Tres hospitales de Nueva York realizarán un estudio clínico con miras a determinar si el plasma convaleciente de supervivientes del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, entre ellos miembros de la sinagoga Young Israel en New Rochelle, donde hubo los primeros casos, podría ayudar a los pacientes que padecen el virus.
El Montefiore, un sistema de once hospitales; la escuela de medicina Albert Einstein, que está incluida en esa red, y el hospital NYU Langone informaron este miércoles de esta investigación conjunta en la que participarán 300 personas con síntomas respiratorios del COVID-19.
La mitad de los participantes recibirá plasma con anticuerpos del coronavirus SARS-CoV-2, mientras que el resto recibirá un placebo, explicaron los centros sanitarios en un comunicado conjunto.
Los primeros donantes de plasma convaleciente de Montefiore proceden de la sinagoga Young Israel en New Rochelle, la comunidad que albergó uno de los núcleos más numerosos de casos de COVID-19 del país y que «representan ahora un rayo de esperanza», de acuerdo con los hospitales.
Los candidatos para el ensayo clínico serán pacientes que hayan tenido síntomas respiratorios durante menos de una semana; que requieran oxígeno suplementario o que hayan permanecido en el hospital durante menos de cuatro días, señala la nota.
Los hospitales recordaron que la respuesta inmune del organismo a las infecciones por virus incluye la fabricación de unas moléculas denominadas anticuerpos, que sirven, potencialmente, para prevenir que los pacientes vuelvan a infectarse en el futuro.
También podrían constituir una terapia eficaz para combatir el virus en enfermos de COVID-19, dicen en el comunicado.
Explican además que este tratamiento, conocido como terapia de plasma convaleciente, ya se aplicó el siglo pasado durante brotes de infecciones víricas y demostró su potencial tanto en la reducción de los síntomas más graves de la enfermedad como en la mejoría de las tasas de supervivencia.
«Creamos este estudio a partir de pruebas de la (llamada) era pre-antibiótico, pero aún no existe evidencia científica de que vaya a ser realmente efectivo», indicó la doctora Liise-anne Pirofski, directora de Enfermedades Infecciosas en Montefiore y el Albert Einstein y líder del COVID-19 Convalescent Plasma Project, como se llama esta investigación.
«Contar con tantas personas curadas dispuestas a donar su plasma y a hacer posible esta investigación para ayudar a otros que jamás han conocido, representa una auténtica celebración del espíritu humano», señaló además Pirofski.
Estudios previos sugieren que el plasma de supervivientes puede ser un tratamiento útil para otros casos de coronavirus, incluido el SARS, pero este ensayo tiene como objetivo generar evidencias de que sea eficaz para pacientes de COVID-19.
Desde el comienzo de la pandemia, el sistema Montefiore ha tratado en sus hospitales y ha dado de alta con éxito a aproximadamente 4000 pacientes de COVID-19 gravemente enfermos.
Esto representa una gran oportunidad para obtener plasma de antiguos pacientes y aplicar sus anticuerpos al tratamiento de una comunidad afectada de forma desproporcionada por el virus, indican además los hospitales.
«Es posible que no haya vacunas disponibles durante más de un año. Mientras tanto, y ante la ausencia de una inmunidad natural y de vacunas, la terapia de plasma podría dotar al organismo de los elementos necesarios para combatir la infección», afirmó por su parte la doctora Mila Ortigoza, del NYU Langone, también líder de la investigación.
«Las infecciones que saltan de los animales a los humanos, como el nuevo coronavirus, son peligrosas porque no tenemos anticuerpos que las combatan; de ahí nuestro interés por saber si administrarlos podría salvar vidas», indicó.
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