Fabiola Toro von Hollen, es una maestra boliviana que enseña español en una escuela en Katmandú, Nepal, describe su experiencia en los dos terremotos que azotaron el país como un hecho muy impactante.
“La devastación es muy grande, sobre todo en las zonas rurales, y la ayuda para los damnificados sigue siendo urgente y necesaria”, dijo Fabiola a tiempo de reconocer que las autoridades han visto como su aeropuerto ha sido insuficiente para manejar la ayuda externa y que incluso tuvieron que cerrar el aeropuerto en Katmandú.
Fabiola que vive en Nepal con su esposo y su pequeño hijo hace dos años, y relató en entrevista con la Voz de América que la vida empieza a normalizarse poco a poco, aún cuando la población sigue con el temor de nuevos movimientos telúricos.
“Hay gente que ha perdido todo, que se han quedado virtualmente con la ropa que llevaban puesta, y todos estamos tratando de apoyarlos, incluso construyendo carpas y consiguiendo vituallas”, dice esta maestra que asegura que la preparación contra terremotos dio muy buen resultado.
“Bolivia es un país que tiene terremotos y nosotros sabemos que hacer en una situación como esta, y la población en Nepal también ha realizado muchos simulacros porque es un país proclive a los movimientos telúricos”, afirma Toro von Hollen.
Sin embargo, reconoce que la fuerza del primer terremoto superó todos los temores de los nepalíes que habían esperado por años que se cumplieran las predicciones de un gigantesco movimiento telúrico.
Fabiola dice que las escuelas vuelven paulatinamente a retomar las clases, los negocios abren sus puertas y la población intenta superar uno de los momentos más trágicos de los últimos años.
Fabiola destacó que están promoviendo ayuda para los damnificados de la zona donde se encuentra la escuela Lincoln para recibir donaciones, destacando que un aporte de 5 dólares ayuda a una familia de 4 miembros a sobrevivir por una semana.
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