Pese a la controversia que hace meses se viene desarrollando por la construcción de una de las mayores obras hidroeléctricas del país –las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic (K&C) sobre el río Santa Cruz- hace unos días se descargaron las primeras máquinas provenientes de China y el Ministerio de Planificación anunció una segunda descarga para septiembre, lo cual hace inminente la continuidad de la obra.
Si bien el debate tiene varios puntos álgidos, entre ellos la expropiación de tierras, el financiamiento de China y la compra de todos los equipos a ese país, uno de los más criticados es el impacto ambiental que esta megaobra ocasionaría, principalmente sobre los glaciares del Lago Argentino (entre ellos el Perito Moreno, declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco).
Desde hace meses los ambientalistas reclaman un estudio de impacto ambiental y si bien desde UTE Represas Patagonia, empresa a cargo de la ejecución de la obra, declararon que a principios de agosto se presentaría, el mismo aún no se dio a conocer.
Entretanto está por salir la definición de la Suprema Corte por un recurso de amparo -presentado en diciembre de 2014- de la mano del ingeniero civil Gerardo Bartolomé para impedir que la obra se inicie sin el correspondiente estudio de impacto ambiental, según informó el propio demandante a La Gran Época.
Asimismo Bartolomé afirmó que el mayor impacto sería sobre los glaciares ya que, “la represa regulará el nivel del lago produciendo una subida y bajada del mismo en función de la operación. Esta variación generará una corriente en el frente del glaciar Perito Moreno que erosionará su base pudiendo impedir su acercamiento a la costa, su cierre y posterior mega-rompimiento tal como ocurre cada 4 a 8 años que lo convierten en el glaciar más espectacular del mundo”.
La represa regulará el nivel del lago produciendo una subida y bajada del mismo en función de la operación (Gerardo Bartolomé)
En enero de 2015, un representante de Electroingeniería, quien conforma el consorcio UTE Represas Argentinas junto a China Gezhouba Group Corporation e Hidrocuyo, declaró a La Gran Época que “no se realizará ninguna tarea relacionada con la construcción de la obra sin que estén realizados y aprobados los estudios de impacto ambiental correspondientes”.
No obstante ello en febrero, luego de concretado el primer aporte financiero proveniente de China por 287 millones de dólares, se iniciaron las primeras tareas y se instaló un campamento pionero (en Estancia Rincón Grande) y demás infraestructura inicial. Actualmente se está emplazando un segundo campamento (en Estancia La Enriqueta), luego de la recepción de la maquinaria “Made in China”.
Según declaró Gustavo Martínez –Ministro de Gobierno de la provincia de Santa Cruz- a La Gran Época, hace años se efectuó un trabajo técnico muy serio a cargo de la universidad local y no consideró que la megaobra tenga un impacto negativo.“Creemos que va a haber un impacto pero positivo por la utilización del suelo desde el punto de vista de poder poner más áreas de producción”, declaró.
Este complejo hidroeléctrico tendrá una potencia entre ambas presas de 1740 megavatios y se lleva adelante con financiamiento de la República Popular China por 4.770 millones de dólares, lo que representa una de las obras del mundo en la que China tiene más dinero invertido.
Esto también despierta la suspicacia de algunos sectores sobre si Argentina podrá asumir los costos de financiamiento de la obra y cómo queda comprometida con el gobierno chino de cara al futuro.
Sin dudas, el mes de agosto es decisivo para esta obra, en tanto la presentación del estudio de impacto ambiental, la resolución del amparo y el comienzo de los trabajos más importantes con la llegada de las maquinarias chinas. La continuidad de la obra podría depender de los resultados de las presentaciones, por lo tanto hay muchas expectativas sobre el sur argentino.
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