La desaparición de cinco empleados de una editorial de Hong Kong conocida por sus libros críticos con las autoridades chinas ha creado alarma en esta excolonia británica, que teme que las autoridades de Pekín restrinjan sus libertades.
Desde las desapariciones, los libros más polémicos han empezado a ser retirados de las estantes y muchos editores y libreros se sienten amenazados.
Hong Kong fue una colonia británica hasta 1997, cuando fue devuelta a China, y goza de libertades públicas que no existen en la China continental.
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Los cinco desaparecidos trabajaban para Mighty Current, una editorial conocida por sus libros críticos con el poder. Podrían estar en manos de las autoridades chinas.
El caso del editor Lee Bo, de 65 años, es el que despierta más preocupación porque desapareció cuando estaba en su casa de Hong Kong, a diferencia de los otros cuatro, que desaparecieron en lugares fuera de este territorio semiautónomo.
«El principal problema es que han venido a Hong Kong para detener a alguien. Nunca antes había pasado», explica a la AFP Jin Zhong, que publica libros prohibidos en la China continental. «Si se convierte en la norma y se puede secuestrar a gente en cualquier momento, será un golpe muy duro», asegura.
Tres de los secuestrados habrían desaparecido cuando estaban en el sur de China y el cuarto en Tailandia.
«Como sociedad libre, tenemos que ser capaces de ofrecer un espacio para todos las voces de Hong Kong» asegura Paul Tang, propietario de la librería People’s Recreation Community, que vende obras prohibidas en el continente.
Los diputados prodemocráticos de Hong Kong, escandalizados igual que los defensores de los derechos humanos por las desapariciones, creen que Lee fue secuestrado y detenido por las autoridades de Pekín, violando el principio de «un país, dos sistemas» que se acordó en 1997 en el momento de la retrocesión.
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Ese acuerdo determinaba que Hong Kong conservaría durante al menos 50 años su modo de vida y las libertades públicas que tenía cuando era una colonia y que las autoridades de Pekín no tenían derecho a intervenir.
«Decir no»
La desaparición de los libreros se enmarca en un contexto de intervención creciente de Pekín en la política o la educación en el territorio.
En 2014, decenas de miles de honkgoneses se manifestaron para protestar contra las restricciones de Pekín a los candidatos que podrán presentarse a las próximas elecciones del jefe de gobierno local. Y recientemente varias voces han criticado las nominaciones «políticas» en las universidades.
Si se confirma el secuestro de Lee «será una señal fuerte para la gente de Hong Kong de que el gobierno central no está dispuesto a tolerar nada que le ponga en una situación delicada», dijo a la AFP el diputado prodemócrata Kwok Ka-ki.
«Estamos en una encrucijada. Si lo toleramos volverá a pasar», asegura.
Los desaparecidos trabajaban en una minúscula librería de Causeway Bay, una de las principales calles comerciales de Hong Kong. El local, cerrado desde hace varios días, estaba lleno de libros sobre la vida privada de los dirigentes chinos o sobre presuntos escándalos de corrupción.
Según fuentes del sector, la mayoría de clientes de estas librerías son chinos del continente, en algunos casos miembros del partido único ávidos de información sobre los entresijos del poder.
En la librería de Paul Tang hay entre otros un libro sobre «La vida afectiva secreta de Zhou Enlai», antiguo primer ministro chino en los tiempos de Mao.
«Creo que los honkgoneses tendrían que disfrutar de libertad», dice uno de los clientes, un fotógrafo de Hong Kong de unos 40 años. «Lo que ha pasado demuestra que la promesa de los 50 años era sólo un eslogan», asegura.
Algunas librerías, como la cadena Page One, ya han decidido sacar de sus estanterías las obras más polémicas. «Ya no los vendemos, hemos recibido una orden», explica a la AFP una fuente de la cadena.
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