Los relatos tradicionales de China cuentan que hace más de 1.500 años un monje llamado Liao Ran inició la construcción del extraordinario Templo Suspendido a 75 metros de altura en la pared rocosa del monte Heng, en la provincia de Shanxi.
Algunos sugieren que al inicio no contaba con los pilares de madera que se ven en las imágenes de hoy, y sólo se mantenía apegado al muro de manera casi milagrosa.
Se cree que el monje Liao Ran buscaba un apacible lugar para la meditación y cultivación interior, capaz de durar en el tiempo; un lugar lejano del ruido mundano, protegido de los vientos. lluvias, nieve y del Sol, sin riesgos de ser arrasado por las inundaciones.
Sin embargo logró su objetivo solo en parte, ya que lejos de ser un retiro, hoy el monasterio es un destino turístico muy preciado en China.
Sus paredes cuentan muchas historias, y seguramente entre ellas se mantiene el aire de misterio que encierra la búsqueda espiritual de la existencia humana, tema central con que fue concebido.
El Templo Suspendido, también llamado Templo Colgante o Xuankong Si, está a unos cinco kilómetros al sur del condado de Huayuan, en el cañón Jinlong de Datong, en la provincia de Shanxi. Fue construido durante la dinastía Wei del Norte, que dominó los años 386 y 535.
Su arquitectura, de acuerdo a un estudio de los templos de la región, es de estilo budista, pero en su interior podemos encontrar en una misma sala, tanto la estatua de buda Sakiamuni (Sidarta Gautama), el monje fundador del budismo, como la estatua de Lao Tse, el maestro fundador del Taoismo, así como una del sabio Confucio, todos los cuales hace cerca de 2500 años atrás legaron sus enseñanzas a las siguientes generaciones, siendo pilares en la cultura tradicional china.
Esto no quiere decir que sus seguidores en su interior practicaran estas disciplinas mezclándolas entre sí. Probablemente esto no ocurrió, ya que tanto el Budismo como el Taoismo son vías espirituales que requieren iluminarse en una única escuela a la vez. Lo que sucedió, según los relatos populares, es que el Templo Suspendido después de construido, en vez de quedar como un lugar aislado, se convirtió en un punto de reposo y meditación de muchos viajeros y peregrinos, entre los cuales habían devotos de las diferentes vías. Para acogerlos a todos, el Monasterio Suspendido, en respeto a sus creencias, los incluyó en diferentes espacios.
Entre las seis principales salas y 34 salas menores, unidas entre sí por laberintos y pasadizos, se pueden contar alrededor de 80 esculturas budistas, taoístas y de seguidores confucianos, hechas de materiales como cobre, bronce, hierro, terracota y piedra, En el salón llamado San Sheng, describe Ancient Origin, por ejemplo hay una estatua de Buda, donde a su lado están retratados un buen número de discípulos en acto de respeto y sumisión.
Se conoce además que Liao Ran al parecer no hizo la construcción solo, sino que recibió ayuda de monjes taoistas, que también consideraron estas alturas, como un lugar ideal para sus meditaciones. El problema es que los relatos de los viajeros, despertaron la curiosidad de muchos nuevos visitantes, y es así que el monasterio se hizo muy popular. Hoy el Templo Suspendido no es un lugar de reposo en silencio y meditación, sino un lugar turístico.
Se desconoce como estaba realmente distribuido originalmente, pues se sabe que su estructura sufrió continuos cambios mientras se fue ampliando y reforzando. Poderosas vigas perforaron las rocas, y sobre ellas se construyeron las salas y los corredores, aunque el relato más misterioso indica que el templo inicialmente solo estaba apoyado en la pared, sin las notorias vigas sostenedoras.
Estas se habrían agregado en la medida que el lugar se fue haciendo cada vez más popular, y los visitantes que llegaban no se atrevían a subir. La última restauración fue en 1900, durante la dinastía Qing.
El Xuankong Si tiene hoy tres secciones separadas con una extensión de 100 metros entre norte y sur, con entradas por el costado.
“Se pueden contar 36 esquinas de techos que flotan a lo largo del muro, como alas reflejando el Tao (Vía) de la Firmeza y Suavidad. Combina el trabajo del hombre y lo natural. Aquí se complementa lo sólido con el vacío”, destaca el libro Templos Sacros de China, de Nan Shun Xun y Albert Beverly, haciendo referencia al clásico simbolismo taoista.
Por su parte la arquitectura budista que se impregna en el Templo Suspendido llegó a China desde la India, y se difundió rápidamente en el país, transformándose en una arraigada cultura tradicional. A nivel espiritual, además del budismo monoteista de Sakiamuni, en China se difundieron vías del budismo reformado de tipo politeista, que cree en diferentes budas.
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