang, el amarillo se hizo más popular y comenzó a utilizarse en estos frescos, que eran diversos, atractivos, brillantes y hermosos.
Durante las Dinastías Ming y Qing, cuando Beijing se convirtió en la ciudad capital, el color amarillo se convirtió en exclusivo de la familia imperial. A la gente común no se le permitía vestirlo. Los emperadores usaban “túnicas de color amarillo”; su carro se llamaba “carro amarillo”; su ruta de camino se llamaba “camino amarillo”; las banderas utilizadas en sus viajes eran amarillas, y asimismo lo era el material de embalaje para sus sellos.
El amarillo era nuevamente un símbolo exclusivo del poder supremo. Sólo los miembros de la familia imperial y sus familiares podían vivir en viviendas con techos de tejas esmaltadas pintadas en amarillo –las paredes eran color rojo–; la gente común sólo podía usar el cian para los ladrillos y tabiques. Aún hoy, al observar la Ciudad Prohibida desde la parte alta de Jingshan, se puede ver algo de los techos de tejas esmaltados de color amarillo. A los ambos lados de las entradas delantera y trasera hay enormes tinas doradas de bronce y figuras de animales. Se ven magníficas, potenciando mutuamente la brillantez de cada una, en representación de la soberanía suprema.
De hecho, el amarillo es el color más común en la Escuela Buda. A la figura de Buda se la llamaba un “cuerpo de oro”, y a los templos que utilizaban el color amarillo se los llamaba “templos de oro”. Las túnicas de los monjes eran de un material de color amarillo, y las figuras de Buda eran doradas para mostrar su nobleza y preciosidad, porque desde la antigüedad el pueblo chino cree que el color amarillo viene de los Cielos.
Desde la antigüedad el pueblo chino cree que el color amarillo viene de los cielos
Para la cultura tradicional china, “Cielo” representa a los dioses de niveles altos, y un emperador solo podía gobernar un imperio en la Tierra porque el Cielo le había otorgado ese honor. Por lo tanto, aunque el emperador era el gobernante supremo, era solo un “hijo del Cielo” y no el Cielo, y detrás de él estaba el Cielo para contenerlo. En otras palabras, el accionar del emperador se veía limitado por la moral; esa restricción indicaba que el poder de los dioses era superior al del emperador, quien tenía que respetar al Cielo y actuar en consonancia con su deber. Los emperadores entonces tenían que ocuparse de los asuntos en el mundo humano de acuerdo con la voluntad de los Cielos. Quienes obedecían a aquella voluntad, prosperarían en el Cielo; y quienes contrariaban a los cielos, se arruinarían. Sólo aquellos que seguían la voluntad del cielo podrían convertirse en lo que llamaban “emperadores con clara visión y moral”.
Así pues, el color amarillo, que acompañó a los emperadores dinastía tras dinastía representando el poder sagrado y e infinitamente noble otorgado por los dioses, se manifiesta hasta hoy como un reflejo de lo divino en la Tierra.
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