El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hizo fuertes declaraciones sobre el régimen chino en relación a la manipulación de la moneda, el gran déficit comercial y el subsidio a las exportaciones, pero ha dicho muy poco sobre los derechos humanos.
«No es algo sobre lo que el Sr. Trump haya hablado con agresión», dijo Greg Autry, un profesor asistente de la Escuela de Negocios Marshal de la Universidad de Southern California, en una entrevista con La Gran Época el lunes 21 de noviembre.
Autry es coautor del libro «Muerte por China» de 2011 junto con Peter Navarro, un profesor de economía y políticas públicas de la Universidad de California en Irvine. Navarro es uno de los consejeros de Trump.
A pesar de su amistad con Navarro, Autry dijo que no tiene acceso a información interna de los planes de la administración de Trump.
En su libro, Autry y Navarro discuten el rol de China en la pérdida de empleos que tuvo Estados Unidos en las últimas décadas.
«Lo que vemos no es necesariamente un problema con China, sino un problema con el actual gobierno chino, el cual opera sin ética en su propio ambiente y en la esfera económica global», dice Autry.
Este problema ético, según Autry, tiene paralelos en el área de los derechos humanos y se manifiesta en la forma en que los líderes chinos tratan a sus ciudadanos.
«Yo no creo, en lo personal, que los intereses del gobierno chino sean los mejores intereses para el pueblo chino», dice Autry.
«Si ese fuera el caso, habría muchas otras cosas que harían, como no ejecutar más chinos por año que el resto del mundo combinado».
«Creo que su único interés es traer a casa los bienes económicos para los trabajadores, para que el régimen comunista pueda permanecer en el poder y enriquecer a un pequeño grupo de personas que hacen funcionar el sistema».
Estados Unidos ha dado clase a China por largo tiempo sobre la importancia de los derechos humanos, dice Autry, pero las acciones directas para lidiar con el asunto han sido muy pocas.
La ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo en la Sociedad Asia en Nueva York el 13 de febrero de 2009 que «incluso con nuestras diferencias, Estados Unidos mantendrá el compromiso de buscar una relación positiva con China».
«Honestamente no pienso que podamos hacer algo peor de los que venimos haciendo», dice Autry. «Le hemos estado dando a China un pase libre en relación con los derechos humanos, a pesar de lo que hacen en Tibet, a pesar de lo que hacen a los uigures, y a pesar de lo que hacen a Falun Gong».
En julio, Trump fue entrevistado por el New York Times durante la Convención Nacional Republicana y le preguntaron si tocaría el tema de los derechos humanos con otros países. En ese entonces, habían protestas en EE. UU. por los disparos de la policía hacia gente de raza negra.
«Pienso que ahora mismo, cuando se trata de libertades civiles, nuestro país tiene muchos problemas, y pienso que es muy difícil que nos involucremos en otros países cuando no sabemos lo que hacemos y no podemos ver bien en nuestro propio país», dijo Trump.
«Cuando el mundo ve lo malo que es Estados Unidos, y luego va y habla de libertades civiles, no pienso que sea un muy buen mensaje».
Autry dice que cree que es posible que los derechos humanos en China puedan mejorar en el futuro, si se pone suficiente presión sobre el régimen comunista.
«Fingimos que China es un país normal, gobernado legítimamente, que no tiene un serio problema político», dijo Autry.
«Yo espero que podamos ver una administración [de EE. UU.] que pueda finalmente enfrentarse al régimen chino y exigirle que por ejemplo, implemente, en vez de sólo hablar, regulaciones ambientales que protejan el ambiente global y el chino… También necesitamos que China proteja a sus trabajadores de la manera en que lo hacemos en Estados Unidos».
«Tengo esperanza».
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