El economista chino Ma Guangyuan contempla lo que los resultados de las elecciones estadounidenses nos dicen sobre la ausencia de ética en la economía actual, particularmente en lo que se refiere a China.
La sorpresa con Trump se extiende por todo el mundo. Los principales medios de comunicación en Europa y Estados Unidos reflexionan sobre por qué las encuestas y el resultado de las elecciones fueron tan diferentes. Pero está claro que no han llegado a la raíz del asunto.
La sociedad está cambiando. La economía también se está desarrollando a un ritmo rápido. Sin embargo, con cada gran crisis económica, los economistas no pudieron predecir su llegada de antemano ni tampoco proponer medidas eficaces para manejarlas o evitar las rupturas sociales ocurridas durante la crisis.
Desde la crisis financiera de 2008, el alivio monetario y el estímulo fiscal no han sido capaces de curar el daño económico, pero han causado incluso mayores brechas entre las clases sociales. La razón fundamental es que mientras la economía sigue avanzando a nivel técnico, los cimientos de la economía y la sociedad siguen estancados.
Economía ética
La esencia de la economía era estudiar la misión última del estado y del individuo. Adam Smith, el fundador de la economía, fue profesor de filosofía y ética. Smith nunca enseñó ningún curso de economía en su vida. Cuando planteó el concepto de la «mano invisible», prestó más atención a los factores morales detrás del mercado. Creía que el mercado es moral porque todos promueven el progreso y el desarrollo de los intereses sociales en la búsqueda de sus propios intereses.
Keynes, el fundador de la macroeconomía, argumentó que la economía, en esencia, se trata de ética, una ciencia de moralidad. Los economistas de renombre anterior tomaron el desarrollo humano, el progreso moral, y el destino de los vulnerables en la sociedad como sus misiones. Posteriormente, las herramientas de investigación en economía se volvieron cada vez más deslumbrantes, su alcance cada vez más extenso y los modelos se volvieron cada vez más complejos, pero cada vez más alejados de la moral y la ética. El estudio de la «maximización» como el principal modo de pensamiento degeneró la economía en una eficiencia similar a la de un robot.
La economía se convirtió en nada más que un análisis de eficiencia vacío. Perdió el fuerte énfasis en el pensamiento humanista. Con la eficiencia como el objetivo final, es imposible que la economía tenga en cuenta las necesidades de los grupos vulnerables o cómo abordar las cuestiones de equidad y justicia.
La política monetaria
Durante la última crisis financiera, el efecto negativo más grande de la floja política monetaria fue que empeoró el patrón de distribución de la riqueza. En el proceso de reequilibrio económico global, una gran cantidad de dinero se liberó en los mercados de capitales, bienes raíces y otros mercados, creando una burbuja de precios de los activos.
La clase opulenta resolvió la crisis de la reducción de la riqueza a través de una burbuja monetaria. Por lo tanto, los ricos no sólo salieron ilesos, se volvieron más ricos debido al aumento de los precios de los activos. Sin embargo, los grupos de ingresos medios y bajos tuvieron que pagar por el dinero liberado por el banco central a través de una reducción de la economía real. Sus ingresos se contrajeron.
Esto ocurrió en todo el mundo, incluso en China. Desde 2008, China liberó una gran cantidad de estímulo, creando burbujas en los precios de los activos, especialmente la burbuja inmobiliaria. Con el estancamiento de la economía real y de la fabricación, el sector inmobiliario ha experimentado grandes aumentos de precios impulsados por el gobierno y se convirtió en la mejor opción de inversión para los ricos. En algunas ciudades, la propiedad inmobiliaria se considera ahora un símbolo de riqueza y condición social en lugar de un medio para proporcionar vivienda.
Las principales ciudades de China están formando gradualmente dos clases opuestas: la clase con bienes raíces, y la clase que no la tiene. La clase terrateniente hace uso de la burbuja de bienes raíces, mientras que la clase que no es propietaria solo puede lamentarse. La vivienda se ha convertido en un obstáculo para la vitalidad social y la igualdad en China. En el proceso de hacer frente a la crisis de 2008, el sector inmobiliario también se convirtió en un recurso financiero para los gobiernos locales. Todo esto ha afectado la moral de la sociedad.
En el libro Capital en el Siglo XXI, el economista francés Thomas Piketty exploró las raíces económicas de la desigualdad humana. Desencadenó una gran respuesta en todo el mundo. La investigación de Piketty sugiere que las ganancias de capital que exceden al ingreso del trabajo son la razón principal de la brecha entre ricos y pobres.
Podemos encontrar una amplia prueba de esto en China. De 1997 a 2007, la proporción de la remuneración laboral del PIB cayó del 53,4 por ciento al 39,74 por ciento. Sin embargo, la proporción de los ingresos de capital siguió aumentando, y la proporción del excedente de operación de las empresas en el PIB aumentó del 21,23 por ciento al 31,29 por ciento. China tiene una de las distribuciones de ingresos más injustas del mundo.
La política pública en China no sólo debe centrarse en el crecimiento y la eficiencia, sino también en la equidad y la distribución de la riqueza. Siempre he sentido que China está perdiendo constantemente tiempo para reformar la distribución del ingreso. Debemos ser conscientes de que la razón por la que la transformación económica de China es tan difícil de lograr radica en el desequilibrio de la distribución del ingreso. Las reformas benefician cada vez a menos personas a través de canales anormales, por consiguiente, exprimen el poder de gasto de la gran mayoría. Esto conduce a un mayor estancamiento económico y pérdida de equidad y eficiencia.
La victoria de Trump nos dice que una sociedad con una gran brecha de riqueza traerá una seria incertidumbre. El campo de la economía debe volver a incluir la ética y la equidad, o bien el triunfo «accidental» de Trump se convertirá en una certeza predecible.
Esta es una traducción abreviada del artículo chino de Ma Guangyuan publicado en su cuenta pública WeChat. Ma Guangyuan es un conocido economista independiente en China. Maaparece como comentarista financiero de China Central Television, y sus columnas han sido publicadas en Financial Times Chinese, Southern Weekly y en otras partes.
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