La hepatitis A continúa extendiéndose por toda la comunidad de los sin techo de California, Estados Unidos, con un brote importante en San Diego y otros más pequeños en los condados de Santa Cruz y Los Ángeles. En San Francisco también se constató un brote, pero concentrado en los hombres homosexuales y no en los desamparados.
En el condado de San Diego, personal sanitario está tomando las calles para vacunar a las personas en situación de calle, quienes pueden ser difíciles de encontrar y de manejar.
Esperan detener el segundo peor brote de la enfermedad en 20 años. Pero a diferencia del anterior brote epidémico ocurrido en Pennsylvania en 2003 – que fue localizada en cebollas verdes contaminadas – ahora no hay una sola fuente clara.
Los esfuerzos para combatir la propagación de la enfermedad incluyen la limpieza de las calles con lavandina y agua para eliminar las heces fecales y otras materias contaminadas, así como proporcionar estaciones de limpieza. La falta de baños en las poblaciones en situación de calle dificulta la prevención de la enfermedad, y la vacunación es lo más importante.
Las últimas cifras del Departamento de Salud del Condado de San Diego indican que el número de infectados es de 481, con 17 muertos y 337 hospitalizados. Se espera que esa cifra crezca.
La semana pasada se agregaron más de 20 casos y 22 hospitalizados más, pero el número de muertos se mantuvo estable en 17 durante dos semanas.
En el Condado de Santa Cruz, que por lo general tiene uno o dos casos de hepatitis A al año, se registraron 73 casos desde abril de 2017. Allí, como en San Diego, se limita en gran medida a la población sin hogar.
«La investigación sigue su curso y es desafiante debido al largo período de incubación de la enfermedad (15 a 50 días) y la dificultad experimentada para contactar a muchas personas infectadas con la enfermedad que no tienen hogar o son consumidores de drogas ilícitas», dice el departamento de salud del condado en su sitio web.
“La fuente del brote permanece indeterminada”, agrega.
El condado de Los Ángeles declaró un brote de hepatitis A el 19 de septiembre y registró 12 casos y 9 hospitalizaciones, pero no hubo muertes hasta el 2 de octubre.
San Francisco no tuvo ningún caso entre las personas desamparadas, pero está tratando de prevenir un brote similar entre esa población, y emitió una advertencia a los médicos clínicos pidiéndoles que vacunen a sus pacientes no inmunes en situación de calle o que consumen drogas ilícitas.
También les pide que “sospechen de hepatitis A aguda” cuando los pacientes reportan síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos y fiebre.
El departamento de salud de San Francisco también emitió una advertencia sobre un brote entre hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Varios casos de hepatitis A fueron reportados entre esta población.
También se pidió a las personas que prestan servicios o interactúan a menudo con las personas sin techo que se vacunen. Varias de estas personas fueron infectadas desde que apareció el brote.
Los brotes del virus pueden prolongarse, afirmó a los reporteros la semana pasada la Dra. Monique Foster, epidemióloga médica de la División de Hepatitis Viral de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU.
Incluso con los recaudos de prevención adecuados, el brote podría continuar.
“No es inusual que duren bastante tiempo, por lo general más de un año, de uno a dos años”, recalcó.
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