Un email enviado por la ex-asesora de Seguridad Nacional Susan Rice revela que el entonces presidente Barack Obama se reunió en el Salón Oval con el director del FBI-James Comey y con la viceministra de Justicia interina- Sally Yates para hablar de la investigación Trump-Rusia, el 5 de enero de 2017 a pocas semanas de que Trump asumiera como presidente.
El email presenta un fuerte contraste con las declaraciones públicas del ex-presidente, quien dice no haber estado involucrado en las investigaciones del FBI sobre Donald Trump y Hillary Clinton.
“No hablo con la Ministra de Justicia sobre investigaciones pendientes. No hablo con los directores del FBI sobre investigaciones pendientes. Tenemos una línea estricta y siempre la hemos mantenido. Lo garantizo”, dijo Obama en una entrevista con Fox News Sunday en abril de 2016.
El email también corrobora los mensajes de texto que se enviaron dos agentes del FBI que trabajaban en los casos de Clinton y Trump, donde afirmaban que Obama “quiere saber todo lo que estamos haciendo”.
Los emails de Rice fueron publicados como parte de una investigación del Comité Judicial del Senado sobre la investigación del FBI sobre Trump.
El email ha causado interés entre los investigadores del Congreso porque fue enviado el último día que Rice ocupó su puesto, el 20 de enero de 2017, y parece describir a la reunión de una manera particular.
“Parece raro que entre las actividades (de tus momentos finales) en el último día de la administración Obama, quieras enviarte un email tan inusual con la intención de documentar una conversación que involucra al presidente Obama y sus interacciones con el FBI con respecto a la investigación Trump/Rusia”, escribieron los senadores Charles Grassley (R-Iowa) y Lindsey Graham (R-S.C.) en un comunicado conjunto.
Los senadores solicitaron a Rice más información sobre el email, incluyendo si alguien le dio instrucciones de escribir el email que registra la reunión de Obama con Comey y Yates.
La propia Rice y el entonces vicepresidente Joe Biden también estuvieron presentes en la reunión.
Rice escribió que Obama le había dicho a Comey que estaba comprometido a asegurar “que las comunidades de Inteligencia y del cumplimiento de la ley manejen cada aspecto de este asunto ‘según las reglas’”.
Sin embargo, revelaciones recientes demostraron que ni la investigación sobre Clinton ni la de Trump eran normales.
“A pesar de las declaraciones de que el presidente Obama dijo repetidas veces al Sr. Comey que proceda ‘según las reglas’, se han planteado preguntas substanciales sobre si los funcionarios del FBI, además de los del Departamento de Justicia y del Departamento de Estado, realmente procedieron ‘según las reglas’”, dice la carta del Congreso a Rice.
Miles de mensajes de texto obtenidos por el Inspector General del Departamento de Justicia revelan que el principal agente del FBI en los casos de Clinton y Trump (Peter Strzok, y una abogada de alto rango del FBI, Lisa Page) tenían una clara parcialidad a favor de Clinton y en contra de Trump.
Uno de los mensajes de texto obtenido por el Congreso revela una conversación entre Strzok y Page donde hablaban de una reunión que tuvieron en la oficina del entonces vicedirector del FBI (Andrew McCabe) en la que hablaron de una “política de seguro” contra Trump en caso de que fuera elegido como Presidente.
Esa política de seguro parece ser una referencia a la investigación del FBI sobre Trump por su presunta conspiración con el gobierno ruso. La investigación fue utilizada, mediante filtraciones seleccionadas, para ensombrecer la carrera a la presidencia de Trump, y luego, en un intento por sacarlo de su cargo mediante una destitución.
Pero las nuevas revelaciones muestran que la investigación del FBI se basó en gran parte, en un material de investigación no verificado, pagado por la campaña de Clinton y el Comité Nacional Demócrata.
El documento producido por Fusion GPS, fue utilizado por el FBI para obtener una orden de vigilancia FISA sobre Carter Page, voluntario de la campaña de Trump. Un memo del Comité de Inteligencia de la Cámara publicado el 2 de febrero, muestra que el FBI y el Departamento de Justicia ocultaron al Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, la fuente y los financiadores de los alegatos contenidos en el documento –lo que constituye un delito.
La orden de espionaje contra Page podría haber sido utilizada para espiar a cualquiera que estuviera relacionado a él, incluyendo a miembros del equipo de Trump.
La carta de Rice también revela que Obama le dio instrucciones a Rice y a otros para que limitasen potencialmente el acceso de la entrante administración Trump a la información clasificada relacionada con Rusia.
“El presidente le pidió a Comey que le informara si en las siguientes semanas había algún cambio que pudiera afectar la manera en que compartimos información clasificada con el equipo entrante. Comey dijo que lo haría”, escribió Rice en el email dirigido a sí misma.
Riesgo de seguridad nacional
Si a la administración Trump realmente se le ocultó información clasificada sobre Rusia, esto podría significar una seria preocupación a la seguridad nacional.
También señalaría que el equipo de Obama evitó que el equipo de Trump obtuviera cierta información sobre Rusia.
La semana pasada el ex informante del FBI William Campbell, quien estuvo silenciado durante la administración Obama, reveló ante el Congreso que las autoridades rusas habían contratado una firma de lobby estadounidense, APCO Worldwide, para influenciar la administración Obama.
La firma de lobby también recibió instrucciones de hacer cuatro pagos de US$ 750 000 a Clinton Global Iniciative, dijo Campbell ante el Congreso, según informó The Hill.
Al asumir su cargo en 2009, el presidente Obama y la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, lanzaron la estrategia “reiniciar Rusia”, la cual terminó ayudando a Rusia en su búsqueda de ser el productor de uranio predominante en el mundo.
En 2010 la administración Obama aprobó un acuerdo controvertido que dio a Rusia una participación mayoritaria en la empresa de minería canadiense Uranium One, la cual en ese momento controlaba el 20% de la capacidad de producción de uranio en Estados Unidos.
La administración Obama también llegó al llamado Acuerdo 123, que facilitó que firmas de EE.UU. y Rusia formaran empresas conjuntas. También acordó un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) con Rusia para reducir las reservas nucleares.
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