Qin Shi Huang (259 a.C. – 210 d.C.) subió al trono del Estado de Qin a la edad de 13 años y se convirtió en el primer emperador de una China unificada a la edad de 39 años, después de que Qin, bajo su mandato, conquistara otros estados en la época de los Reinos Combatientes (770 a. C. – 222 d.C.). El establecimiento de la dinastía Qin terminó formalmente a los 900 años de la dinastía Zhou.
Como el primer rey que creó una China unificada y centralizada, se concedió el título de «primer soberano emperador de la eterna dinastía Qin». Esta es la primera vez en la historia China, que un rey se proclama «emperador».
Qin Shi Huang ordenó varias reformas para fortalecer el dominio de su vasto territorio; abolió todos los privilegios feudales y estableció una unidad de administración centralizada para controlar cualquier linaje potencial local. Además, ordenó el traslado de la familia de la aristocrática a la capital cuando se considerase necesario.
También estandarizó los pesos y medidas, creó un sistema de moneda universal, estandarizó la longitud de los «ejes de las carretas» y el ancho de la carretera.
Con Qin Shi Huang quedó estandarizado el sistema de escritura China, y la unificación del lenguaje ayudó a conservar intacta la cultura china a través de las guerras y trastornos políticos.
Paralelamente, lanzó grandes proyectos de construcción, como la creación de una red extensa de transporte de más de 4 mil kilómetros entre las ciudades con carreteras y vías navegables o canales. Construyó un palacio extremadamente extravagante, y más tarde el monumento de su tumba custodiada por más de 7.500 soldados de terracota de tamaño natural.
También lanzó el gran proyecto de conexión y la construcción de la gran muralla como defensa de la invasión de los nómadas del Norte. La gran muralla ha sido considerada una de las construcciones militares más magníficas en la historia humana.
En los últimos años de su reinado, envió barcos en busca del elixir de la inmortalidad, para él. En esos tiempos, Qin se convirtió en el país más grande del mundo, y se decía que la palabra «China» provenía de «Qin», pronunciada como «chin». Estos logros de Qin Shi Huang le valieron ciertos cumplidos y comentarios positivos de los historiadores chinos.
Sin embargo, Qin Shi Huang fue también un notorio tirano que reforzó leyes severas e hizo que el pueblo viviera experiencias duras y miserables, de ahí que su título «Qin Shi Huang» se convirtiera en sinónimo de atrocidad.
Se dice que en la época de la dinastía Qin, hubo cerca de diez millones de personas en la nación, y dos millones fueron llamados para trabajar en sus proyectos de construcción.
Además, su régimen intentó controlar el pensamiento popular y suprimir la libertad de pensamiento. Ordenó quemar libros clásicos preciosos y miles de académicos fueron asesinados cuando encontraba sus políticas cuestionadas o criticadas.
La una vez poderosa dinastía Qin, duró solamente quince años antes de derrumbarse bajo numerosos disturbios de levantamiento. Historiadores chinos consideran ampliamente que las principales razones de la caída del imperio, fueron sus métodos despiadados y los pesados impuestos que impuso bajo su mandato.
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