Aunque ahora omnipresentes por la difusión mundial de la cocina asiática, los palillos han sido el utensilio para comer en China, Corea, Japón y Vietnam desde hace miles de años.
Como parte de la cultura local, los palillos se sumergen en diversas leyendas y costumbres populares.
Un cuento popular sostiene que los palillos fueron inventados por el legendario emperador chino Yu, el Grande, cuando la civilización fue amenazada por inundaciones masivas.
Demasiado ocupado con el trabajo del innovador sistema de canales que podría controlar las aguas, a Yu no le sobraba tiempo para ver a su esposa e hijos, y mucho menos sentarse a disfrutar de una comida decente. Una vez, cuando sus labores lo llevaron a una isla, Yu prendió fuego y puso una olla para cocinar la carne. Ansioso por llenar su estómago y volver a su tarea, en lugar de esperar a que la olla se enfriara, quebró un par de ramitas de una rama de árbol y con ellas recogió la carne directamente del agua hirviendo. Sus seguidores le imitaron, y así fue como nacieron los palillos.
Se confirmó que el primer par de palillos era de metal, fue desenterrado durante la dinastía Shang (1600 – 1046 a.C.) en el sitio arqueológico de las Ruinas de Yin.
Poco a poco, comer con palillos se convirtió en algo común. Cortar el alimento antes de cocinarlo conservaba el combustible (ya que las piezas más pequeñas pueden ser cocinadas más rápido) y se eliminó la necesidad de cuchillos de mesa, los que se consideraban barbáricos.
Confucio, el sabio que vivió en el siglo VI a. C., es conocido por decir que un caballero “no permite cuchillos sobre la mesa”.
Conversaciones simbólicas
Físicamente, los palillos demuestran elementos de la filosofía china, en particular el binario yin y yang. Los dos palillos deben usarse en par, uno sostenido firmemente mientras el otro se mueve para ser utilizado. Esto refleja el entendimiento del yin y el yang como activo y pasivo respectivamente, los elementos que forman el concepto de un todo dinámico.
El estilo común de palillos tiene extremos redondos y cuadrados, que reflejan al cielo, representado como circular en el pensamiento chino, y a la tierra, representada por formas cuadradas. Esto tiene su origen en los ocho trigramas, una serie de principios utilizados para la adivinación. Los dedos situados en el centro representan a la humanidad alimentada por Cielo y Tierra. Debido a que significan la unión de Cielo y Tierra, los palillos se consideran como auspiciosos y a menudo se incluyen como dote de boda para bendecir a los recién casados.
Tradicionalmente se midió la longitud estándar de un palillo como de siete cun chinos (aproximadamente una pulgada) y seis fen (alrededor de un centímetro). Se cree que esto representa los siete sentimientos y seis deseos descritos por la teología budista.
Cuando se sostienen los palillos de manera correcta, los dedos naturalmente asumen tres posiciones; con el pulgar y el índice en la parte superior y el anular y el meñique por debajo. El dedo medio está situado entre los dos palillos. En suma, esto simboliza el axioma chino tradicional de Cielo, Tierra y humanidad.
Los dedos anular y meñique, apoyados uno al otro por debajo del palillo inferior, representan al dao de la tierra, o la cooperación de personas que viven en el reino mortal. El dedo índice y el pulgar, representan flexibilidad y estabilidad, o las leyes celestiales. El dedo del medio (corazón) simboliza la posición difícil pero honorable del monarca, tradicionalmente llamado el Hijo del Cielo, que debe simultáneamente abordar las necesidades de las personas mientras se respeta la virtud y la ley.
Los antiguos chinos creyeron que existían vínculos entre el cielo y la humanidad. Tales creencias impregnaron la cultura y la vida con costumbres populares transmitidas de generación en generación desde los rituales religiosos celebrados en la corte imperial.
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