Los cuerpos de los cinco tripulantes bolivianos del avión que se accidentó en Colombia fueron repatriados el viernes desde la base militar de Rionegro, cerca de Medellín.
Las víctimas del siniestro de la aeronave británica BAE 146, que dejó 71 muertos al estrellarse cuando transportaba a casi la totalidad del equipo brasileño Chapecoense, recibieron honores fúnebres por parte de la Fuerza Aérea colombiana.
El viceministro de Interior y de Policía de Bolivia, Pedro Villa dijo la víspera a The Associated Press que los fallecidos llegarán en la mañana del viernes a Santa Cruz, ciudad desde donde había despegado el avión accidentado.
En la noche del jueves fueron repatriados un ciudadano paraguayo y otro venezolano muertos también en el siniestro del avión de la empresa Lamia, con sede en Bolivia y a lo largo del viernes regresarán a Brasil medio centenar de cuerpos.
El gobierno brasileño puso tres aviones a disposición de las víctimas del Chapecoense mientras que varios periodistas fallecidos serán trasladados en un vuelo privado.
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El jueves, mientras los expertos investigaban las causas del siniestro, los cuerpos de las víctimas esperaban su repatriación cubiertos con sábanas blancas con el logotipo del humilde club de la ciudad de Chapecó, al sur de Brasil.
El equipo se dirigía a disputar contra el Atlético Nacional de Medellín el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, el más importante de su historia.
Las familias en Brasil esperaban la llegada de los féretros. «El lucro trae codicia», dijo en Chapecó Osmar Machado, padre del zaguero Filipe. «Por 30 kilómetros este avión puso fin a (la vida de) 71 personas», agregó.
La aeronave, que volaba en el límite de su autonomía, se desplomó unos cinco minutos antes de alcanzar su punto de destino. Todos los pasajeros murieron salvo seis.
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La Dirección General de Aeronáutica Civil boliviana anunció la suspensión de los permisos de vuelo de la aerolínea Lamia después de que la grabación de la conversación entre el piloto del avión accidentado y los controladores aéreos, además del testimonio de una azafata que sobrevivió, indicaran que el aparato se quedó sin combustible.
«No sabíamos de la existencia de la Lamia, no sabía que tenía autorización, no sabía que era una empresa con matricula boliviana, por eso hemos ordenado una profunda investigación», dijo el presidente boliviano Evo Morales el viernes.
El director de Lamia- el general jubilado Gustavo Vargas- fue piloto de Morales en 2006. El hijo de Vargas era hasta el jueves, cuando fue destituido, director del Registro Aeronáutico que aprobaba las matrículas de las compañías aéreas.
La empresa de chárters estaba especializada en transportar selecciones de fútbol a través del continente.
Una grabación de los últimos minutos del vuelo mostró cómo el piloto pidió insistentemente permiso para aterrizar por «problemas de combustible» sin lanzar un aviso oficial de socorro. La torre de control le explicó que otro avión, desviado por problemas mecánicos, estaba acercándose a la pista y tenía prioridad.
Las cajas negras, que contienen las conversaciones de la cabina y los datos del vuelo, se encuentran en Gran Bretaña para su estudio, informaron responsables de aviación británicos.
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