Donald Trump habló de varios problemas existentes en Asia-Pacífico durante su campaña. Ya sea en las políticas económicas con China, el futuro de las fuerzas armadas estadounidenses en Japón y Corea del Sur o Corea del Norte y su programa de armas nucleares, ofreció un punto de vista muy fuerte al respecto. Si las cumple como presidente, algunas tendrán implicaciones a largo plazo para la región, Estados Unidos y el mundo.
Al parecer, Trump planea etiquetar a China como un manipulador monetario y presentar un caso de derecho comercial en su contra, sobre la base de que su comportamiento injusto de subsidio está prohibido por los términos de su adhesión a la Organización Mundial del Comercio. Si China no cesa esta práctica ilegal, Estados Unidos agregaría impuestos a todas sus exportaciones al país basado en su mejor estimación en cuanto a la cantidad de manipulación monetaria.
Se calcula que unas 54.000 plantas de producción y 20 millones de puestos de trabajo se perdieron en Estados Unidos durante las últimas décadas, generando un déficit comercial de producción solo el año pasado con China de una asombrosa cifra de 367 mil millones de dólares.
La administración de Trump debería escuchar a Dan DiMicco- quien encabeza Nucor- la empresa más grande de acero y de acero reciclado en EE.UU. Ninguno de los 22.000 empleados de Nucor fue despedido en 40 años, incluso cuando muchas otras siderúrgicas estadounidenses estaban bajo protección contra la bancarrota.
Así como muchos estadounidenses, DiMicco quiere recuperar la producción en fábricas restaurando su antiguo papel importante en la economía de Estados Unidos. Recalca que la pérdida de trabajos se debe a la manipulación monetaria proporcionando ventajas en costes masivos a los competidores desleales como China.
James Mann, el autor de “La fantasía de China” y el ex líder de la oficina de Beijing de Los Ángeles Times dijo: “El régimen Chino no se abrirá por nuestro trato de comercio… el siguiente presidente tendrá que empezar desde el principio”.
En el embrollo del océano del sur de China, la postura de Trump al desacuerdo más grande de la soberanía de Asia no es clara.
Charles Burton de la universidad de Brock y ex cónsul en la embajada canadiense en Beijing dice que bajo el poder del líder Xi Jinping, China “ ha expandido con firmeza su área de control ocupando las islas en litigio deshabitadas estratégicamente situadas en los mares que lo rodean … cerca de las fronteras de Japón y las naciones del sudeste asiático que tradicionalmente han reclamado».
Estas iniciativas- agrega- no satisfacen el convenio que podría provocar que Estados Unidos y sus aliados en la región de Asia-Pacífico emprendan acciones militares para detenerlo.
Las ambiciones expansionistas de China- dice Burton- han llevado a las naciones del Este de Asia a “fortalecer su alianza defensiva con Estados Unidos… como la economía China continúa flaqueando,… habrá más énfasis en perseguir los intereses de China a través del ciberespionaje y por las agencias de seguridad que buscan influir en decisiones críticas para los intereses de China en los países occidentales y en todo el mundo”.
Por décadas, Estados Unidos ha mantenido una presencia sustancial militar en Asia. Sin embargo, Trump quiere terminar con el papel de Estados Unidos como policía del mundo.
“No podemos proteger los países en todo el mundo…donde ellos no nos están pagando por lo que necesitamos”, dijo Trump.
Para las bases en Japón y Corea del Sur dio la impresión de que negociaría por un trato más favorable o desmantelarlos. Tampoco ofreció un plan para fortalecer la alianza entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur para contrarrestar la amenaza entre China y Corea del Norte. Esto podría conducir a una reducción en el personal militar que está en Japón y Corea del Sur.
Recientemente, Corea del Norte trató -sin éxito- en lanzar su segundo misil. A medida que crece más agresivo, Corea del Sur y Japón han tomado pasos para construir su propia Terminal de Alta Altitud de Defensa de Área (THAAD).
Este uso de un sistema de misiles antibalísticos estadounidenses más poderosos impulsó más las amenazas de Corea del Norte; Beijing también reaccionó negativamente. El presidente Obama prometió apoyo firme para Japón y Corea del Sur, pero muchos analistas cuestionan el grado de compromiso de Washington con sus socios de Asia del Este bajo la presidencia de Trump.
Los asesores de Trump, Alexander Gray y Peter Navarro ofrecieron una visión sobre la política sobre Asia en la revista de Foreign Policy (Política extranjera) actual. Ellos sostienen que la inactividad del presidente Obama cuando China se apoderó de Scarborough Shoal y las Filipinas en el 2012 llevó al cortejo del Presidente Rodrigo Duterte por Beijing.
Ellos dicen que el Presidente Trump empujará contra los esfuerzos de China de intimidar sus vecinos. Lo más crítico es que defenderá el derecho de libre navegación en el Océano Sur de China, que China reclama como sus aguas históricas, al contrario de la reciente decisión del Tribunal Internacional de la Haya sobre la ley del mar.
Para respaldar sus aliados asiáticos, Gray y Navarro dicen que Estados Unidos debería regresar a la era de Reagan con el refrán que dice “Paz a través de la fuerza” que requiere en parte un gran presupuesto. Y para asegurarse, La Paz estadounidense debe promover la continua prosperidad asiática.
El mundo estará pendiente mirando con ansiedad.
David Kilgour, un abogado de profesión sirvió en la Casa Común de Canadá por casi 27 años. En el gabinete de Jean Chretien, fue secretario de estado (África y Latinoamérica) y secretario de estado de Asia-Pacífico. Es el autor de varios libros y coautor con David Matas de “La cosecha sangrienta: La matanza de Falun Gong por sus órganos.”
Los puntos de vistas expresados en este artículo son opiniones del autor y no necesariamente reflejan los puntos de vista de La Gran Época.
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