Xi Jinping, jefe del régimen chino, ha sido objeto de titulares en los últimos dos años por su campaña contra la corrupción que ha castigado a decenas de miles de funcionarios chinos, entre ellos decenas de cuadros de alto rango del Partido Comunista.
Pero aun cuando el partido se ve ante confesiones una tras otra de llorosos ex funcionarios, las detenciones masivas y torturas arbitrarias son apenas soluciones permanentes a los problemas profundos de la cultura política.
El método ejemplificado por Yongzheng de la dinastía Qing (1644-1911) entre 1722 y 1735 fue más completo y natural, tomando un enfoque al problema integral de la sociedad e implementando reformas de gran alcance que refinaban las políticas en todos los niveles.
Cuando Yongzheng asumió el poder, el emperador anterior, Kangxi, le había dejado un imperio muy poderoso, pero sufrió el faccionalismo (enfrentamiento entre distintas facciones) y el privilegio excesivo, sobre todo entre los manchú, que habían conquistado China, establecido la dinastía Qing, y habían edificado su élite imperial.
Si bien el propio Kangxi había sido un líder muy capaz, que implementó muchas políticas eficaces durante sus 60 años de reinado, los nobles no respetaron sus intentos de centralizar el poder. Tendrían que haber sido encarrilados para que no separaran poderes entre ellos mismos y fomentaran la rebelión. Para ver cómo Yongzheng logró esto y pudo continuar la obra de Kangxi necesitamos mirar su aplicación de los principios filosóficos en su política.
Diligencia en los principios
Como un príncipe, Yongzheng había sido trabajador, muy leído, y muy preocupado por el estado moral del imperio. Él estaba profundamente interesado en las tradiciones filosóficas y religiosas de China, las cuales guiarían sus políticas imperiales.
Para Yongzheng establecerse a sí mismo como un hombre de principios y de fe no era sólo una cuestión de preferencia personal, sino también de necesidad política. Yongzheng fue sólo uno de los 24 hijos nacidos de Kangxi, y su ascensión al trono fue polémica entre la nobleza Manchú. Mientras tanto, los chinos Han, eran mucho más numerosos que los demás grupos étnicos, incluyendo los manchúes, eran desconfiados de la dinastía extranjera, pero las enseñanzas de Confucio sobre la familia, la ética y la forma de gobierno eran acordes con la propia nación china. Además, el interés de Yongzheng en el budismo estaba muy acorde con la cultura espiritual china.
Al mantener estos sistemas tradicionales, Yongzheng sería capaz de salvar las diferencias entre los manchúes y los han. Durante sus trece años de gobierno, Yongzheng escribió muchos largos comentarios enfatizando la importancia de la moral y las enseñanzas de Confucio, como se describe en el libro “La reorientación de los manchúes” por Pei Huang. Los escritos de Yongzheng se condensan en las “Instrucciones amplificadas en el Sagrada Edicto”, el cual se convirtió en material de estudio requerido para los nobles y los funcionarios de gobierno de todas las etnias.
Limpiando las finanzas de China
Yongzheng pudo respaldar sus palabras. Para limpiar el oficialismo y la nobleza, él limpió su contabilidad mediante la aplicación de las normas tributarias con el fin de acabar con el déficit y garantizar que las deudas se liquidaran de forma oportuna. El inventario nacional de plata se disparó a más de 60 millones de taeles al final de su reinado.
Tal vez menos admirable, Yongzheng fue tras de sus hermanos, que no estaban complacidos de verlo en el trono, mediante la confiscación de sus activos y enviándolos al exilio o arresto domiciliario. Sin embargo, al mismo tiempo Yongzheng es de hecho conocido por depurar a los funcionarios y castigar a los corruptos, lo que contribuyó a mejorar la vida del común de los chinos.
Mejorando las condiciones de los campesinos
Las políticas mejoradas de los impuestos ayudaron a Yongzheng a traer prosperidad a la sociedad en general. En el campo, cambió un sistema tributario milenario que contaba la gente y no la tierra. Al basar las nuevas tasas de impuestos sobre el valor de la tierra, facilitó la vida de los agricultores pobres que poseían ya fuera poca o ninguna tierra. Al mismo tiempo, el emperador invirtió fondos en la reconstrucción de las empobrecidas zonas rurales que habían sido dañados por las rebeliones durante la última dinastía.
Yongzheng también abolió una casta social de bajo rango, similar a la de los “intocables” de la India. Una vez legalmente considerados ciudadanos de segunda clase, estas personas, llamadas los “indignos”, fueron elevadas a la misma categoría que otros sujetos imperiales. Aunque en realidad se tomó mucho más tiempo para deshacer la discriminación, la legislación de Yongzheng ofreció a los antes llamados indignos oportunidades en el empleo y en la sociedad que antes eran impensables.
Implementando una burocracia fuerte y justa
La nobleza Manchú a la que pertenecían Yongzheng y su padre Kangxi, gozaba de muchos privilegios. En la época de Yongzheng, la dinastía Qing había estado existiendo por cerca de ocho décadas y la propia aristocracia se había vuelto más compleja, la lucha de Yongzheng con sus muchos hermanos por el trono demostró la gravedad de esta crisis que se avecinaba.
El nuevo emperador instituyó un fuerte sistema de burocracia, lo que aseguró que los nobles siguieron las mismas normas. De esta manera, el imperio podría ser gobernado con eficacia. Mediante el fortalecimiento de la burocracia, el estado de derecho se vio reforzada por los funcionarios, no por aristócratas, quienes ganaron sus posiciones a través del sistema de exámenes.
Un aspecto importante de las reformas de Yongzheng fue que los manchúes y los chinos Han eran iguales ante la ley. Como lo dijo Pei Huang: Yongzheng “contuvo a los aristócratas, burocratizó el sistema de carteles, restringió los privilegios judiciales de los manchúes, y ordenó a los administradores provinciales para castigar a los infractores de la ley, independientemente de su origen étnico”.
Al mismo tiempo, la integración continua de los manchúes, incluyendo una mayor exposición al confucianismo lo cual Yongzheng impulsó, les permitió conservar su lugar como los gobernantes de las minorías del imperio Qing durante casi doscientos años más después de la muerte de Yongzheng.
Acabar con la corrupción y construir verdadera estabilidad requiere un esfuerzo genuino de reforma en toda la sociedad. Como se ha visto anteriormente, eso fue lo que hizo Yongzheng. Reinó entre dos de los más grandes emperadores de China, Kangxi, que tomó el trono en 1662, y Qianlong, que gobernó durante 64 años hasta su muerte en 1799. Estos 140 y tantos años son considerados como la edad de oro de la dinastía Qing.
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