Hubo cuatro casos de espionaje chino contra Estados Unidos en las últimas tres semanas. Estos no se tratan de casos de ciberespías comunes y corrientes; se trata de casos de individuos que fueron atrapados, según se dice, por espiar en nombre de un régimen comunista, tal como sucedía en la Guerra Fría.
Tres de los casos involucran personas intentando robar tecnología nuclear. Otro involucra el robo de tecnología de punta para submarinos no tripulados.
El primer caso recibió la mayor atención. El 8 de abril, las fuerzas armadas de los EE.UU. celebraron la primera audiencia en el caso del Teniente Comandante Edward Chieh-Liang Lin, un inmigrante taiwanés que se desempeñaba como oficial militar estadounidense y que, mientras servía como “marino enlistado con entrenamiento nuclear” y experto en inteligencia de señales, estaba presuntamente espiando en nombre de Taiwán y China continental. Sólo cinco días después, un ciudadano chino, Fuyi “Fran” Sun, de 52 años, fue arrestado en Nueva York por intentar obtener fibra de carbono sensible utilizada en centrifugación nuclear. Sun habría dicho a los agentes encubiertos que trabajaba para el programa de misiles del régimen chino y que tenía lazos estrechos con las fuerzas armadas chinas.
Al día siguiente, el 14 de abril, otro individuo fue acusado de conspiración junto con una compañía estatal de energía nuclear china en Tennessee. Szuhsiung “Allen” Ho habría estado actuando en nombre de la compañía estatal para enviar materiales nucleares a China de forma ilegal.
Entonces, sólo siete días después, el 21 de abril, Amin Yu, de 53 años, fue acusado en Florida por “actuar como agente ilegal” para China y tratar de robar tecnología “delicada”, hasta para su utilización en vehículos submarinos no tripulados.
Si la situación fuera la opuesta y cuatro espías estadounidenses fueran atrapados espiando a otro país –especialmente si ocurriera en el curso de unas pocas semanas- se armaría un escándalo internacional. Pero con China, el mundo parece de alguna manera haberse insensibilizado ante su descarado uso del espionaje.
De hecho, sólo dos de los casos fueron ampliamente cubiertos por las fuentes de noticias de EE.UU.
El desafortunado hecho es que hay tantos casos de espionaje chino contra Estados Unidos –utilizando ambos: ciberataques y espías humanos- que comenzaron a mezclarse los unos con los otros.
El espionaje chino se volvió tan común que los casos perdieron la capacidad de asombrar a la gente. Ya nadie se sorprende, y tantos medios de noticias parecen pasarlos por alto.
Pero la importancia de estos casos no es menos significativa que cuando ocurrían durante la Guerra Fría, y la frecuencia de casos de espionaje provenientes de China no difiere mucho de la de aquellos tiempos.
El hecho es que mientras el uso de ciberataques por parte de China adquirió un papel protagónico, también tiene un sistema espionaje convencional muy grande– y los espías de ambos lados a menudo trabajan juntos.
Los dos departamentos de las fuerzas armadas chinas destinados a este tipo de espionaje son supervisados por el Departamento de Personal. Los ciberataques son conducidos por el Tercer Departamento, que maneja la inteligencia de señales; mientras que las operaciones de inteligencia humana son llevadas a cabo por su Segundo Departamento.
La Gran Época reportó previamente que el régimen chino tiene entre 250.000 y 300.000 soldados dedicados al ciberespionaje bajo el mando del Tercer Departamento. Su Segundo Departamento tiene entre 30.000 y 50.000 espías humanos trabajando en operaciones de encubierto. Las fuerzas armadas chinas también tienen más de 3.200 empresas militares de fachada que se dedican al robo en EE.UU. La información fue revelada por el ex director adjunto del FBI para el contraespionaje en un informe de 2010 de la Agencia de Defensa para la Reducción de Amenazas de los EE. UU.
Con estas cifras en mente, es importante señalar que incluso a pesar de que casos de espionaje chino (tanto de inteligencia de señales como inteligencia humana) son regularmente expuestos, los casos sacados a la luz son solo una gota en el océano comparados con la imagen más amplia de lo que está sucediendo.
También hay superposición entre la utilización por parte de China de ciberataques y espías humanos. Anteriormente, se informó a La Gran Época en una entrevista que los ciberespías chinos en ocasiones incluso lanzan ciberataques para cubrir los rastros de espías que trabajan de encubierto en las empresas y agencias estatales de EE.UU.
La lógica detrás del uso de operativos de inteligencia humana fue bien explicada en una entrevista con Jarett Kolthoff, presidente de la compañía de contrainteligencia cibernética, SpearTip, y ex agente especial de contrainteligencia del Ejército de EE.UU.
Koltoff dijo a La Gran Época que los espías chinos están interesados “primero en la cantidad, y luego en la calidad”, y que a menudo toman todo lo que pueden. Dijo que buscan el abordaje más efectivo para lograr su objetivo, y que “determinan que es mucho más fácil obtener la información a través de un bribón encubierto, o una persona de confianza encubierta que trabaje para alguien más”.
Dijo que mientras el espionaje humano subsista, los ciberespías lanzarán ataques como estratagema, ya que esto hace parecer que la información fue robada durante un ciberataque en vez de por una persona encubierta. Esto previene que la empresa o agencia busque al espía encubierto, con lo que Kolthoff observó: “es muy, muy efectivo”.
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