HONG KONG – Lo que se suponía que iba a ser una celebración por la reforma de trasplantes de órganos en China, se convirtió en discordia y conflictos. Después de que las autoridades chinas prometieron revisar su sistema de trasplantes, a partir del 1 de enero de 2015 –fecha en la cual estaba previsto el cese de la utilización de prisioneros ejecutados para extraer sus órganos– los funcionarios mundiales del trasplante acordaron llevar a cabo su conferencia bienal en Hong Kong como una forma de afirmar el compromiso de China con la ética y la transparencia.
Pero al quedar cada vez más claro que no había ningún cambio a la vista en la política, leyes o práctica de China, los líderes de trasplantes comenzaron a retirar su apoyo.
En una conferencia de prensa del 19 de agosto, Philip O’Connell, presidente de la Sociedad de Trasplantes–el organismo mundial de trasplantes y anfitrión de la conferencia– y Jeremy Chapman, presidente del comité del programa, rechazaron la idea de que en China esté sucediendo una reforma.
“Tengo que decirles que en muchos sectores sigue existiendo un profundo sentido de desconfianza respecto a sus programas de trasplantes”, dijo O’Connell, leyendo comentarios que ya se habían presentado a las autoridades chinas. Es importante que entiendan que la comunidad global está consternada por las prácticas que observaron en el pasado”.
Agregó: “Mucha gente en la comunidad global no está convencida de que China haya cambiado”.
No obstante, el día anterior los medios de comunicación chinos reportaron con entusiasmo que las reformas de las que tanto había hablado China habían sido aceptadas. “Los académicos creen que tener una sesión especial sobre trasplante de órganos en China demuestra que el mundo de trasplante chino ha sido verdaderamente aceptado por la sociedad internacional de trasplantes”, dijo Ta Kung Pao, un periódico pro-comunista en Hong Kong.
“Puede que digan eso, pero no es la verdad”, contestó O’Connell en la conferencia de prensa, luego de que un periodista leyera la cita.
El primer indicio de la acalorada controversia tuvo lugar el día anterior, el 18 de agosto, durante un “seminario de graduados” que estuvo cerrado a la prensa internacional. Los mejores cirujanos de trasplante chinos formaron fila para disertar sobre las supuestas reformas que estarían echando raíces en China, proclamando que una “nueva era de trasplantes” está en marcha.
Este fue el seminario que la prensa china sostuvo como prueba de que el sistema de China había sido aceptado.
Sin embargo, lo que ocurrió durante el seminario fue notoriamente diferente a esos positivos relatos.
Según un asistente, quitaron la alfombra de bienvenida para un cirujano de hígado particularmente controvertido, Zheng Shusen, quien inicialmente iba a hablar sobre “una nueva era de trasplantes hepáticos” en China. Pero durante la reunión se convocó a otro cirujano, llamado Sun Shiyong, para hablar sobre el tema.
No obstante, según un asistente, Zheng se puso de pie y tomó el podio. Unos cinco minutos después se volvió a sentar, y dejó el auditorio rápidamente.
Cuando finalizaron los discursos, Jeremy Chapman habló enfadado: “Alguien que hoy hizo una presentación aquí presentó investigaciones que incluían datos de prisioneros ejecutados. Lo vamos a denunciar ante el gobierno chino, nunca más se presentará en una conferencia de la Sociedad de Trasplantes. La Sociedad de Trasplantes es seria al respecto”, según un participante.
Aún no queda claro precisamente por qué Zheng cayó en desgracia con los líderes de la Sociedad de Trasplantes. Chapman no dio una respuesta concreta al periodista que lo interrogó en una conferencia de prensa al día siguiente.
De todos modos, es posible que tenga algo que ver con la doble identidad de Zheng Shusen en China, algo que fue señalado a la Sociedad de Trasplantes por La Gran Época en las semanas previas a la conferencia.
Zheng es el presidente de la “Asociación China Anti-sectas” de la provincia de Zhejiang, una organización manejada por el Partido encargada de difamar a Falun Gong, la disciplina espiritual china cuyos practicantes, según investigadores, han sido asesinados en grandes cantidades por sus órganos.
Zheng también escribió un artículo científico en el que documentó haber encontrado en 24 horas un hígado compatible para un trasplante, una pieza clave de evidencia que indica la existencia de un banco de donantes clasificados según tipo de sangre, esperando a que les sustraigan sus órganos. Esto socava la explicación oficial de las autoridades chinas sobre la fuente de los órganos, la cual afirma que los trasplantes tradicionalmente provienen de prisioneros condenados a muerte.
Dado que la simultaneidad entre los trasplantes hepáticos y la campaña de propaganda anti Falun Gong no es una coincidencia, investigadores señalaron los cargos de Zheng Shusen como otro signo de los vínculos entre la persecución a Falun Gong y la industria de trasplantes de órganos en China.
También en la conferencia de prensa Jeremy Chapman calificó de “agraviante” un reciente informe de La Gran Época que sacó a la luz los lazos -anteriormente no revelados- entre su institución, Westmead Hospital en Sidney, y el Tercer Hospital de Xiangya en la ciudad de Changsha, China. Chapman dijo que los lazos entre los hospitales habían sido declarados de manera apropiada.
El Dr. Jacob Lavee, miembro del Comité de Ética de la Sociedad de Trasplantes y presidente de la Sociedad de Trasplantes de Israel, escribió en respuesta a la autodefensa de Chapman:
“Como miembro del Comité de Ética de la Sociedad de Trasplantes me siento ofendido porque ni él ni Philip O’Connell, presidente de la Sociedad de Trasplantes, sintieron la elemental necesidad ética de compartir con los miembros del Comité de Ética de la Sociedad de Trasplantes esa cooperación a largo plazo entre su hospital y el Hospital de Changsha, en el cual se sabe utilizaron órganos de prisioneros ejecutados».
Las autoridades chinas adoptaron su propia postura defensiva el mismo día.
En la mañana del 19 de agosto, Ta Kung Pao, un conocido periódico de Hong Kong relacionado con el Partido Comunista Chino, publicó un informe de página completa donde manifestaba que los alegatos sobre la sustracción forzada de órganos a Falun Gong, un perseguido grupo espiritual en China, eran “ridículas”.
Wen Wei Po, otro periódico a favor del Partido, publicó una historia similar que en algunas partes utilizaba un lenguaje idéntico. Esta copia del periódico fue distribuida gratuitamente en algunas estaciones de metro en Hong Kong, la cual no es una forma habitual de distribución del periódico.
La acusación de que la sustracción forzada de órganos a Falun Gong es una afirmación “ridícula” fue repetida no sólo en la prensa, sino en numerosos carteles y estandartes que estaban atados a las barreras de metal alrededor de la entrada del Centro de Exhibiciones y Convenciones de Hong Kong. Estos fueron colocados por un grupo de personas relacionadas con organizaciones del Partido Comunista Chino que participan en la campaña anti-Falun Gong.
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