El candidato presidencial republicano Donald Trump puso fin a las insinuaciones sobre las políticas de inmigración más flexibles, declarando el 01 de septiembre que deportará a los millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos y reafirmó su promesa de construir un muro en la frontera sur y que México pagará por ello.
«México pagará por la pared – 100%.» escribió Trump en su Twitter.
En una manifestación en Arizona Trump expresó «ellos no lo saben todavía, pero van a pagar por la pared». La multitud coreaba con entusiasmo, «¡Construir el muro!”
Mexico will pay for the wall!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 1, 2016
Al respecto de esas declaraciones, se debe cuestionar sobre qué tan factible es la construcción de un muro de casi 2.000 millas (3.200 km) , que no solo ocasionaría un problema logístico de grandes dimensiones, sino que traería consigo problemas diplomáticos, ambientales y económicos.
En el año 2006 el Congreso ya aprobó una ley del Muro de Seguridad, que permitió la construcción de 700 millas (1.100km) de barreras físicas a lo largo de la frontera México- Estados Unidos, para disminuir la entrada ilegal de inmigrantes y el tráfico de drogas.
Los demócratas desestimaron la legislación como inútil y expresaron que “solo una fracción de los miles de millones necesarios para financiar la valla ha sido apropiada y gran parte de la construcción podría ser no factible. En franjas de Arizona, la valla tendría que subir empinadas, riscos del desierto y sumergirse en profundos barrancos”.
Hasta el 10 de febrero del 2012, el Departamento de Seguridad Nacional había completado 651 millas de cerca de los cerca de 652 millas por mandato del Congreso, incluyendo 299 millas de barreras vehiculares y 352 millas de cercas peatonales.
En ese proceso, el gobierno estadounidense se encontró con una serie de obstáculos ambientales y legales, entre otros. Sin embargo actualmente Trump busca construir un muro más alto, que implicaría enfrentarse a la misma oposición.
Limitaciones
En primer término, existe un tratado de 1970 entre Estados Unidos y México, que regula la construcción de estructuras a lo largo de los ríos Colorado y Bravo en la frontera mexicana. La ordenanza indica que las estructuras no pueden perturbar el flujo de los ríos, que pasan por Texas y 38 kilómetros (24 millas) en Arizona y definen la frontera entre ambos países, según la Comisión Internacional de Fronteras y Agua, una agencia conjunta estadounidense y mexicana que administra el tratado.
Asimismo, la construcción de un muro de 2.000 millas ocasionaría que un gobierno o el otro compraran grandes extensiones de propiedad privada. Y dividiría completamente el territorio de al menos una tribu indígena con tierras a ambos lados de la frontera en el sur de Arizona.
“Hay partes de la frontera, particularmente en Texas, que pertenecen a propietarios privados de tierras y a ganaderos. Hay ranchos que no necesariamente quieren tener cercas o un muro en sus tierras. Si el gobierno federal decide construir allí, debería ejercer la expropiación”
expresó a Univisión Noticias Doris Meissner, que forma parte del Migration Policy Institute y lideró el Servicio de Inmigración de Estados Unidos (USCIS) entre 1993 y 2000.
Por otra parte están las complicaciones de topografía y medio ambiente. Zonas donde la frontera es tierra seca, New Mexico, la mayoría de Arizona y California, las barreras han obstruido rutas de paso naturales lo que ha provocado grandes inundaciones.
“La variada topografía de las zonas fronterizas, desde montañas escarpadas a profundos cañones y ríos hizo que construir una barrera en algunas áreas se convirtiera en extremadamente difícil” escribieron los profesores Joseph Nevins y Timothy Dunn para la organización NACLA.
Grupos como Defenders of Wildlife y el Sierra Club presentaron demandas por algunos tramos de la verja parcial que existe ahora. En algunos lugares, la regulación federal podría imposibilitar, o al menos retrasar de forma considerable o aumentar los costos del proyecto.
En diversos tramos de la frontera de California pueden encontrarse un total de 18 especies protegidas a nivel federal y en Arizona viven al menos 39 clasificadas como amenazadas, en peligro o aspirantes a obtener protección, según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.
En cuanto al costo, varias organizaciones que verifican información han cuestionado la estimación de Trump sobre que el muro podría construirse por entre 10 mil y 12 mil millones de dólares. Y han descalificado su afirmación de que podría financiarse reduciendo el déficit fiscal de Estados Unidos con México.
El costo de la verja varía en función de cada tramo. Entre 2006 y 2010, los contribuyentes pagaron entre 3.9 y 16 millones de dólares por cada milla levantada. Para comparar, una milla de autopista de dos carriles cuesta entre 2 y 5 millones, de acuerdo con el cálculo del American Road and Transportation Builders Association.
Cifras proporcionadas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y el Servicio de Investigación del Congreso indican que el precio total de la actual cerca de 650 millas fue de 7 mil millones de dólares. Y eso no incluye el mantenimiento. Un estudio de 2006 del Congressional Research Service situó el costo de una milla de doble verja entre 16 y 70 millones de dólares por cada 25 años de vida.
Críticas
Algunos activistas y analistas políticos han concluido que la construcción del costoso muro no detendría la inmigración y ocasionaría miles de pérdidas humanas.
Faye Hipsman, analista política del Instituto de Políticas Migratorias expresó al EFS: “La cerca fronteriza no hace nada para detener la inmigración ilegal, las personas que entraron con visa y se quedaron en el país sin autorización son un tercio de la población no autorizada (para estar en el país)”
Por su parte, Christian Ramírez, director ejecutivo de la Coalición de Comunidades Fronterizas del Sur (SBCC) señaló a Efe que la militarización de la frontera y la construcción del muro están lejos de detener el flujo migratorio.
“Lo que han hecho estas 700 millas de muro es crear tensión y obligar a muchas personas a cruzar por zonas remotas donde lamentablemente han perdido la vida unas 10 mil personas desde que se hicieron los primeros muros en 1994”, sostuvo.
“Varios estudios vinculan la militarización de la frontera con el incremento de muertes”, subrayó en marzo de 2016 un estudio de cuatro profesores universitarios publicado en la revista Journal of Latin American Geography.
El análisis vincula directamente el incremento de las muertes al cruzar de forma ilegal con la seguridad desplegada en la zona entre 2006 y 2010, que incluyó la construcción de la verja, el despliegue de más agentes y el uso de nuevos equipos.
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