A principios de mes, China recibió una impactante llamada de atención cuando cuatro niños de una zona rural, con edades de entre 5 a 14 años, terminaron con sus vidas bebiendo pesticida. Hace un tiempo habían sido dejados en el poblado ya que sus padres se vieron obligados a dejar su vida campesina en el sur de China para encontrar trabajo en la ciudad.
La tragedia pone de relieve las dificultades y la discriminación política que millones de trabajadores migrantes y sus familiares enfrentan en la China moderna.
El año pasado, la madre de los cuatro niños partió hacia las fábricas de la provincia de Guangdong después de sufrir violencia doméstica; en marzo de este año, quedaron absolutamente solos cuando su padre también dejó la aldea de Bijie, situada en la provincia de Guizhou.
Investigadores de la policía le dijeron a China News Service que encontraron una nota que dejó el mayor de los niños –un hermano y tres hermanas– con una despedida a sus padres y a la vida.
“Sé que tienen buenas intenciones para nosotros, pero debemos irnos ahora”, decía la nota. “Yo sueño con la muerte, y sin embargo, ese sueño no se hace realidad. Hoy finalmente debe hacerse realidad”.
Los niños que China deja atrás
Los niños de Guizhou, una de las provincias más pobres de China, eran sólo una gota del mar de niños “que quedan atrás” en China, que en definitiva llegan a ser 61 millones, o una quinta parte de toda la población china menor de 14 años de edad, de acuerdo un informe de una ONG china llamada Centro de Cuidados para Niños en Camino a la Escuela. Son los hijos de más de 270 millones de padres trabajadores migrantes que, limitados por las pobres o inexistentes opciones de empleo que hay en el campo, acuden a las fábricas, sobre todo en las ciudades costeras, para obtener un salario.
Una política discriminatoria de larga data niega a muchos trabajadores migrantes la oportunidad de establecerse en las ciudades con sus familias. A través del hukou –el sistema de registro de viviendas del régimen chino– se impide a los niños que viven en zonas rurales el inscribirse en escuelas de áreas urbanas o de disfrutar de otros servicios públicos. Con muy pocas más opciones que dejar a sus hijos en casa, los trabajadores migrantes están atados a sus comunidades rurales en virtud de su nacimiento.
En el 2014, el Centro de Cuidados realizó una encuesta a más de 2.000 niños abandonados en zonas rurales en seis provincias. Basados en los resultados, se estima que 10 millones de niños ni siquiera ven a sus padres durante el Año Nuevo Lunar chino, una de las ocasiones más importantes en que las familias se reúnen. Una o dos llamadas telefónicas fue el principal contacto que tuvieron con ellos.
El impacto en estos niños puede ser grave. Según el Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias Chinas, el 34 % de ellos mostró tendencias suicidas; el 70 % mostró “problemas psicológicos en diferentes niveles”, informó el Centro de Cuidados.
Según el informe, los niños más afectados fueron los que vieron a sus padres menos de una vez cada tres meses. Muchos dijeron que sólo el ser capaces de hablar con sus padres una vez o dos veces a la semana aliviaría significativamente su depresión.
Las niñas separadas de sus padres por períodos largos suelen experimentar mayor trauma emocional que los varones, según el informe.
“Encontramos que la lectura, el estudio y el entretenimiento adecuado podría mejorar efectivamente su autoestima y salud mental. La presencia de la madre en el hogar también es muy importante”, afirmó Li Yifei, profesor de educación en la Universidad Normal de Beijing y el autor del informe de la ONG.
Una solución a largo plazo y la integridad de la familia
Mientras que los principales líderes del régimen, entre ellos el jefe del Partido Comunista Xi Jinping, y el primer ministro Li Keqiang, expresaron sus condolencias por los niños que se suicidaron en Guizhou, la economista y autora china He Qinglian, que vive en Nueva Jersey, ve los suicidios como una indicación del fracaso rotundo por parte del Estado en apoyar a los niños que son dejados en los poblados y en promulgar políticas justas hacia la población de trabajadores migrantes en general.
Las escuelas y las autoridades rurales podrían aliviar la difícil situación de los niños abandonados, ofreciendo asesoramiento y contratación de tutores, escribió He Qinglian en un artículo publicado en la Voz de América, pero cualquier solución a largo plazo tendrá que reunir a los trabajadores migrantes con sus familias. Ella aboga por la integración de los trabajadores migrantes en la vida urbana, lo que significaría la abolición del sistema hukou.
“El gobierno chino tiene que reconocer la realidad, permitiendo ‘pueblos’ urbanos y reduciendo los costos de vida en la ciudad. Los niños deben ser autorizados para ir a escuelas cerca de su lugar de residencia, no según su registro de vivienda. Sólo se puede reducir el número de niños que quedan atrás y proporcionarles una vida familiar normal”, escribió la Sra. He.
“El problema de los niños dejados atrás es exclusivo de China. En otros países en desarrollo, la gente emigra con toda la familia”, escribió.
Si bien el permitir que familias completas se trasladen plantea la cuestión de una población cada vez mayor de barrios marginales, la ventaja, dice, es social: “la familia permanece unida para enfrentar el estrés y disfrutar de los pocos placeres que tienen juntos”.
No es un cambio que el régimen chino parece estar dispuesto a hacer. Los barrios marginales urbanos han sido retratados durante mucho tiempo en la política y los medios de comunicación comunistas en China como un síntoma principal de la arquetípica sociedad capitalista opresora. Al mismo tiempo, los líderes chinos desean evitar los efectos reales asociados con la explosión del número de pobres en las urbes.
El 18 de junio, la edición en chino de Financial Times informó que Beijing está expandiendo de 15 a 28 el número de documentos que los afuerinos deben presentar antes de obtener derechos de residencia. Esto incluye permisos de trabajo, contrato de trabajo firmado, certificado de matrimonio y de nacimiento y registros de impuestos.
‘Un sueño chino sin fecha de implementación’
El Premier Li, consciente de la concentración desigual de la riqueza y la urbanización en la costa de China, quiere fomentar la transferencia industrial entre las partes oriental y occidental de China, escribió la Sra. He. Pero en medio de estas ambiciones está el hecho que la economía china está en una recesión.
China está por perder 124 millones de puestos de trabajo este año, afirmó la Sra. He, y el empleo en el campo es difícil de conseguir. El cambio –desde conducir a los campesinos a las ciudades para proporcionar mano de obra barata a llamarlos de vuelta a sus hogares rurales, es una señal de que China está perdiendo su condición de fábrica del mundo, dijo.
“Las oportunidades de empleo son escasas en la gran mayoría de las zonas rurales”, escribió la Sra. He. “La urbanización de las zonas rurales es un sueño chino sin fecha de implementación”.
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