Para mantener la Tierra y su sistema con vida, el Sol expulsa ráfagas de rayos que cuando son muy intensas, quedan registradas como huellas indelebles en los anillos de los árboles. Éstas sirven como “marcadores del tiempo”.
Investigadores de la Universidad de Oxford proponen registrar estos marcadores del tiempo cronológicamente, para ayudar a los arqueólogos a datar los eventos de miles de años atrás con más precisión, de acuerdo a su documento publicado el 17 de agosto.
“La recolección de datos podría revolucionar el estudio de las antiguas civilizaciones como los egipcios y el mundo Maya” destacó el autor principal, Michael Dee, de la Escuela de Arqueología de la Universidad de Oxford, nombrando también a la milenaria cultura china.
Hoy los arqueólogos se enfrentan a cierta dificultad para datar los acontecimientos ocurridos durante los primeros períodos de la civilización. Las mediciones de radiocarbono estándar proporcionan a menudo “sólo una precisión de 200 a 300 años naturales”, explicó el Sr. Dee.
Para datar las fechas con más exactitud, los historiadores han usado a veces otros eventos astronómicos. El eclipse solar durante los nueve años del reinado Ashur Dan III de Asiria determinó la verdadera edad de los acontecimientos históricos de su época, citó el autor.
Ahora las huellas del Sol podrían transformarse en el nuevo datador. Durante las tormentas solares, los estallidos de radiación son inusualmente altos. La solución propuesta es medir los niveles de isótopo radiactivo del carbono-14 que se encuentran en anillos de árboles milenarios- de diferentes partes del mundo, de los cuales hoy existen muestras. Los niveles isotópicos encontrados se podrían comparar con los señalados en los elementos encontrados en los hallazgos arqueológicos.
“Los picos distintos actúan como marcadores de tiempo, como relojes secretos contenidos en la madera, papiros, cestas hechas de plantas u otros materiales orgánicos vivos” dice el documento de la Universidad de Oxford, publicado también en el Diario de la Royal Society Proceedings A.
Se conoce que intensas tormentas solares fueron las responsables de grandes explosiones de radiación en los años 775 y 994 y que a su vez dieron lugar a picos distintos en la concentración de radio carbono en los árboles que crecían en ese momento. Sin embargo, se conoce poco de las tormentas solares del pasado.
“Todavía no está claro con qué frecuencia la Tierra se ha visto afectada por este tipo de momentos de gran intensidad de la radiación y tampoco se conoce con claridad la magnitud exacta de los acontecimientos, por lo que encontrar nuevos picos también nos ayudará a comprender la actividad solar del pasado”, señaló.
Para reconstruir un marco de data confiable para las civilizaciones más importantes, el siguiente paso es entonces registrar picos marcados por el Sol en los anillos de árboles históricos, que ya están en muestra. No se propone tallar los viejos árboles aún en vida.
Estos “marcadores del tiempo también estarán presentes en cada planta o árbol vivo que creció en el momento de un aumento de la radiación, incluso en la madera utilizada en los edificios antiguos u otros artefactos, formados por las plantas. Por esta razón, el arqueólogo Dee cree que revolucionará la historia de fechas de muchos acontecimientos del pasado y quizás parte de la historia tendría que ser reescrita.
Para afinar los datos, el estudio enseña un nuevo método matemático para filtrar años particulares.
“En el pasado, hemos tenido estimaciones de cuándo pudieron haber sucedido las cosas, pero con estos relojes secretos podríamos reestablecer importantes cronologías relativas a las civilizaciones del mundo, con un potencial para fechar el año exacto de muchos acontecimientos que sucedieron hace muchos miles de años atrás” concluyó Michael Dee.
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