TORONTO – Anastasia Lin, Miss Mundo Canadá, regresó a su casa después de pasar una semana en Hong Kong, donde obtuvo gran atención de la prensa internacional por su intento de ingresar a Sanya, China, para asistir a las finales de Miss Mundo. A diferencia de las demás concursantes, Anastasia nunca recibió la carta de invitación para poder solicitar la visa, y luego de un intento infructuoso, tuvo que volver a Toronto.
“Dios salve a la Reina Ana”, decía una de las pancartas que sostenía el grupo de unas 30 personas que se acercaron al Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto para recibir a la reina de belleza. Al hablar con los periodistas sobre su experiencia, Anastasia comentó que no esperaba que los eventos se desarrollaran de esta manera.
“No esperaba que tuviera tanta relevancia internacional, eso seguro. Cuando viajé, mi único propósito era representar a Canadá en el concurso”, dijo en una entrevista con La Gran Época tras su llegada.
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El rol de Anastasia como Miss Mundo Canadá trajo más atención al concurso de belleza que la que tuvo en muchos años, después de que ella denunciara públicamente las amenazas que enfrenta su padre en China por parte de agencias de seguridad que quieren utilizarlo para silenciar a su hija.
Anastasia basó su postulación para la corona en la defensa de la libertad religiosa y los derechos humanos. También habló públicamente sobre la persecución del Partido Comunista contra Falun Gong y otros grupos en China.
“Entré a la competencia de Miss Mundo porque su lema es ‘belleza con un propósito’. Pienso que defiendo valores fundamentales para los canadienses: libertad, tolerancia y diversidad. Ese era mi deseo inicial”.
“Por supuesto, no todos los gobiernos comparten esos valores. Aunque me pone triste no estar en Sanya, el apoyo que obtuve de todo el mundo es impresionante. Realmente valoro eso”.
Anastasia explicó que había esperado poder entrar a Sanya con una visa de embarque y no ser discriminada. Agregó que eso habría ayudado a mejorar la reputación de China en la comunidad internacional.
“Pero calculo que los sobreestimé. Pero en general logré mi objetivo: que la gente sepa de este tipo de historias. Porque no soy sólo yo, mi caso es sólo la punta del iceberg. En cambio, muestra un patrón enorme: que el régimen comunista utiliza a las visas y los familiares para ejercer presión y silenciar a la gente fuera de China”.
Uno de los puntos positivos de no haber podido entrar a Sanya, cuenta Anastasia, fue pasar una semana en Hong Kong.
“La gente es tan acogedora, y realmente entienden. Porque ellos están tratando de defender su propia libertad, centímetro a centímetro en el patio trasero, así que eso se nota, realmente valoran cuando alguien se atreve a hablar”.
“Ellos son conscientes de cuán importante y valiosa es la libertad”, agregó.
Anastasia dijo que no tiene planes inmediatos sobre qué hacer a continuación, pero sí quiere usar su plataforma para hablar por quienes sufren opresión. Comentó que la atención y la corona amplifican su voz, y ahora está analizando sus opciones.
Con toda la atención que obtuvo de la prensa, Anastasia dijo que la conclusión que puede sacarse de sus entrevistas es: “Si perseveras, si te mantienes firme en lo que es correcto, entonces con el tiempo llegará el cambio”.
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