En el mes de mayo un número récord de 65.000 personas de 30 países y 32 organizaciones respaldaron la oposición presentada a la Oficina Europea de Patente por la aprobación de un tomate Syngenta descubierto en Sudamérica, cultivado por métodos tradicionales.
El tomate había sido aprobado como “invento” en agosto de 2015 con la patente EP1515600, que describe además una “expresión de flavonoides en método de producción y domesticación del tomate”. Esto le confiere a la agroquímica suiza Syngenta un poder sobre todas las plantas con las características mencionadas, las semillas e incluso las frutas y los alimentos derivados de los mismos.
“Este tal llamado ‘invento’, sin embargo, es simplemente un cruce de tomates originarios de Perú y Chile con variedades cultivados actualmente en los países industrializados”, destacó vía Email a La Gran Época María Carrascosa, de la asociación Red de Semillas, que se sumó a la coalición internacional “No a las patentes sobre las semillas”.
Según François Meienbergm, quien participó en la declaración de oposición, los tomates fueron descubiertos en dichos países “antes de que muestras de semillas se hayan llevado a EEUU y conservado. Desde allí Syngenta tuvo acceso a las semillas y después proclamó que el cultivo posterior es su ‘invento’. A los países de origen se les roban prácticamente sus tesoros biológicos”, agregó en el documento entregado en Suiza a la Oficina Europea de Patentes (OEP), el 12 de mayo.
“Esta patente representa una biopiratería escondida”, sentenció. En tanto, la coalición de oposición advierte que los miembros de la OEP, por su parte, rehusaron hasta la fecha acordar una reunión con los oponentes, como se había solicitado.
«Tales patentes ponen en peligro el futuro de cultivo de plantas», agregó a su vez Ulrike Behrendt, cultivador profesional de tomates. «La patente no cumple los requisitos para pretender ser un invento, sino simplemente describe las características existentes de las plantas. El futuro cultivo de plantas y cultivadores de plantas serán afectados de forma negativa por tales monopolios de patentes».
En el registro de la patente de Syngenta está descrito lo siguiente: “La presente invención incluye plantas de tomate no transgénicas que expresan flavonoles domesticados en la carne y la cáscara del fruto de tomate, e incluye las semillas y frutos de esas plantas. El método de la invención incluye ensayo en plantas de tomate de la expresión de uno o más de los genes de la biosíntesis de flavonol en la carne y/o expresión “CHI” en la cáscara. El método de la invención incluye la selección de especies silvestres de tomate que expresan “CHI” en la cáscara de fruta, y/o uno o más genes de la vía de biosíntesis de flavonol en la carne, y introgresión los factores genéticos responsables de esta expresión de las especies silvestres de tomate en una planta de tomate domesticado usando técnicas de cultivo tradicionales”.
En un estudio de medicina epidemiológica publicado en 2015 en la Revista británica del Cáncer, se dice que los flavonoides posiblemente previenen el cáncer gástrico y esofaríngeo, pero que se requieren investigaciones para confirmarlo.
Impacto de la Oposición
Sobre el impacto de la oposición, Jörg Rohwedder, de la Red de Campaña Europea “WeMove”, explicó: “Nuestra oposición muestra que los ciudadanos europeos ya no quieren que las empresas grandes controlen su comida a través de derechos de patente. Tenemos que parar estas patentes ahora”.
Sin embargo la OEP ya ha concedido cerca de 180 patentes sobre plantas derivadas de mejoramiento convencional y hay cerca de 1400 solicitudes de patentes pendientes, según cifras dadas por Global Agriculture.
Con precedencia, en enero 2016, la patente EP1962578 de melores de cultivo tradicional fue revocada a Monsanto, gracias al respaldo del Gobierno de India, que reclamó sus derechos. La asociación No a las patentes sobre las semillas, quien organizó la oposición, explicó que la multinacional estaba reclamando una resistencia natural de los vegetales a un virus como su propia invención.
La patente había sido concedida por la OEP, a pesar de que la ley de patentes europea no permite patentes sobre variedades de plantas y procesos para el mejoramiento convencional.
“El gobierno de la India apoyó la oposición de ‘¡No a las patentes sobre las semillas!’, por el envío de una carta que solicita que la patente sea revocada. La carta fue enviada a la OEP tan sólo un día antes de la audiencia. Esencialmente la solicitud de la patente constituye un acto de biopiratería – violar la ley india y los tratados internacionales”, dijo el 20 de enero, Christoph Then, miembro de la organización «¡No a las patentes sobre las semillas!».
271 empresas y más de 70 mil personas firmaron una carta abierta a los miembros del Parlamento y de la Comisión Europea, destacando el impacto negativo sobre la innovación, el hecho que se favorece la concentración del mercado en el sector de las semillas -con la destrucción de competencia- y que originan precios más altos para los agricultores, menos opciones para los consumidores y un impacto negativo sobre la biodiversidad agrícola.
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