Luego de la tormenta invernal, la región noreste de Estados Unidos amaneció el miércoles con bajas temperaturas y aun peores sensaciones térmicas que amenazaban con reconvertir la nieve, el hielo y el agua en “hielo negro”, como se llama a las peligrosas capas de hielo que se forman en carreteras y aceras que se vuelven en un peligro mortal para conductores y peatones.
Las temperaturas descendieron 6 grados centígrados bajo cero en Washington, Filadelfia y Nueva York y a -8° C en Boston, mientras la sensación térmica —lo que siente el cuerpo humano tomando en cuenta la brisa, el viento y la humedad— alcanzaba los -16 grados.
Boston, que terminó el martes con unos 15 cm de nieve, bastante menos de lo previsto, canceló las clases por segundo día consecutivo “en abundancia de precaución”.
Después de todo, la tormenta invernal del martes aunque no cumplió las expectativas de intensidad, provocó la muerte de al menos dos personas —una jovencita de 16 años que murió en un accidente en una carretera nevada en Gilford, New Hampshire, y un adulto mayor que murió en East Hartford, Connecticut al ser arrollado por una camión-pala que limpiaba la nieve.
La tormenta también provocó la cancelación de unos 9.000 vuelos a nivel nacional y el servicio de trenes en el corredor noreste también se vio fuertemente afectado.
A tempranas horas del miércoles, sin embargo, las cancelaciones habían disminuido a 1.250 aunque todavía se registraban unos 2.400 retrasos.
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