La esposa e hija de Gao Zhisheng, el abogado disidente chino y autor de un libro de memorias de 450 páginas que llegó a las librerías en Taiwán este mes, expresaron su total apoyo para él y su obra, a pesar de las consecuencias que enfrente su persona aún en arresto domiciliario en china.
Gao Zhisheng, conocido como «La conciencia de China» fue acusado de «subversión al poder del Estado» por defender a condenados como enemigos por el Partido Comunista, y pasó años bajo vigilancia policial, en la cárcel, y fue torturado horriblemente en múltiples ocasiones.
Hoy vive en arresto domiciliario con su hermano en una región remota de su provincia natal, Shaanxi.
El libro de Gao, más allá de la descripción de sus terribles pruebas físicas, expone su convicción de que el gobierno del Partido Comunista no durará más allá del 2017, así como la China libre, democrática que debe venir después de su colapso.
El libro, titulado «En el Año 2017: China se Levanta» actualmente sólo está disponible en Taiwán, pero pronto llegara a Hong Kong, tanto en ebook como en ediciones impresas. En este momento se está realizando una traducción al inglés.
La última risa
En la década del 2000, la disposición de Gao por defender sin remordimiento a los atacados por el Partido Comunista, en particular a los practicantes de la perseguida práctica espiritual Falun Gong, puso al una vez elogiado como uno de los diez mejores abogados de China en un infierno viviente, lo cual él describe en la primera parte de su nuevo libro de memorias.
Cuando la policía no lo estaba sometiendo a agotadoras sesiones de tortura, lo espiaban y acosaban junto con su familia. En 2009, fue secuestrado y enviado a la cárcel, donde languideció durante cinco años.
Preso en el lejano territorio occidental de Xinjiang, Gao Zhisheng se enfrentó a una serie orwelliano de pruebas físicas y psicológicas. Fue golpeado, lo pusieron por largos periodos sin comida, expuesto al extremo invierno, electrocutado con picanas eléctricas, y le insertaron palillos de dientes en sus genitales. Los guardias abusaron verbalmente de él y lo amenazaron constantemente.
Sin embargo, Gao nunca se retractó; en cambio sostuvo que era el Partido Comunista y sus cuadros, y no él, quienes estaban en peligro.
Hablando de dos funcionarios -Xie Hui de las fuerzas policiales provinciales y Zhou Yongkang, el entonces jefe de seguridad interior y de las fuerzas paramilitares en toda China, así como de los responsables por su encarcelamiento y tortura, Gao cuenta cómo en 2009 y 2012, declaró, a pesar de la incredulidad y burla de sus captores, que iban a ser sometidos a juicio.
«Estos dos funcionarios corruptos ya han sido purgados», un pasaje del prefacio de Gao comenta.
«En ese momento, cuando predije que ambos pronto estarían detrás de rejas, se burlaron de mí. Pero ahora vemos cómo todo esto sucedió».
Zhou Yongkang, a quien Gao dice, un «camarada dirigente» anónimo lo comparaba a un dios-rey taoísta por el poder político que tenía en su momento, fue purgado del Partido y llevado a juicio el año pasado, al parecer por corrupción y por divulgar secretos no autorizados del Estado.
Y en julio pasado, un mes después de que Zhou fue condenado a cadena perpetua, Xie Hui fue puesto bajo investigación por delitos similares.
Gao Zhisheng, un cristiano, cree que el Partido va a colapsar en el 2017, en base a lo que experimentó como revelaciones del Dios de los cristianos y dice que el fin del comunismo es una inevitabilidad histórica.
«Este Partido es el más siniestro. Es la mayor organización criminal de la historia, y ya no puede impedir la cuenta regresiva para el final de su malvada vida».
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