La respuesta de Europa a la crisis de refugiados no ha sido considerada ni calmada. Con cercas erigidas y controles fronterizos reintegrados, los gobiernos del continente están luchando para ponerse de acuerdo.
Pero al menos los gobiernos de Europa están actuando. En el Medio Este, las cosas son mas bien diferentes. En particular, los estados del Golfo Árabe están alcanzando una grave situación por su respuesta a la crisis – o más bien, su fracaso en responder.
Una gran pregunta está resonando en las mentes del público en general, observadores expertos y responsables políticos; ¿Por qué los estados del Golfo, que están entre los más ricos del mundo, no han acogido ningún refugiado sirio? No hay necesidad de reescribir el comentario que de hecho ya está ahí: muchos artículos ha proveído estadísticas útiles e información de fondo sobre las convenciones y tratados internacionales que los países del Golfo Pérsico han firmado y su fracaso en honrarlos.
Lo que todo esto muestra, sin embargo, es la falta general de justicia social y de un espíritu de bienestar social en el Golfo Pérsico y Oriente Medio en general. Esta es una historia compleja sobre la mentalidad de una región desunida y desordenada.
Sociedades precarias
La ausencia de conciencia social, particularmente entre los cuerpos de gobierno y élites gobernantes lo cual provocó los levantamientos árabes en 2011 es aun un gran problema por todo el Oriente Medio. Los gobiernos del Golfo Pérsico son absolutamente localistas y continúan insistiendo en aceptar trabajadores inmigrantes pero no a refugiados. Esta es una triste medida de su inmadurez política. Esos gobiernos hace tiempo olvidaron los ideales de la ciudadanía social y unidad política las cuales animaron los movimientos de liberación de la era de la descolonización.
Los estados del Golfo siempre han sido monarquías dominadas por linajes tribales, que la bonanza petrolera de hace medio siglo ayudó a proteger a través del espejismo del consumismo moderno. Esta triste realidad no lo hace la responsabilidad de triunfo. Por toda su desagradable retórica y a veces directa actuación en meses y semanas recientes, los países europeos no son menos responsables por la situación de los sirios que lo que lo son los estados del Golfo, aun si ellos tienen leyes colocadas para proteger refugiados y a aquellos que buscan asilo.
Hay muchas razones por las cuales los estados del Golfo deben acoger refugiados sirios. Esos son naciones ricas con abundancia de recursos; ellos comparten fondos lingüísticos y culturales similares a muchos de los refugiados; ellos son en parte responsables por el desorden en Siria (no menos desde que algunos países del Golfo Árabe han fundado las facciones que están peleando contra el régimen del Bashar al-Assad); y ellos son formalmente responsables como miembros de otros grupos de estados árabes para acoger refugiados arables.
Pero los estados del Golfo aparentemente creen han sido suficientemente benevolentes con el resto de los vecinos árabes –egipcios, sirios y libaneses por ejemplo, todos concedieron permisos de trabajo a través de los años y permitieron vivir en territorios del Golfo- que su generosidad ha sido ya suficientemente extendida.
Los países del Golfo están cada vez más preocupados en la última década con el control migratorio laboral y estrategias de nacionalización. Esas estrategias estuvieron apuntadas a proteger los derechos y privilegios de su población autóctona, que ha sido superada en números por la gran corriente de poblaciones árabes y del sur de Asia viniendo a trabajar y establecerse en el Golfo Árabe.
Este es un tema demográfico y social mayúsculo y los países del Golfo no desean que se sobrepase numéricamente su población autóctona a través de aceptar aun a más colonos.
Pero hay algo más que se le está escapando a los comentaristas: la región del golfo construyó su moderna reputación sobre ser un prístino cielo consumista. Esta es una tierra de inmensas e inmaculadas autopistas, autos deportivos y centros comerciales enormes…
Campos de refugiados empañarían este perfecto paisaje, que debe seguir siendo atractivo para las inversiones extranjeras y el turismo occidental. Además, el argumento continua, ¿no es el envío de dinero a los refugiados que terminaron en países lejanos, menos ricos como Líbano y Jordania suficiente?
Medidas deslucidas
Con la excepción de Yemen, Irán y hasta un cierto grado Omán (el cual ha tratado frecuentemente de mantener una posición política neutral), los estados del Golfo Pérsico forman una camarilla fuerte y de alto perfil: el Concejo de Cooperación del Golfo. Se ven como un corte por encima de los países del Levante y Norte de África, la cuna ahora en gran parte en ruinas de la civilización árabe.
Por supuesto, el Golfo no tiene un monopolio sobre hipocresía diplomática; lejos de ésta ¿Si los refugiados sirios no fueran primariamente musulmanes, habría reaccionado diferentemente el resto del mundo? ¿Está también Europa asustada de acoger a musulmanes? ¿Por qué no escuchamos las llamadas cuando los cristianos iraquíes estuvieron huyendo de su país natal luego de que llegó el EI?
El desafío en el golfo es aún muy peculiar. Ser políticamente relevante significa ensuciarte las manos. Los estados del golfo no serán capaces de mantener su desinfectado aproximamiento al siempre creciente atolladero que envuelve a la región. La inacción puede solo ser entendida simplemente como no preocuparse sobre una crisis humanitaria frente a su puerta.
Rana Jawad es un conferencista en política social en la Universidad de Bath. Este articulo fue previamente publicado en TheConversation.com
Los puntos de vista expresados en este artículo son la opinión del autor(es) y no necesariamente reflejan el entendimiento de La Gran Época.
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