Luego de que un tornado y granizo azotaran la provincia costera de Jiangsu en China cobrándose casi 100 víctimas y hospitalizando a casi 1.000 personas, el Ministerio de Asuntos Civiles de Beijing hizo lo que hace a menudo: le pide a la gente dinero.
Las autoridades publicaron en la cuenta de Sina Weibo de la China News Network, un portavoz estatal, el número de cuenta para que la gente donara.
En horas, la sección de comentarios se llenó de críticas. Más de 70.000 usuarios, la mayoría aparentemente enfurecidos, condenaron la campaña como otra forma que tienen los funcionarios corruptos de llenarse los bolsillos.
«Aquí llega otra oportunidad para que los funcionarios corruptos hagan fortuna», escribió el cibernauta «Cosecha».
La página deshabilitó los comentarios a la mañana siguiente.
El huracán del 23 de junio fue el peor de Jiangsu en medio siglo, según el departamento meteorológico de la provincia. Para el 25 de junio, habían muerto 99 personas por el desastre y otras 846 estaban hospitalizadas, según la agencia de noticias del gobierno provincial de Jiangsu. Un informe de Legal Evening News afirma que el huracán fue el más devastador en todo el mundo desde 2003.
El Sr. Zhang, un residente de Fujian, expresó un sentimiento típico: «¿Yo dono el dinero y este se va directo a su bolsillo? No lo voy a hacer».
La furia de los usuarios de Weibo nace de experiencias amargas. En 2008, la nación estuvo de luto luego de que un terremoto de 7,9 grados de magnitud sacudiera la provincia de Sichuan, llevándose decenas de miles de vidas, un gran número de ellos estudiantes escolares. Fondos de caridad, famosos y el público recaudaron una cifra histórica 65,2 mil millones de yuanes (unos 9,8 mil millones de dólares), según Tencent Finance.
Sin embargo, los donantes se desilusionaron cuando más tarde descubrieron que gran parte del dinero no fue a donde se necesitaba realmente. Mingjing, un sitio de noticias en el extranjero, estima que casi el 80% de la cifra, unos 50,1 mil millones de yuanes (7,53 mil millones de dólares), fue desperdiciado de una forma u otra.
«Esto refleja el cambio en el sentimiento de la gente al pasar los años», dice el abogado de Henan, Ji Laisong, a Radio Free Asia.
Ji dice que la desconfianza del público en la credibilidad del gobierno es normal. «Pienso que han caído en la trampa de Tácito», dice Ji, queriendo decir que el público se opone a lo que sea que haga el régimen, ya sea una política buena o no, porque han perdido la confianza en su credibilidad.
«Cada vez que suceden desastres naturales, el gobierno nos pide a nosotros, ciudadanos comunes, donaciones», dice el Sr. Liu, un campesino al que le quitaron su tierra, en una entrevista con Radio Free Asia.
Los generosos conductores de taxi que con premura llevaron los heridos al hospital, sin cargo, se dieron cuenta de la disfuncionalidad del sistema. En vez de dejarlos pasar libremente por las cabinas de peaje, se los detuvo y se les exigió el pago, informa el periódico Ming Pao de Hong Kong. Los operadores de las cabinas de peaje dicen que sólo los vehículos que llevan provisiones de rescate pueden pasar gratis.
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