La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo hoy que tiene los “sueños torturados” después de que la Cámara de Diputados autorizó la apertura de un juicio político en su contra, el cual a su entender es “un golpe de Estado”.
“De cierta forma estoy teniendo mis sueños torturados, mi derecho torturado”, dijo con voz emocionada la mandataria, quien fue presa política y torturada en la década de los 70, durante la dictadura militar (1964-1985).
“No van a matar en mí la esperanza porque sé que la democracia es siempre el lado correcto de la historia”, dijo Rousseff, un tanto demacrada y hablando en tono más pausado de lo habitual.
Fue el primer pronunciamiento público de la mandataria tras la estrepitosa derrota sufrida por el gobierno el domingo, cuando obtuvo 137 votos, en un total de 511 presentes en sala, en contra de su enjuiciamiento.
A favor del juicio político, cuya apertura o no será decidida en el Senado, votaron 367 diputados.
Pese a que lo grave de la situación en la que se encuentra la política del Partido de los Trabajadores (PT), que se perfila como irreversible, afirmó: “No me voy a dejar paralizar y voy a luchar como hice toda mi vida”.
Confesó que se siente “víctima de injusticia”, porque a su entender el proceso que busca destituirla es “un golpe en el que se usa una apariencia de proceso legal y democrático para perpetrar un crimen que es la injusticia”.
Se acusa a Rousseff de violar la ley de responsabilidad fiscal por haber practicado maniobras contables, llamadas “ruedas fiscales”.
Esas maniobras consistieron, básicamente, en que su gobierno retrasó la transferencia a los bancos públicos de recursos destinados a pagar beneficios sociales. Como los bancos cumplieron con esos pagos, se configuró una especie de préstamo al Estado, lo que es irregular.
También se la acusa de haber abierto líneas de crédito complementarias, que son una suerte de gastos extras del gobierno que no están contemplados en el presupuesto anual, sin pedir autorización al Congreso.
En tal sentido, dijo que varios presidentes que la precedieron utilizaron esas maniobras y que a ninguno se le abrió un proceso por esa razón. “Los actos por los cuales me acusan fueron practicados por otros presidentes antes que yo y no se caracterizaron como ilegales o delictivos», dijo, aya añadió que «fueron prácticas basadas en informes técnicos. Ninguno de ellos me benefició personalmente”.
“Salgo de ese tema de los actos con la consciencia tranquila porque practiqué actos que son practicado por todos los presidentes de la República”, subrayó.
Por esa razón, y porque recibió “54 millones de votos” al conquistar la reelección en 2014, dijo que se siente “indignada” con la decisión de los diputados. “Considero que este proceso no tiene fundamento y por eso me siendo indignada”, remarcó.
La presidenta también repasó en su discurso lo que fue su segundo mandato, que asumió el 1 de enero de 2015, hasta ahora. Dijo que durante ese tiempo fue víctima de lo que llamó el “cuanto peor, mejor”.
“Peor para Brasil, para mi gobierno; mejor para la oposición. Y lo practican por medio de la «agenda-bomba»”, afirmó.
“Agenda bomba” es el nombre que se le dio a una serie de medidas impulsadas por el Congreso el año pasado, que le ocasionaron millonarias pérdidas al Estado. Esas medidas fueron aprobadas en el momento en que las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo atravesaban uno de los momentos más críticos.
“Me siento víctima de una injusticia porque no me permitieron gobernar en un clima de estabilidad política”, acusó.
Dijo que Brasil atraviesa “tiempos muy difíciles”. “El mundo y la historia nos observan. Tengo ánimo, fuerza y coraje suficientes para enfrentar esta injusticia”.
“Enfrenté la dictadura por convicción y hoy hago lo mismo. Un golpe de Estado que no es igual al de mi juventud, es el de mi madurez”, indicó.
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