Una reciente orden del Partido Comunista obligará a los militares chinos y a las fuerzas paramilitares del Partido para que se aparten de empresas de negocios riesgosos, especialmente los hospitales.
Los hospitales administrados por el ejército y los paramilitares son ampliamente utilizados por los chinos para los servicios de salud, y frecuentemente son financiados y bien equipados. Las fuerzas paramilitares chinas son conocidas oficialmente como la Policía Armada Popular, y se utilizan para la supresión de disturbios, operaciones de socorro, y otras tareas.
La orden de que las fuerzas militares saldrían del negocio «servicios de pago» al público, fue dada por la Comisión Militar Central, y se informó a principios de abril en la prensa china. La Comisión Militar Central está presidida por el mandatario de China, Xi Jinping, y es el órgano del Partido que controla las fuerzas armadas. Los detalles de la notificación, y los medios específicos para la devolución del control de los hospitales y otros negocios, no estuvo clara. Se dio un periodo de tiempo de tres años para la implementación del plan.
Los medios chinos y declaraciones oficiales dijeron que el propósito de la orden era aumentar la capacidad de combate de las fuerzas. «La misión de los militares es luchar batallas, y luchar con éxito. Cualquier cosa que interfiera con esta misión debe ser suprimido», dijo un comentario en el diario de Guangdong, Southern Weekend, resumiendo el pensamiento oficial.
Una de las principales consecuencias de la orden, inadvertida en los informes chinos, es que probablemente saca a los militares chinos de la industria de trasplante y sustracción de órganos.
Esto es difícil de rastrear lo que es un estímulo para la administración, a pesar de que es una consecuencia inevitable y significativa. Remover a los militares, en particular, a sus extensos departamentos de logística, de manejar hospitales probablemente conducirá a que el papel de los militares en el tráfico de órganos desaparezca progresivamente.
El tráfico de órganos
El ejército chino y los paramilitares manejan un amplio sistema de hospitales, y están entre los mejor equipados y dotados de personal en el país. Desde el año 2000 muchas de las instalaciones pasaron por una amplia remodelación, o añadieron grandes secciones dedicadas al campo de la medicina que integran la cirugía de trasplante.
Desde 2005, las autoridades chinas han dicho que la gran mayoría de los órganos trasplantados provienen de presos condenados a muerte, aunque esta explicación no tiene en cuenta una vasta industria que surgió después del 2000, ya que el número de los condenados a muerte fue disminuyendo. Los hospitales chinos han hecho durante los últimos 15 años un inmenso número de trasplantes y esta cantidad no podrían haberla suministrado los condenados a muerte.
Se dice por un gran número de investigadores que la fuente real de la gran mayoría de los órganos son de presos de conciencia: musulmanes uigures, que desaparecieron en gran número a partir de 2009, otras minorías religiosas o individuos marginados; pero sobre todo practicantes de Falun Gong, una disciplina espiritual que ha sido objeto de eliminación desde 1999.
Como las evidencias continúan emergiendo mostrando que la escala y la organización de la industria de trasplantes en China es mucho mayor de lo que se ha creído, se ha hecho evidente que la alianza militar-médica es un nexo para la actividad de trasplantes.
Almacén de donantes
Hay indicios circunstanciales que los militares han jugado un papel clave en la retención los donantes de órganos, presos de conciencia listos para ser asesinados cuando se requiera un órgano.
La evidencia sugiere esta posibilidad principalmente en forma de llamadas telefónicas grabadas en secreto con médicos y enfermeras chinas. Investigadores aficionados en el extranjero desde hace varios años han estado haciendo llamadas a militares chinos y a los hospitales civiles, se hacen pasar por cualquiera de los médicos en China, o por familiares de un paciente que necesita un trasplante. Entablan a veces largas conversaciones telefónicas con los trabajadores de la salud, quienes a veces tienen en cuenta que el ejército mantiene su oferta de órganos. En algunas conversaciones, hablan de garantizar la calidad del órgano al ser capaz de ir a la «fuente» controlada por los propios militares y efectuar las sustracciones ellos mismos.
La Gran Época habló extensamente con los investigadores que realizan estas llamadas, escuchó los archivos de audio, revisó los registros de llamadas producidos por el software que hizo las llamadas, y comprobó muchos de los números de teléfono marcados. La mayoría de estos investigadores trabajan bajo la tutela de la Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong, organización sin ánimo de lucro, una red de investigadores con sede principalmente en los Estados Unidos.
Industria lucrativa
Jiang Yanyong, ex jefe médico del hospital militar 301 en Beijing, dijo en una entrevista con Cable Television de Hong Kong el año pasado que los hospitales militares están profundamente involucrados en la sustracción de órganos a prisioneros, y que sus centros de trasplante son una lucrativa fuente de ingresos. Un individuo en la posición de Jiang normalmente no sería capaz de aceptar tal entrevista, sobre un tema tan sensible, sin aprobación.
Hay muchos indicios de la propagación y el beneficio involucrados en la industria de trasplantes de órganos en China. Uno de los más emblemáticos es el caso del Hospital 309 del Ejército Popular de Liberación.
El médico superior en el hospital, Shi Bingyi, se dice que él mismo llevó a cabo al menos 2.130 trasplantes de riñón y 380 trasplantes de hígado en 2011, de acuerdo con un informe por la Fundación Lee Ho Ho Leung, una ONG con sede en Hong Kong.
La página web del hospital 309, dijo que los ingresos en su centro de trasplantes creció ocho veces en cinco años, de 30 millones de yuanes (4,6 millones de dólares) en 2006 a 230 millones de yuanes (35 millones de dólares) en 2010, de acuerdo con sitios web archivados.
Teniendo en cuenta las indicaciones de que se ha dependido de los practicantes de Falun Gong como la fuente principal de órganos, esta vasta industria provocó la muerte de más de 100.000 adherentes a esta disciplina, de acuerdo con estimaciones recientes de Médicos Contra la Sustracción Forzada de Órganos, un grupo de apoyo médico.
Algunos trabajadores de la salud en toda China han estado esperando la salida de los militares de la industria de los hospitales durante los últimos seis meses, según entrevistas con sus familiares en Estados Unidos. Si a los hospitales militares se les trasfiere a control de gobierno local, los médicos militares e investigadores serán reclasificados como civiles, y se les dará pasaportes, lo cual les permitirá viajar al extranjero. El personal militar en China tiene prohibido viajar, excepto bajo condiciones controladas.
«Mando Supremo»
La remoción de los militares en el manejo de los hospitales desde que el líder del Partido, Xi Jinping, llegó al poder es la última señal de lo que parece ser una tranquila limpieza de una industria rentable implicada en el asesinato. Si el Partido está dejando en silencio la actividad, no hay indicios de que tenga la intención de asumir la responsabilidad, o de proporcionar explicaciones, en lo que los investigadores han dicho es una masacre.
Un número de otros indicios de esta tendencia incluyen las declaraciones de Jiang Yanyong, quien confirmó lo que había sido ampliamente conocido: la participación de los militares en la extracción de órganos, e incluso en la obtención del órgano antes de la muerte del donante.
Hubo también comentarios del portavoz principal de trasplante de órganos en China, Huang Jiefu, quien culpó de los abusos de los trasplantes en China, sin mencionar a los presos de conciencia, al depuesto y caído en desgracia el ex zar de seguridad Zhou Yongkang.
Zhou, un leal partidario del ex líder Jiang Zemin, quien inició la persecución a Falun Gong, fue uno de los funcionarios más poderosos del Partido Comunista Chino hasta que fue purgado por corrupción en 2013. Desde entonces, ha sido atacado por la prensa estatal como un conspirador contra el líder nacional.
Dejar de manejar hospitales militares además de otros sectores identificados, incluidas las comunicaciones, capacitación de personal, depósito y almacenamiento, y así sucesivamente, sería un paso más allá y tal vez definitivo en la remoción de los militares de las tareas no militares.
La primera vez que una reforma de este tipo se llevó a cabo fue en 1998, cuando se desmanteló el enorme y masivo imperio corrupto de negocios del Ejército Popular de Liberación, después de habérsele dado rienda suelta en la década anterior bajo el líder del partido Jiang Zemin, un movimiento visto por los analistas como un medio para comprar la lealtad.
La orden sobre las empresas militares se produce poco después de una modificación de la Ley de la Policía Armada Popular, introducida por Sun Sijing, el comisario político de la policía armada, durante la reciente reunión del Congreso Nacional del Pueblo en Beijing.
La enmienda pondría a las fuerzas paramilitares, compuestas por alrededor de un millón de integrantes, el tamaño de un ejército permanente, bajo el control de la Comisión Militar Central, dando como resultado que sea mucho más difícil para las autoridades locales movilizarlos.
Varios analistas chinos afiliados al estado hablaron con la edición en chino South China Morning Post para poner estas enmiendas en contexto de las conspiraciones políticas que tuvieron lugar en 2012 entre Bo Xilai, el jefe de Chongqing, Wang Lijun, su diputado, y Zhou Yongkang, el ex jefe de seguridad. Los analistas dieron credibilidad a los rumores de un intento de golpe de estado el 19 de marzo del 2012, y agregaron que la enmienda prevendría este tipo de incidentes en el futuro.
Sun Sijing fue citado diciendo que la enmienda «garantizaría que el Partido Central, la Comisión Militar Central, y el líder del Partido Xi Jinping mantendrán con firmeza el mando supremo de las fuerzas armadas de la policía».
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