Para muchos nada es fácil en esta vida, y para el ganador de la Bota de Oro, Luis Suárez, tampoco lo fue.
La vida de Suárez estuvo marcada por la pobreza, la separación de sus padres y el desenfreno de las noches capitalinas. En su infancia solo tenía un par de zapatillas y por eso jugaba descalzo.
«Las únicas zapatillas que tenía eran para la escuela, no para jugar al fútbol. Así que solía jugar descalzo con tal de no perderse los partidos. Siempre andaba con el drama de las botas», dice la madre del jugador en el programa español ‘Panenka’, quien también afirma que cuando Luis jugaba nunca dejaba de sonreír.
Cuando tenía 9 años, su padre abandonó la familia, y entonces optaron por ir a Montevideo a probar suerte. Luis apoyaba a su abuelo e iban juntos a cuidar carros, así podía llevar algo de dinero a casa, de los 11 a los 13 años barría las calles.
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«En mi casa faltaba de todo. Nunca me faltó un plato de comida, es cierto, pero no me avergüenzo de decir que con 11, 12 0 13 años me iba a cuidar autos con mi abuelo para tratar de llevar algo de plata a mi casa. Mi madre no me dejaba, pero le mentía diciendo que iba a casa de un amigo o algo así. Con 10 años mi madre trabajaba en el shoping y yo iba a buscar la propina que le dejaban y mientras un hermano cocinaba, yo me iba a hacer las compras. Esas cosas me hacen recordar el sacrificio que hice para poder jugar a fútbol. Por eso ahora lo valoro todo mucho más y no me avergüenza explicar las cosas que hacía para tener un plato de comida», señala el actual goleador del Barcelona y de la selección uruguaya.
Luis no fue bueno en la escuela, pero sí en las canchas deportivas, donde era la estrella. También se destacaba en las noches de Montevideo, cuando se escapaba de casa. Bailaba, tomaba y se perdía en la oscuridad de las discotecas.
A los 15 años conoció a Sofía Balbini, su actual esposa, ella cambió su vida: lo llevó por la senda de la tranquilidad y así se estableció como jugador de Nacional, lo alejó de las malas influencias y lo convenció de no abandonar los estudios. Luis Suárez escuchó a su futura esposa y decidió cambiar.
La familia de Sofía tomo la decisión de ir a vivir a España, la ausencia de Sofía lo golpeó y se mantuvo lejos de los entrenamientos.
El fútbol estaba a punto de perder al que hoy es uno de sus grandes ídolos, gracias a la oportuna intervención de su entrenador de entonces, Ricardo Perdomo, un ex-mediocampista de Nacional, Rayo Vallecano, River Plate y la selección uruguaya, quien lo encaró y le dijo: “O empiezas a entrenarte y a centrar tu vida o te marchas de aquí”.
Luis Suárez sabía que tenía condiciones, así que se fijó una meta en su vida: triunfar en el fútbol y llegar a Europa, para estar cerca de su gran amor.
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Se destacó en Nacional y así llegó al Groningen en el 2007, convenció a los padres de su novia y ella se mudó a Ámsterdam. Ahí se establecieron.
Un duro camino el de Luis Suárez, ahora que se convirtió en ‘9’ más letal de la actualidad futbolera, ya no juega descalzo, ahora tiene dos pares de zapatillas más, estas son de oro.
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