La retirada de los grandes bancos internacionales en los últimos años de América Latina, como el Santander o Citigroup, obliga a avanzar en la integración financiera regional para movilizar recursos en un momento de ralentización económica, apuntó el FMI.
«Los bancos internacionales, debilitados por la crisis mundial y alcanzados por normas más estrictas, han ido reduciendo la escala de sus operaciones en América Latina y en otras economías emergentes», indicó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe.
En concreto, recalcó que entre 2009 y 2015 «los bancos estadounidenses y europeos han reducido sustancialmente su presencia en la región, retirándose completamente o redimensionando sus operaciones».
Como ejemplo, citó los casos del español Banco Santander, que ha cerrado sus operaciones en Chile y Colombia; el estadounidense Citigroup, que ha hecho lo mismo en Brasil y Perú, y el británico HSBC, que lo hizo en Chile, México y Panamá.
Para el Fondo, este panorama es preocupante, ya que «la próxima fase de crecimiento en América Latina probablemente involucre proyectos con grandes necesidades de financiación, como es el caso de los de infraestructura, y será un desafío costearlo solo a través de los mercados domésticos».
Algunos países ya han percibido estas necesidades, y han lanzado iniciativas en este sentido, entre las que el organismo destacó el Mercado Integrado Latinoamericano, que busca unificar los mercados bursátiles de Chile, Colombia, México y Perú.
Según las proyecciones económicas del FMI de enero, y que actualizará en unas semanas en su asamblea de abril, la economía latinoamericana registrará en 2016 su segundo año consecutivo de recesión, con un retroceso del -0,3 %, en gran medida lastrada por la aguda crisis de Brasil, que se espera se contraiga este año un 3,5 %
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