Los antiguos chinos, al igual que los psicólogos y médicos de hoy día, consideraban a la buena postura como una clave para mantener el vigor físico y la salud espiritual. Según la filosofía y la medicina tradicional china, la postura y el andar no sólo tienen un papel físico significativo, también reflejan el carácter interno de una persona. De ahí el proverbio tradicional:
«Pararse como árbol de pino, sentarse como campana, caminar como el viento, descansar como un arco».
Cuando llegaba el tiempo de la educación, los chinos trabajaban muy organizadamente. Los niños eran educados no sólo en el conocimiento técnico o teórico, sino también para ejercer la autodisciplina y el decoro, lo que se manifestaría en su comportamiento y en su lenguaje cotidiano.
Textos filosóficos y educativos básicos como el «Libro de los Ritos» y «Normas para ser un buen niño y un buen estudiante», instruyeron a los chinos durante siglos y milenios en la postura correcta, así como en la ética, la moral y las costumbres. Esta cultivación de la formación personal es fundamental en la visión del mundo chino en general, que se esfuerza principalmente y en primer lugar en la excelencia espiritual, tomando los logros materiales como su resultado natural. Veamos cómo esto ha determinado su visión sobre la postura corporal.
Pararse como un árbol de pino
Las personas pasan gran parte de su tiempo activo en posición vertical, por ello esta parte del proverbio esta justamente al principio.
En la tradición académica de Confucio, estar de pie como el majestuoso árbol de pino, no implica simplemente estar erguido, sino también que uno posee una sólida base moral. Pararse firmemente, como si sus raíces estuviesen en la tierra, manteniendo el cuello y los hombros extendidos hacia el cielo, no sólo es bueno para los órganos internos y para ayudar a mantener el área abdominal en forma, también denota plena confianza.
Chiang Kai-shek, líder militar de China durante la Segunda Guerra Mundial, es conocido por su espalda recta, su baqueta y sus hábitos de vida diligentes que le ayudaron a sacar a todo su país de uno de los momentos más oscuros de su historia.
A través de la medicina china, es del conocimiento común que las posturas jorobadas reportan excesiva tensión en el estómago, los intestinos y la columna vertebral; los antiguos resumían estas dolencias posturales inducidas como la manifestación de la mala distribución del qi causado por encorvarse.
Hay muchos ejercicios para la buena postura, así como hábitos sencillos y eficaces que usted puede desarrollar y utilizar con regularidad. Permanecer erguido de pie en un solo lugar durante cinco minutos al día puede hacer maravillas para su columna vertebral en el largo plazo. Cuando reciba una llamada telefónica, encuentre una pared y ponga su espalda y hombros en ella para practicar la postura ‘erguido como un árbol de pino’.
Sentarse como campana
Tener una buena postura implicaba mantener la actitud y la concentración física. Procurar demasiada comodidad y encojerse en un mullido sofá, sillón o en un colchón, significa no desarrollar esa concentración o hacer que se deteriore.
Para los antiguos chinos, que no utilizaron sillas de patas altas sino hasta el siglo XII, permanecer sentado o arrodillado sobre cojinetes era la norma. Las conversaciones entre Confucio y sus discípulos se llevaban a cabo desde la base del suelo, aumentando las posiciones de quienes hablan respetuosamente.
Según la medicina china, sentarse de rodillas sobre los talones ayuda a estimular los tendones alrededor de las rodillas y previene la artritis. Además, estar arrodillado estimula la espalda recta y ayuda a abrir un paso de qi vital para asistir al buen funcionamiento del estómago, del bazo y del hígado.
Pero es posible encontrar maneras de conservar una buena postura sin tener que deshacerse de sus sillas. Tan solo con sentarse en el borde de una silla, como se sentaron los chinos en los últimos siglos, le hará recordar activamente mantener el equilibrio con la espalda erguida.
Si bien la analogía de sentarse como una campana puede no ser obvia para los no iniciados, su lógica es benéfica, tanto a nivel físico como espiritual. Las tradiciones religiosas chinas incluyen permanecer inmóvil en meditación con las piernas cruzadas; el dominio de estas técnicas requiere tanto de un centro torzal fuerte como de la capacidad de entrar en un estado mental de tranquilidad. La meditación sentada implica alcanzar un ambiente relajado, pero con firme compostura, como una campana, que tiene una fuerza natural, como la de un objeto vacío.
Caminar como el fluir del viento
Moverse con decisión y conducirse con un propósito. Según las antiguas enseñanzas taoístas, al vaciarse a sí mismo de las distracciones, uno sería capaz de abrir los canales de qi necesarios y caminar sin esfuerzo, con aplomo y plena confianza.
Acostarse en forma de arco
Los chinos incluso tenían normas a la hora de dormir. Confucio enseñó que acostarse de espaldas es para los muertos. La gente debe mantener una buena forma de descanso, siguiendo la forma de un arco, con las articulaciones dobladas en relajación.
Acostarse sobre un solo lado significaba mantener cierta semejanza con las posturas rectas ejercitadas durante el día.
Según los médicos antiguos, dormir de lado también es beneficioso para el flujo óptimo de qi, que se obstruiría al dormir sobre el estómago o de espaldas.
Las camas tradicionales chinas eran esteras en el suelo o superficies relativamente duras, como el «kang», un horno plano de ladrillo. Populares en el norte de China, los ladrillos, previamente calentados durante el día, hacían una acogedora cama dura para descansar durante el crudo invierno.
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